Advertencias del capítulo: Lemon muy cursi, jajaja.
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Suspiros y gemidos eran los únicos sonidos que llenaban esa habitación, y aunque ambos estaban tratando de ser lo menos ruidosos posible, no les salía del todo bien, pues no eran capaces de contenerse. Los besos se volvían cada vez más apasionados, fogosos y hambrientos, al igual que las caricias.
—Gaara... —logró articular Matsuri, con la voz agitada y casi destrozada por la excitación. Él se separó unos cuantos centímetros, sólo para mirarla, aunque su respiración era igual de irregular—. N-no deberíamos hacer esto... Aika puede escuchar —dijo avergonzada. Pudo sentir perfectamente el momento en que el Kazekage se acomodaba entre sus piernas, dejándole sentir su dura erección, la cual le hizo morderse el labio.
Al escuchar su excusa, Gaara se le acercó lentamente, dibujando una sonrisa perversa en sus labios.
—Entonces no hagas ruido —susurró, repartiendo suaves besos sobre su cuello.
Matsuri cerró los ojos, podía sentir lo húmeda que estaba, él no le tenía ni un poco de compasión. Fue ahí que pensó que lo mejor era mandar todo al carajo, ella se moría de ganas por estar con su amado, por hacer el amor con él sin ningún miedo ni duda de por medio.
—No me hagas gritar entonces —respondió la chica, acunando su rostro para besarlo en los labios, a lo que él correspondió sin dudarlo, introduciendo la lengua en su boca. El sabor de los besos de Matsuri era su favorito en el mundo, al igual que el tacto de sus manos.
Los dedos de ella se deslizaron suavemente sobre la piel de la espalda masculina, podía sentir su calidez bajo las yemas, bajo las palmas también, él suspiraba y gruñía ante cada caricia, sobre todo, cuando ella movía sus caderas contra él, poniéndolo más duro. Gaara apoyó una de sus manos sobre el colchón, mientras la otra subía por la pierna de su amante, dibujando su forma con lentitud. Podía notar que ella temblaba y se reprimía de alzar la voz, soltando jadeos entre los besos que él le daba.
Gaara se arrodilló sobre la cama y se quitó la camiseta de maya que aún traía puesta, ya que la túnica había sido arrojada por Matsuri desde que entraron a la habitación. Su torso desnudo siempre era un deleite para la mujer, que no podía apartar sus ojos negros de él, incluso con la luz apagada, con el suave reflejo de la luna que se colaba por la ventana.
Ella se sentó para poder alcanzarlo, besando su pecho como si se tratara de un preciado tesoro —Me encantas, Gaara —confesó, incrédula ante lo que tenía frente a ella. El pelirrojo cerró sus ojos, disfrutando de esas caricias y besos, era como si le quemaran la piel, como si su cuerpo se encendiera más con cada toque y cada roce.
—Matsuri... —él no pudo evitar dejar salir un ronco gemido cuando la mano de la chica alcanzó a delinear la tela de su pantalón, desde hace rato se sentía muy presionado allá abajo, así que el alivio llegó en cuanto la chica le abrió la bragueta. Sus dedos cálidos palparon sobre la zona abultada, lo hacía lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo, como si nada más importara—. No me tortures —reclamó el hombre, pero ella no lo escuchó, sus toques seguían siendo delicados.
Él abrió sus ojos cuando Matsuri besó su cuello, con la mirada buscó el borde de la blusa que llevaba puesta la castaña y la cogió con las manos, jalándola hacia arriba, para sacársela por la cabeza, obligando a Matsuri a levantar los brazos y a dejar de tocarlo. Observó sus senos atrapados entre la tela del sostén, lo que le sacó una sonrisa lujuriosa.
—Ahora eres toda mía —murmuró, besándola en los labios, sin dejarla responder. Su mano derecha hizo contacto con el broche del sujetador y lo desprendió sin mucho esfuerzo, aflojando la prenda, cuyos tirantes cayeron por los hombros blancos de la joven. Abandonó los labios de Matsuri y besó sus hombros, mientras terminaba de quitarle aquella molesta barrera de tela, liberando sus senos.
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Nunca Hubo Amor
RomanceGaara se ha enamorado de una kunoichi de otra aldea, pero las cosas no resultan como él quería y acaba sufriendo por el desamor. Matsuri, quién siempre lo ha amado, hará todo lo posible por curar su dolor, sin importarle salir lastimada en el proces...