Acto 10

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—Chico...

—Tengamos una cita, Nia-san.

Nia estaba en silencio tras salir del supermercado. Sus piernas temblaron al momento de ver frente a ella al chico que una vez juró amar y al que traicionó por otro hombre que mucho daño le ha hecho. Quería creer que todo era una ilusión, pero no era así y eso la hacía llorar.

—¿Por qué? ¿Por qué quieres una cita con una tonta Otaku? —cuestionó ella esperando hacerlo recapacitar, pero sus lágrimas reflejaban sus verdaderas emociones.

—Porque amo a la tonta Otaku que siempre me llevaba a Akihabara a comprar sus mangas favoritos—confesó él acercándose a ella y dándose cuenta de lo mucho que había sufrido durante su ausencia—. Porque soy feliz de tener a Nia-san a mi lado, porque la extraño incluso cuando se emborracha.

El corazón de Nia latía más rápido. Algo dentro de ella le decía que tomara su oferta, pero cuando estuvo a punto de responder un fuerte dolor la golpeó en todo su cuerpo.

Nia no pudo evitar soltaron algunos gritos mientras se abrazaba suplicando que el dolor se detuviera. Shidou se quedó perplejo por lo que veía, nunca antes había presenciado algo similar y estaba seguro de que se trataba de alguna especie de truco que él creo especialmente para ellas.

Sabiendo que no podía dejarla ahí, el joven Itsuka la tomó en brazos usando así el poder que la copia de Zafkiel le permitió usar. Ambos dejaron el estacionamiento para aparecen en el departamento que él y sus demás inquilinas usaban. Los gritos de Nia era tan audibles aún cuando intentaba ahogarlos al morder su lengua en un intento desesperado por mitigar aquel dolor con otro más.

Las chicas pronto llegaron con Shidou y fue entonces que él dejo a la Mangaka en el sofá dónde fue examinada por Reine quien conservaba parte del poder del espíritu de origen en ella. Tras analizar a Nia pudo notar la existencia de un sello en su espalda, una forma mundana de mantener sus poderes sellados evitando así que alguien más lo tomara. Solo había dos personas en el mundo que intentaron usarlos y ambos optaron por otro camino.

—Shin, es un sello que neutraliza los poderes y que busca causarle dolor a su usuario mediante un ataque directamente a sus receptores de dolor, si sigue así podrá sufrir un ataque cardíaco—informó Reine mientras intentaba usar su poder para detener el avance del castigo reduciendo así la carga de estrés en el espíritu—. No tienes mucho tiempo, debes sellar sus poderes de nuevo para así liberarlos con el objetivo de romper el sello.

—Entiendo.

Shidou ya sabía lo que debía hacer así que se preparó. Su hermana como Artemisa estaban ya con sus trajes dispuestas a detener a cualquiera que intentara ingresar y hacerles daño.
Corrientes de energía se liberaron y Shidou sabía que estaban llegando a un punto peligroso. Sabía que tenía un tiempo muy escaso por lo que decidió acerlo rápido al usar a Michael junto a Rasiel para liberar las memorias que ese sujeto debió suprimir en Nia. Uniendo a ambos ángeles, tomó a Nia del rostro observándola un poco antes de darle un beso.

—Te amo, Nia... Siempre lo he hecho—confesó sin más antes de unir sus labios con los de ella.

La energía liberada por Shidou de aquel sello sumada a la suya provocó que el Sephira corrompido de Nia tuviera más poder permitiendo que su mente y alma fueran liberados del control de aquel sujeto que les prometió el cielo dándoles en vez de eso un infierno.

El vestido astral de Nia pronto tomó forma y todos se quedaron sorprendidos al ver un aura azul rodeando su cuerpo. Este poder era la unión del poder de Itsuka Shidou y el de ella, dando lugar a una versión mucho más poderosa y estable de [SISTER].

—Chico... —murmuró Nia mientras miraba a los ojos del joven que le regresó la paz y la alegría que por años había perdido—. ¡Chico! —nuevamente estaba llorando, pero ahora de alegría.

—¡Nia! ¡Nia! —era el turno de Shidou de llorar, pues después de mucho tiempo entendió que ellas nunca lo olvidaron ni sus sentimientos hacia él—. Perdóname, perdóname; no debí tratarte de esa manera en aquella ocasión—pedía a los cielos que esto fuera real, pero al sentir como ella se lanzaba a abrazarlo era todo lo que necesitaba para saber que esto era real.

—¡Cállate! ¡Nada de eso fue tu culpa! ¡Nosotras somos las que dudamos aquella vez!

—Nia...

—Si no hubiéramos sido tan testarudas, si no hubiéramos duda de tu amor hacia nosotros... Fuimos unas estúpidas, merecemos ser castigadas por traicionar al único hombre que nos abrió su corazón y que nos permitió sonreír una vez más.

El corazón de Nia había sido abierto nuevamente por su chico. Este era el reflejo de su alma, una que estaba arrepentida y que no mostraba signo de remordimiento por el castigo que vivió. Creía que ya no merecía estar con él, pero al sentir esos labios que tanto ama presionados sobre su frente le mostró la realidad.

—Chico...

—No me importa ya, no me importa si ese loco hizo algo; también es mi culpa, nunca las aprecié como debía ser y ahora que tengo la oportunidad de hacerlas felices, no la desperdiciaré.

—¿Por qué tienes que ser así siempre? ¿Por qué tienes que ser nuestro príncipe azul?

Shidou no pudo evitar reír con sus palabras. Extrañaba la voz de su tonta Mangaka que amenazaba con abrir una lata de cerveza cada que podía. Aquellos cabellos grisáceos descuidados siempre eran suaves y dejaban ver una belleza desaliñada que tanto adoraba ver. 

—Voy a salvarlas, a todas ustedes—sus palabras eran honestas y su corazón tenía la determinación necesaria para lograrlo, ya antes lo había hecho.

—Entonces déjame ayudarte—se sumó ella mientras disfrutaba de estar junto a su pequeño príncipe—. Voy a hacer que sufra el peor dolor del mundo por lo que nos hizo, por todos esos maltratos que hemos recibido... Pero incluso así, tu también deberías castigarnos.

—No lo haré, prometí cuidarlas y eso haré a partir de ahora.

—Chico... ¡Eres todo un protagonista!

—Y ahí vamos de nuevo.

—Cuando acabe esto haré un manga sobre tí, dónde estarás desnudo y... —la nariz de Nia no aguantó más y expulsó un chorro de sangre que espantó a Artemisa—. ¡Ah! ¡Veo el cielo y está lleno chicos desnudos que...!

—¡Nia-san!

—Hermano, la salvaste de una vida horrible, pero va a morir desangrada—comentó Mana mientras tapaba los ojos de su antigua compañera en DEM.

—Itsuka Shidou, no sabía que tú... —ahora era el turno de Karen de sumarse a la plática.

—¡Yo no soy así! —se defendió Shidou, pero entonces notó que el vestido astral de Nia se desvaneció dejándola desnuda y con una hemorragia nasal admirable—. Esto se ve mal.

Todas asintieron incluyendo Reine quien tomó una foto para la posteridad.
Este era un nuevo capítulo en su vida. Estaba feliz de tener de regreso a Nia, pero no olvidaría las palabras y recuerdos que pudo ver a partir de ese beso. La siguiente en ser libre será Natsumi a quien descuidó más que a nadie.

Ya no era el chico tímido que buscaba mantener esa postura japonesa de respeto. Era estúpida en un mundo que hace años había cambiado. Debía hacer algo cuanto antes y para ello debía regresar a la escuela de la que tanto buscaba alejarse. Le dolería verlas con él, pero Nia le había mostrado su verdad y juraba que ahora él cambiaría sus vidas para bien una vez más.

—Chico...

—¿Sí, Nia?

—Tengo sed... De la mala.

Ninguna entendió las palabras de Nia, pero Shidou sí y ahora temía por su vida.

De un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora