El loto de los Wen

Familia feliz.

Han pasado tres años, los esposos Wen se han reconciliado con la vida dejando atrás los rencores, se dedican de lleno a su familia cultivando todo el amor perdido del pasado y qué trajo mucho dolor, dolor que con el tiempo fue sanando, ya no duelen tanto y son más fáciles de sobreponerse a ellas.

El líder Wen y con ayuda de todos sus hermanos construyeron un enorme jardín con muchas flores y árboles qué en un principio fue alimentado con el poder espiritual de los cultivadores y gracias a eso pudo sobrevivir en un lugar tan árido y caluroso, pero se excedieron ya que el Jardín parece más un pedazo de bosque en uno de los enormes patios de la secta, dónde comparte la mayor parte del tiempo con su pequeño hijo qué se ha vuelto un niño muy activo, qué le gusta jugar y correr entre tantas flores y pequeños animalitos como conejos que han sido colocado en aquel hábitat. En el centro de aquel lugar encontramos un estanque de loto en el cual también pueden sumergirse para nadar y jugar. Sí, el jade es feliz, se siente libre y realizado. Su sueño de estar junto a su familia sin que nadie se interponga, es lo que mantiene a su alma en paz.

- hermano... - dice Meng Yao - he venido para hacerte compañía ya que mi hermano está muy ocupado revisando unos papeles en su estudio, no creo que pueda venir en un rato más.

- ¡A'yao! - sonríe el jade - siempre es un gusto tu grata compañía - le sirve un té.

JingYi se encuentra ajeno a los adultos ya que un niño de 3 años está más interesado en jugar ¡¿y que mejor que tratar de atrapar a un conejo que se le cruzó en el camino?!

- es bueno ver qué mi sobrino esta creciendo sano y que es muy feliz - dice Meng Yao con sinceridad.

- esta vez nada ni nadie lo atormentará y lastimara, no en esta vida - dice el jade con una suave sonrisa en su rostro y sin dejar de mirar a su retoño.

JingYi al convertirse en un bebé olvidó toda su vida por completo, teniendo así la oportunidad de crecer nuevamente con el cuidado y el amor de sus padres, hermana y tíos. Ya no hay malos tratos ni agresión de ningún tipo, el pequeño ya no tiene pesares en su pequeña alma.

A'yuan se ha convertido en la hermana más consentidora, le encanta mimar a su pequeño hermano y pobre del que lo moleste o haga llorar, ella se encargará de castigarlos severamente y limpiará las lágrimas del pequeño siempre. A'yuan prácticamente se autodenominó su segunda madre.

A pesar de que es historia, Wen ZhuoCheng sigue considerando a los Jiang como completos extraños, jamás formo parte de esa familia, menos ahora. Por su parte el jade no presiona a su esposo para una posible reconciliación con sus padres, él lo entiende, puesto que QingHenJun intento imponer su autoridad exigiéndole que le quite los niños al Wen y que se separe de él por el solo hecho se considerarlo alguien desleal con los Jiang y que no es un buen ejemplo como padre. Entonces este tema los llevo a una fuerte discusión, además fue con un Wen con quien se caso, no con un Jiang, por lo tanto nadie tiene derecho a intervenir, ya no mas. Si tiene que elegir entre su hermano, padre y su pequeño mundo, el jade es mas que feliz con su pequeño mundo.

A'yuan no se ve afectada por la ausencia de sus abuelos, ella creció sin ellos por lo tanto no añora algo que jamás tuvo y considera que no necesita. A'yuan a su familia, con los que creció, sus tíos, sus padres y su pequeño hermano, se conforma solo con ellos. Por lo tanto, no le temblara la mano para castigar a cualquiera que se interponga entre quienes ama. No tolera a QingHenJun por tratar de hacer que sus padres se separen, para ella es un extraño que cree tener algún tipo de derechos y molesta la joven casi le dio de latigazos de no ser por su madre que la detuvo y le hizo entender que no era necesario castigarlo.

Los meses pasan y un nuevo acontecimiento tiene de cabeza a Wen ZhuoCheng.

Todos están en el comedor comiendo en absoluto silencio, incluso el líder Nie, su esposa e hijo están de visitas. Nadie quiere decir palabra alguna para no irritar al líder Wen ya más de lo que esta.