Extra 1

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Hola, hola, yo les había prometido que habría un par de extras muy pequeños en esta historia, en total serán cuatro, ¿por qué? Pues porque quiero y puedo, jajaja. Les aclaro que estos serán drabbles o viñetas sobre ciertas situaciones que pude haber dejado de lado en la historia principal, más que nada. 

Espero que los disfruten.

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Padre

A pesar de que esta no era la primera vez que veía nacer a un hijo, Gaara no podía dejar de sentirse fascinado mientras observaba dormir a su pequeño bebé. Haruki era muy parecido a él, sus mechones de cabello rojo y el color de sus ojos cuando estaba despierto lo confirmaban, no podía dejar de maravillarse ante la idea de que ese diminuto ser llevaba una parte suya y una parte de Matsuri, su Matsuri.

Mientras sus ojos se perdían en la visión del pecho de su hijo, que subía y bajaba acompasadamente, no pudo evitar acordarse de cuando sostuvo a Shinki entre sus brazos por primera vez. Incluso si en ese momento se sentía devastado por creer que había perdido a Matsuri para siempre, la calidez que llenó su corazón no se podía expresar con nada, después de haber sido llamado un monstruo, era casi contradictorio pensar que él pudiera tener ese tipo de emociones, pero ahí estaba, derritiéndose por un pedacito de su ser.

El balbuceo de Haruki lo sacó de sus pensamientos, había despertado y parecía que tenía ganas de llorar. Era de noche, su bebé apenas tenía unas semanas de vida, pero él solía vigilar su sueño como un guardián, aprovechando su –todavía– incapacidad para dormir correctamente, fue así que no tardó en levantarlo entre sus brazos para mecerlo, evitando que su llanto despertara a toda la casa.

—Hey —le habló en voz baja, en un tono inusualmente suave y tranquilo—. Vuelve a dormir, pequeño, o despertarás a tu madre y a tus hermanos.

Los quejidos del bebé se fueron haciendo menos fuertes, aunque sus ojos estaban ampliamente abiertos, recibiendo un poco de luz lunar sobre su rostro, así que podía apreciarse su color aguamarina.

—Eso es, muy bien... —murmuró, notando que Haruki volvía a quedarse lentamente dormido.

Lo meció un momento más y al comprobar que ya estaba de nuevo en un sueño profundo, lo recostó dentro de su cuna de madera y lo arropó.

—¿Gaara...? —la voz suave de Matsuri, aun adormilada, lo hizo voltear a verla, ella estaba en la cama, pero se sentó cuando notó que él no—. ¿Sigues despierto? ¿Está todo bien?

El pelirrojo asintió con la cabeza.

—Sí, sólo vigilaba el sueño de Haru —explicó, dando pasos suaves y nada sonoros hacia la cama, donde se sentó, justo al lado de su esposa—. Vuelve a dormir, amor, es muy tarde.

En lugar de hacerle caso, Matsuri se acercó un poco más a él lo abrazó.

—Ven a acostarte conmigo, hace frío —se quejó la castaña, el cuerpo de Gaara estaba cálido, debía ser porque estaba completamente vestido—. Además, también tienes que descansar.

—Está bien —respondió el Kazekage, dándole un pequeño beso sobre la cabeza a su mujer, para luego deshacer el abrazo y ponerse de pie. Se quitó la gabardina y las sandalias de su uniforme ninja y también la camiseta de maya que usaba debajo, quedando sólo con los pantalones, entonces se metió bajo las sábanas y abrazó a Matsuri, quien no dudó en recostar su cabeza sobre el pecho de su marido—. Duerme nuevamente, necesitas descansar mucho para recuperar fuerzas después del parto.

—Ya sé, aunque me siento bien —aseguró la mujer, abrazándolo un poco más fuerte, amaba sentir la piel de su esposo junto a ella.

—Cuando estés completamente recuperada no dudaré en hacerte mía —murmuró Gaara a su oído, haciéndola sonrojarse, no podía evitarlo.

—Pervertido —contestó Matsuri, cerrando sus ojos mientras sonreía.

Gaara no dijo nada, simplemente volvió a mirar a su bebé en la cuna, que ya no parecía perturbado para nada. Hace un par de años atrás, jamás se hubiera imaginado a sí mismo en esta situación, había tenido un pésimo ejemplo como padre, pero ahora él quería dar lo mejor por sus tres hijos (y los que fueran a venir, si se daba el caso), no pensaba seguir los pasos del cuarto Kazekage, él era alguien diferente, alguien mucho mejor.

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El siguiente extra se titula "Hermanos" y veremos a nuestros niños de la arena haciendo de las suyas, jeje.

Nunca Hubo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora