Amor

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La primera vez que Matsuri había besado a Gaara, fue también la primera vez que ella pudo sentir como si su cuerpo flotara entre nubes, ella era una joven totalmente inexperta, inocente de todo placer carnal, pero siempre lo había amado, desde el día en que lo conoció, siempre lo había deseado. Habían pasado años ya, pero ella seguía sintiendo lo mismo al tener los labios del Kazekage sobre los suyos, al experimentar la sensación de sus manos sobre su cuerpo, nada había cambiado, sus sentimientos por él continuaban intactos, justo como cuando lo conoció.

—Gaara-sensei... —murmuró, cortando el beso para poder hablar, pero apenas separándose lo suficiente—. Gaara-sensei, por favor, dime que no estoy soñando.

El Kazekage sonrió, no podía creer todo lo que esa chica provocaba en él, la forma en que solamente su voz le hacía temblar.

—No es ningún sueño —respondió, acunando el rostro de la castaña entre sus manos—. Yo te amo, Matsuri, te he amado desde hace años, desde siempre... —observando el brillo de los ojos de la chica, él decidió continuar, ya no quería callarse todo nunca más, quería que ella supiera lo que sentía—. Sé que fui un idiota por nunca decírtelo, estaba confundido y era orgulloso, no quería reconocer lo que sentía por ti, pero siempre te quise, desde que eras mi alumna.

Matsuri se sorprendió, ella no esperaba una confesión de ese calibre, creía que él diría que sus sentimientos comenzaron a desarrollarse mucho después, no al mismo tiempo que los de ella.

—Yo me enamoré de ti desde el día en que me rescataste —dijo Matsuri, al mismo tiempo que lo abrazaba y escondía su rostro en el pecho del más alto—. Siempre quise estar a tu lado, Gaara-sensei, pero nunca lo creí posible.

Gaara no contestó nada, solamente la mantuvo abrazada durante un tiempo, jamás había sido bueno con las palabras y creía que era mejor demostrar las cosas con hechos.

—Perdóname por todo —finalmente habló, disfrutando de la sensación de tenerla entre sus brazos—. Perdón por callar lo que sentía, si te lo hubiese dicho, tal vez habrías confiado en mí, me habrías dicho sobre tu embarazo y pudimos hacer todo distinto, pero yo jamás te di seguridad —Matsuri lo miró fijamente, intentó callarlo, pero él no se dejó, simplemente le indicó con la expresión de su rostro que aún necesitaba decirle muchas cosas—. Matsuri, yo habría dado lo que fuera para estar contigo, si tan solo hubiese sabido sobre Aika en ese entonces.

La castaña bajó la mirada, no sabía si sentirse culpable o qué, todo aquello no era más que una enorme bola de nieve de malas decisiones que ambos habían tomado, no sólo Gaara, sino que ella también se había equivocado, desde el momento en que permitió que su relación fuera "libre", hasta el instante en que decidió no decirle sobre su embarazo.

—Eso ya no importa, Gaara-sensei... —respondió la chica, volviendo a abrazarlo una vez más, por todo el tiempo que no pudo sentir su calor y no pudo reconfortarse a su lado.

En ese momento, él se dio cuenta de un detalle importante, por el cual, frunció el ceño.

—No me llames de ese modo —refunfuñó. Matsuri lo miró confusa, así que él agregó—. No me digas "Gaara-sensei", sólo dime Gaara.

—¿Eh? —sin saber por qué, ella se puso totalmente roja, hasta ahora, desde siempre, él había sido Gaara-sensei, nunca pensó en llamarlo sólo por su nombre, eso tenía que ser una osadía muy grande para cualquiera que no fuese cercano a él; aunque ellos eran mucho más que sólo cercanos.

El Kazekage rompió el abrazo, mirándola con la misma expresión de reproche de hasta hace unos momentos, para tomar las dos manos de la menor entre las suyas, entrelazando sus dedos.

Nunca Hubo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora