40 - Kaigaku, un guardaespaldas

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Entre las varias maneras posibles para poder entretenerme elegí la de hacer ramos, generalmente cuando lo hago el tiempo pasa más rápido, pues necesito concentrarme mucho y además de que me entretiene

Tomé unos lirios, unos narcisos, claveles, rosas, azucenas y por último una flor mariposa. Decidí que este será un ramo más elegante

Comenzé por agarrar una vasija que me regaló Gyokko y colocarlo en el centro de la mesa. Tomé los narcisos y fueron los primeros que puse allí, y luego fui poniendo las demás de mayor a menor tamaño, quedando al final las flores mariposa.

Sin embargo, creo que le falta algo, sí, pondré en medio una flor alta y que resalte. Rebusqué entre mis gavetas hasta que fui a dar con una, justo como la quería. Un geranio que llama mucho la atención

Y así quedó, perfecto

Lo dejé delicadamente a un lado de mi escritorio, y fácilmente así se me fue volando una hora, aunque sinceramente esperé que serían más...

Bueno, buscaré a...alguien, alguien que no tenga nada que hacer. Aunque ahora que lo pienso un poco, es algo egoísta de mi parte siempre estar molestándoles cuando estoy aburrida, deben de estar ocupados

" Bueno...supongo que...em, iré a... "

Pensé en salir de la fortaleza a recoger algunas flores o algo, pero seguro papá haría que alguien fuera conmigo, osea molestaría a alguien para que solo me vigilara. Otra opción echada a la basura...

Saldré a caminar un poco, igual se me ocurre algo

Me levanté de la silla y caminé con vagancia a la puerta. Allí giré el pomo y la abrí, solo para sorprenderme y levantar la mirada

-- ¿Kaigaku? -- no me esperé que hubiera alguien allí, mucho menos él

Me veía con su típica expresión de enojado -- Hasta que al fin sales fea -- tomó con una mano mi cachete y lo empezó a jalar un poco para molestarme -- Te he estado llamando desde hace rato, ¿se puede saber qué hacías? --

-- Auch auch -- puse mis manos sobre la suya e intenté hacer que me suelte -- Edo duelde --

Sin embargo él sacudió mi mejilla -- Respóndeme --

-- Edtaba pendando -- intenté remover su mano en un inútil intento

-- ¿En qué? -- siguió insistiendo

Y se me ocurrió una gran idea para molestarlo -- ¿Pod qué quieded dabedlo? Eded didmodo -- no creo que se halla entendido bien, pero al parecer Kaigaku sí lo descifró

-- ¿¡Qué me dijiste!? -- tomó mis ambas mejillas y las zarandeó -- ¡Venga, repítelo! --

Con algunas lagrimitas en mis ojos respondí como pude, pues menos se me podría entender -- ¡Duéldame! ¡De veldad duelde! --

Él chasqueó la lengua y por fin me soltó. Me aparté un poco y sobé mis rojas y adoloridas mejillas

-- Te dije chismoso -- hablé bajito

Se acercó más a mí enojado -- ¿¡Y se puede saber por qué!? --

Cruzé mis brazos e hize una torpe expresión de molestia -- No tienes que saber en qué pienso -- mi yo interior sonrió como si hubiera ganado una competencia

Flor de Diamante ─ Genya ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora