En el camino hacia el pueblo estaba algo miedosa. No solo porque habrían varias personas, sino más por el hecho de que me reuniría con Genya, osea, somos pareja y todo, y por eso me da más penita de lo que debería.
No paraba de mirar a los lados, y estaba increíblemente sensible a cualquier sonido. Se me notaba demasiado paranoica, y es verdad, estaba muy pero muy nerviosa. Sí, sé que he repetido varias veces lo mismo...
De acuerdo a lo que escuché, la villa queda atravesando un bosque, el que ahora está frente mío. Así que bueno, no queda otra opción. Atravesando este, me encontré una pequeña manada de conejos, aquellos que ví con Genya en nuestra primera misión
" ¡Qué lindos! ¡Igual me dejan acercarme, déjame echar un vistazo! " estos estaban comiendo algo de césped. Aún no se habían percatado de mi presencia. Pensé en cómo sería mejor acercarse, pues tomándolos por sorpresa no serviría de nada, se espantarían al momento. Así que decidí ir caminando lentamente, paso por paso. Hasta quedar a unos dos metros del conejo más cercano.
Me agaché y tomé unas flores cerca mío para extendérselas -- Ven conejito conejito~ -- dije de manera baja y suave
Este se volteó levantando sus orejas alertado por el ruido que hice. Sin embargo, al ver que tenía unas flores en mi mano, se acercó con lentitud, precavido de si yo hacía algún movimiento. Evidentemente yo me mantuve tiesa como piedra para no asustarle, hasta que plantó su pequeña boquita en mi mano y comenzó a devorar aquella flor que pareció gustarle
En ese momento me sentí felíz y orgullosa de mí misma. Me estaba abriendo un poco más, dejando un poco de lado mi timidez y temor ante ciertas cosas. Saliendo un poco de la fortaleza me siento algo libre. Aunque aún los humanos me siguen dando el mismo miedo, por algo se empieza
-- ¿Mhm? ¿Cómo lo haces? -- dijo una voz masculina a mi lado, alguien de quien aún yo no me había dado cuenta -- ¿Cómo...haces que no huyan? -- alzé la mirada temblando, hasta encontrarme con unos ojos color menta viéndome fijamente
-- Ah...eh...e-eh...a-ah... -- tartamudié sin sentido alguno
-- Enséñame -- aquel chico se agachó a mi lado, quien parecía tener más o menos la misma edad que yo -- Dime cómo hacer para que no huyan de mí -- aquel chico de cabellos negros largos de puntas color menta poseía un semblante calmado, tal vez inquebrantable. Pero sin duda es algo raro, salió de la nada para preguntarme algo sobre los conejos
-- E-em...bu-bueno... -- miré hacia el animalito, quien estaba alerta debido a la presencia del chico -- S-supongo...que debes tratarlos de una dulce y...tranquila forma --
Él quedó viendo en silencio al conejo al que le estaba dando de comer, muy pero muy fijamente. Hasta que de repente alza su mirada a mí -- ¡Da más detalles! -- dijo en alta voz haciéndome pegar un salto del susto
Tomé al conejo en mis manos y lo abracé, mientras ambos temblábamos -- E-eh...¡p-prueba con este primero! -- le extendí al pequeño que al momento se sobresaltó y agitó su cuerpo en busca de huir de mi agarre
La mano del chico se acercó al conejo, quien temía por su vida. Si bien no parecía peligroso sí que era bastante raro, y eso a cualquiera lo espanta, incluso al pobre conejito. Pero para nuestra sorpresa, aunque sinceramente no se qué esperábamos, este tocó con suavidad la cabeza del animal disfrutando de su mullido pelaje. Esto hizo que el conejo y yo eventualmente nos fuéramos tranquilizando, confiando un poco más en este extraño.
-- ¿Cómo te llamas? -- le pregunté ya cuando la situación me dejó de parecer tensa
Sin despegar su mirada del animal respondió -- Muichiro Tokito --
ESTÁS LEYENDO
Flor de Diamante ─ Genya Shinazugawa
RomanceSi solo hubiera estado ese día, todo no habría pasado. Hubiera evitado aquella tragedia. Con tal de saciar tanta rabia, la mataría. Era evidente que no le sería útil, sacrificarla no la traería de vuelta No sabría que al final recurriría a ella para...