3 - Aria

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3 meses después
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-- Nakime, cuida de la bebé mientras no estoy, si tienes algún problema pronto vendrá Douma -- dió la vuelta antes de irse -- Sin más te la encargo -- dicho eso se marchó

Ella con solamente un toque de su biwa, hizo que la pequeña le saliera delante. La bebé no sabía aún caminar así que calló al suelo, sin embargo gateó hasta la mujer que tenía enfrente y se quedó observándola por unos segundos. Se vió decidida a romper el hielo sonríendole y abrazándola por su pierna.

Esto la dejó confusa, aunque su amo no le contó mucho sobre el retoño ya se imaginaba la razón de verlo tan calmado estos días. Antes de darse cuenta había subido la vista hasta ver el único ojo que poseía, esta apartó un poco a la niña pensando que se asustaría pero había vuelto a reír y la abrazó nuevamente.

Pasó el rato abrazándola hasta que llegó un demonio de pelo rosado. Él pasó caminando aunque volteó a Nakime.

-- Oye, sabes dónde está Muzan-sama -- negó con la cabeza -- Vale vendré más tarde -- miró de reojo al humano -- Te dejaré comer --

Estaba listo para irse pero lo detuvo un ligero peso en su pie izquierdo.

-- ¿Ah? -- mirando abajo, se encontró en la situación de tener al bebé en su pierna -- Quita esto -- sacudió su pierna pero al sonar un biwa regresó al lado de la pelinegra

-- Es la niña de la que cuida Muzan-sama -- el demonio la miró extrañado

-- ¿Muzan-sama cuidando de una niña? ¿humana? -- bufó boquiabierto -- No me jodas --

Al otro segundo volvió a sentir ese peso.

-- Niña -- movió levemente su extremidad pero no parecía que ella quisiera zafarse -- Ah... -- se agachó y la apartó lentamente -- Quédate aquí -- ella rió e intentó ponerse de pie pero falló cayendo al suelo

Estando al borde de las lágrimas la alzaron -- Escúchame, yo no me enfrento con mujeres -- la sentó en el suelo -- Pero si lo que quieres es aprender a caminar -- tenía su vista fija -- ¡Venga te enseñaré! -- gritó sorprendiendo a Nakime

La aguantó por su antebrazo y le estiró sus piernas. Empezó a contar mientras hacía que diera pequeños pasos. Akaza había sentido pena por verla tan débil así que la ayudó

Nakime veía de reojo como ambos jugaban, un poco bobo el juego. Pero funcionó, la bebé poco a poco caminaba.

Cierto rubio de ojos irisados apareció de repente -- ¡Lo siento chica biwa! ¡Tuve unos asuntos pendientes y-! -- se detuvo cuando vió al rudo y serio de Akaza jugando -- ¡Ohhh! ¡Qué ven mis dichosos ojos! ¡Akaza-dono! -- se acercó con una gran sonrisa a él -- ¿Cómo estás mi mejor amigo? -- dijo en voz alta y como siempre le había enfurecido, pensó que estaba burlándose de él. Lo que causó que le volaran la cabeza

-- ¿Tata? -- la pequeña tocó la pierna de Douma al verlo sin cabeza -- ¡Tata! -- jaló sorprendida su pantalón y comenzó a llorar repitiendo una vez el nombre "Tata"

La cabeza evidentemente se regeneraría rápido por lo que sin esperar más la abrazó -- ¡No, no llores! -- la subió hasta su rostro -- ¡Estoy aquí! ¿Ves? -- ella levantó la vista y lo observó nuevamente, pero para confirmar si era él agarró su rostro y después sonrió -- ¡Ohhh! ¡Qué tierna! ¡Seguro se espantó de nuestro saludo Akaza-dono! --

El nombrado bufó ante sus palabras -- Me voy -- de un paso despareció del lugar

-- Oh... -- un suspiró abandonó sus labios -- ¡Bueno no importa pequeñita! -- le acarició la naríz

Flor de Diamante ─ Genya ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora