Epílogo

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Nota: AHHH, no les voy a mentir, se me olvidó que me faltaba el epílogo, jajaja, lo lamento. Espero que lo disfruten, aunque haya llegado tardísimo.

Estoy pensando en hacer dos o tres especiales en esta historia, me gustaría mostrar un poquito más a la familia, sobre todo a nuestros preciosos retoños, jajaja, ¿quieren ver a Aika y Shinki siendo hermanos mayores?

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Epílogo: Siempre fue amor

El país del océano era uno de los más grandes de todas las naciones, pero al estar compuesto básicamente sólo por islas, era difícil que los avances tecnológicos y otro tipo de cosas llegaran ahí, aun así, ya tenían teléfono, así que la señora Kanade ahora estaba charlando con la castaña. Había asistido a su boda hace un par de meses, junto a su nieto y otras personas del pueblo, todos apreciaban y querían mucho a Matsuri, sentían un poco de tristeza al saber que ella ya no regresaría a vivir ahí, pero a la vez estaban felices de verla junto a su verdadero amor y a su familia.

—¿Cómo está Matsuri? Dígame —insistía Ittetsu, que estaba pegado junto a la anciana, tratando de oír lo que la castaña decía del otro lado, pero no había caso, no podía escuchar nada.

—Ittetsu-san, por favor —se quejaba la mujer, intentando apartarlo.

El hombre se cruzó de brazos y soltó un suspiro.

—Oh, ¿ya falta poco para que nazca tu bebé? ¡Me encantaría conocerlo más adelante! —exclamó Kanade con emoción, mientras su nieto sonreía al escuchar las buenas nuevas, pero Ittetsu frunció el ceño.

—Tsk —chasqueó la lengua—. Maldito Kazekage, no pierde el tiempo —pensó, no podía evitar sentir envidia de ese hombre, habría dado todo para que Matsuri fuese ahora su esposa y ese hijo fuese suyo, era una lástima, pero tendría que aprender a vivir con eso.

A diferencia de los demás habitantes del pueblo, él no había asistido a la boda de Matsuri, que se celebró hace unos cinco meses atrás, no se creyó capaz de soportar el verla casarse con Gaara, sentía que, si estaba ahí, se pondría a gritar en mitad de la ceremonia lo mucho que se oponía a esa unión; ya había interferido demasiado en la felicidad de Matsuri, por eso, prefirió quedarse aparte esta vez.

—Te deseo que tu parto vaya muy bien, pequeña, espero que ahora cuentes con la mejor atención —continuó hablando la anciana, ya que había recordado que fue ella quien asistió el nacimiento de Aika y las complicaciones que tuvo Matsuri aquella vez, había estado a punto de morir y esa no era una buena memoria para ella ni para nadie.

Ittetsu también recordó aquello con las últimas palabras de Kanade, por un momento se sintió abrumado, pero luego dibujó una sonrisa en sus labios.

Me alegra que ahora ya no esté sola, aunque lo deteste, el tener a la persona que ama a su lado la hará más fuerte —se dijo en su mente, ligeramente satisfecho con que su amada fuese feliz.

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Con mucho cuidado, la esposa del Kazekage dejó las flores sobre la lápida de aquella tumba, la cual llevaba grabado el nombre de Aoi, la primera esposa de su amado Gaara.

—Aoi-san —habló, pasando su mano sobre las letras talladas en la piedra—. Espero que estés muy bien ahí, donde quiera que descanses ahora... —murmuró, esbozando una suave sonrisa—. Sé que no nos llevábamos muy bien, pero quisiera agradecerte que le hayas dicho a Gaara la verdad sobre mí —cerró sus ojos y acarició su vientre abultado—. Sé lo difícil que debió ser para ti el dejarme a su lado y al lado de Shinki-kun, pero cuidaré bien de ambos, lo prometo.

Nunca Hubo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora