Acto 7

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—Mío-san... Gracias por todo.

Finalmente, por una fracción de segundo, Takamiya Mío pudo ver a través de los ojos de su hijo a su amado Shinji quien se despedía de ella. Su alma ya no estaba ligada a Shidou y no importaba cuanto buscara, él ya no existía más en este mundo. Su misión había fracasado.

Reine, su clon, cayó al suelo sin poder dejar de llorar ante lo que había presenciado. Solo hasta ese momento Mío le permitió ver lo que sucedía y su corazón también se quebró ante la despedía del hombre que amó. La ira en el espíritu de origen aumentó, pero antes de poder hacer algo encontra de su progenitor fue detenida por Reine quien había accedido a su vestido astral.

—¡No lo hagas! —gritó con desesperación Reine mientras sostenía a su verdadero yo—. ¡Deja a Shin en paz!

Mío no podía creer lo que su clon hacía. ¿Acaso no se daba cuenta de que habían perdido para siempre al hombre que ambas amaban?

—No... No dejaré que lo lastimes—declaró la dueña del osito mientras sentía como su fuerza se desvanecía—. No dejaré que me quites a Shin...

—¡Tú! ¿Acaso...?

—¡Rasiel! ¡Michael! ¡Haniel!

Ambas mujeres voltearon a ver a Shidou quien había convocado tres ángeles. La cantidad de Reiryouko que emanaba era enorme y fue entonces que pudo en la mano derecha de Shidou una pistola de perdigón antigua perteneciente al ángel conocido como [Nightmare].

—¡Zafkiel! —gritó Shidou permitiendo crear un clon suyo y demostrando una mejor capacidad a la hora de usar su poder en el ángel del tiempo—. Ayúdame, oh sagrado ángel.

Desde una sombra apareció otro cuerpo igual al de él. Esta era una de las habilidades de Kurumi, pero la había llevado al extremo usado el conocimiento que Rasiel le permitía en ese momento. Si su teoría era correcta, aquel Shidou sería capaz de hablar con Mío de forma adecuada.

—Michael, préstame tu poder—anunció él antes de usar el poder del ángel de Mukuro para llevarlos lejos de su hogar hasta una playa al otro extremo del mundo.

Mío quedó impresionada por las habilidades de Shidou. No había esperado un avance en tan poco tiempo, pero considerando los eventos que habían sucedido junto a las pesadillas recurrentes que lo atormentaban, era obvio que un día sobrepasaría su propio límite el cual era su manera de ser.

—¿Mío? ¿Eres tú?

Los ojos de Mío como de Reine se llenaron con lágrimas al escuchar esa voz nuevamente. El Shidou que estaba frente a ellas junto al suyo no era solo un clon, era el propio Takamiya Shinji quien estaba atónito por lo que presenciaba.

—¿Shinji? ¿Eres Shinji? —preguntó Mío con temor de que solo fuera una simple ilusión—. ¡Responde!

El clon de Shidou caminó hasta el espíritu de origen y la tomó de la cintura de una manera que ni siquiera el verdadero Shidou Itsuka haría. Ambos se miraron por unos momentos sintiendo la brisa del mar y escuchando las olas romper en la playa. Acercaron sus labios poco a poco hasta unirlos encontrando la respuesta que necesitaban.

—Shinji...

—Es bueno verte de nuevo, Mío.

—Te he esperado toda una vida...

—Lamento haberme ido—respondió él notando entonces a Reine quien se había alejado hasta estar junto a Shidou—. Ella es...

—Es un clon mío el cual tenía una misión que ya ha terminado—explicó el espíritu de origen mientras notaba la mirada triste que su clon poseía. Hasta ahora no recordaba verla así, al menos no de una manera tan expresiva como ahora.

Shinji sintió curiosidad y se acercó hasta llegar con Reine. Al verla notó un rostro lleno de temor y alegría. Temor porque su misión en este mundo había concluido; y alegría porque podía verlo una vez más antes de tener que dormir para siempre. Sus ojos luego se posaron en su reencarnación, notó lo mucho que había madurado gracias a las chicas, pero sentía lástima por lo que sucedió con ellas.

No podía hacer mucho por ellos, pero había algo en su mente que le indicaba que debía hacer un esfuerzo para ayudar a todos. Al nacer de su reencarnación tenía acceso a los mismos ángeles sellados en él y por lógica también buscó la ayuda de Rasiel. Ambos chicos se miraron por un momento antes de empezar a usar el poder del ángel en forma de libro.

Las dos mujeres miraban curiosas la escena y fue entonces que ambos detuvieron su búsqueda. Había un dicho que dice: dos cabezas piensan mejor que una sola. Tal frase era correcta y finalmente encontraron lo que necesitaban.

—Reine—llamó Shinji a la otra Mío quien se acercó a él—. Tu corazón hace tiempo que dejó de amarme...

—Y-Yo...

—No pasa nada, fue toda una vida solitaria y tú necesitabas encontrar a alguien que te amara de la misma forma que yo lo hice... Aunque es raro que te hayas enamorado de mi reencarnación, lo entiendo perfectamente.

Mío estaba sorprendida por lo que escuchó. Ya se daba una idea desde el momento que ella intervino al tratar de hacerle daño a Shidou, pero lo que más le sorprendía era la manera en que su amado Shinji lo aceptaba. 

—Sí deseas estar con Shidou, lucha por ello—expresó Shinji con alegría y orgullo mientras ponía una mano en el hombro del espíritu—. Sé que serás feliz con él.

—Y-Yo... No puedo, estoy ligada a...

—Espera, Reine-san—ahora intervino Shidou tomando las manos de la mujer de ojos azules—. Hay una forma, es el mismo método de sellado, pero se requiere que ambas almas se conecten para evitar desaparecer al no contar con tu Sephira. 

—Shin... Eso no...

—Funcionará, estoy seguro—el entusiasmo en Shidou crecía y la confianza nacía en Reine—. No quiero perder a Reine-san.

Esas simples palabras llenas de amor le otorgaron la confianza le faltaba a Reine. Los dos entrelazaron sus manos y acercaron de manera lenta sus labios. Había dudas, pero el sentimiento que nacía desde su corazón era lo único que necesitaban para seguir. Tan pronto sus labios se conectaron una torrente de energía espiritual recorrió el cuerpo del joven Itsuka mientras todo a su alrededor comenzaban a brillar.

La cantidad de energía era enorme, incluso hizo temblar un poco la zona antes de calmarse. Mío observó atenta lo que sucedía delante de ella. Podía sentir como una pequeña parte de su poder la abandonaba, pero le agradecía todo lo que hicieron en todo este tiempo. Una sonrisa llena de orgullo se dibujo en su rostro.

—Shidou... Eres increíble—susurró el espíritu de origen tras ver cómo el vestido astral de Reine cambiaba a una versión menos llamativa del suyo antes de desaparecer por completo dejando desnuda a la mujer—. Que bueno que eso no pasó con nosotros.

—No creí que esto fuera a suceder con Reine-san—añadió Shinji mientras se cubría sus ojos ante la escena que había presenciado—. ¿No puede ponerse su vestido astral?

—De momento no—respondió Mío antes de abrazar a su amado Shinji—. Oye, es mi cuerpo, no deberías sentir vergüenza, así me verás.

—Mío-san, por favor... No enfrente de ellos.

—Como quieras, pero ahora que estás aquí haremos lo mismo que ellos... Seremos uno. 

De un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora