Acto 8

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—¡Eres una estúpida!

—¡P-Por favor no me golpees!

—Cariño, si no lo hago jamás dejaras de serlo...

Gritos de dolor podían ser escuchado en la residencia Itsuka. Muchas chicas yacían en el suelo, heridas y algunas con signos de maltrato que dejaban en claro el trato tan inhumano que recibían. Estas chicas escogieron a un chico que las había enamorado, pero que al final era un monstruo más de la sociedad que solo ansiaba tener lo que otro tenía.

Este joven de cabello oscuro y ojos celestes estaba disfrutando su día al golpear a uno de los espíritus más débiles. La pequeña [WITCH] no podía hacer nada al no poseer sus poderes de manera total y sus gritos asustaban a todas quienes buscaban no ser las siguientes en recibir su castigo. Incluso Tokisaki Kurumi, espíritu de mayor rango en cuanto habilidades había sido sellada por él y ahora estaba amarrada en una silla viendo cómo la pequeña intentaba protegerse.

—¡Deja de poner los brazos! —gritó el chico con rabia mientras tomaba la mano de Natsumi y la rompía lo que terminó por hacer que esta gritara más fuerte que antes horrorizada por lo que sufría—. ¡¿Ahora sí harás lo que te pida?! —su puño nuevamente conectó con la cara de la pequeña quien casi estaba desfigurada.

—S-Sí... L-Lo haré... —respondió la pequeña quien no soportó más.

—¿Te atreviste a orinarte? ¿De verdad? —una vez más golpeó a Natsumi hasta que esta perdió la conciencia. Estaba satisfecho con su castigo—. Les dije que las amo, pero ese amor tiene un precio... Si se portan bien, papá será bueno con sus niñas. 

Tras esto el ser retiró de ahí dejando tirado el cuerpo de Natsumi que estaba en un charco de orina y sangre. La pequeña era observada por Kurumi quien no podía hacer nada excepto llorar y rezarle a Dios para que alguien venga a sacarlas de ese infierno en el que decidieron vivir tras ser engañadas con la promesa de ser amadas.

Al otro lado de la ciudad, en un departamento, se despertaba una joven de cabellera clara. Artemisa B. Ashcroft había llegado hace ya un tiempo al departamento del joven Itsuka Shidou quien le permitió dormir ahí a fin de que los ayudara mientras cuidaban a Ellen quién había perdido ambas manos en su combate contra las Nibecol.

Había tenido un largo y cansado sueño. Dormía en la misma habitación de Mana compartiendo la cama con quién alguna vez fue su compañera de batallas. Se dio cuenta de que la hermana menor de Shidou se había ido, pero la dejó arropada de tal manera que se sentía muy agusto entre las sábanas.

—Ella es tan dulce—murmuró Artemisa mientras se tallaba los ojos antes de levantarse por completo de la cama—. Todos han sido muy buenos, incluso Shidou; tenía motivos para estar molesto conmigo, pero no me ha dejado de cuidar desde ese día—su relación con el chico de cabellos azules había mejorado, pero aún faltaba mucho para que ambos fueran amigos.

Tras levantarse con algo de pereza se dirigió hacia la cocina no sin antes darle un vistazo al joven Itsuka que debía estar durmiendo de manera incómoda en el sofá. Al llegar a la sala notó la ausencia del joven creyendo que este ya había despertado al igual que su hermana. No le dio mucha importancia, así que siguió su camino hacia la cocina.

Grande fue su sorpresa al ver a todos reunidos en el comedor que estaba justo a lado de la cocina. No había desayuno servido y por sus rostros podía entender que conversaban de algo serio.

—Buenos días, Artemisa—saludó Shidou de forma cordial y con una sonrisa sincera.

Tal gesto fue suficiente para que la joven inglesa se sobresaltara un poco.

—Parece ser que ella estaba acostumbrada a tu actitud frívola—comentó Karen con una pequeña sonrisa que apenas se podía percibir.

—A veces mi hermano mayor puede ser muy cruel con las chicas dulces—agregó Mana.

—Shin... No debes ser así con ellas—aquel comentario vino de Reine quien estaba más apegada a Shidou esta mañana—. Debes ser más cálido.
El pobre chico apenas y tenía un respiro. Sabía que su actitud no había sido la mejor, pero ahora había cambiado y todas ellas sabían la razón puesto que no deseaba tener más secretos.

—Artemisa-san...

—Shidou-kun...

—Gracias por traerme a Ellen-san...

Justo en ese momento el espacio de Artemisa fue violado y ahora se encontraba siendo tomada de las manos por aquel joven frívolo que una vez la hizo llorar.

Sin duda esto era irreal.

—S-Sí... Gracias... Perdón, yo...
Era la primera vez en mucho tiempo que ella tenía contacto con un chico. Sabía que él era apuesto, ella lo podía ver, no era ciega; sin embargo los informes de Ellen-san lo describían como un chico que violaría su territorio intentando seducirla. No quería que eso pasara.

—Artemisa... ¿Estás bien? —aquella pregunta fue realizada por Mana quién se levantó de su asiento tras verla toda roja—. Hermano, creo que debes soltarla ahora.

—Oh, discúlpame...

Tras eso Shidou la soltó y justo cuando sus manos dejaron de sostener las de ella fue cuando cayó al suelo de forma cómica como si estuviera agotada tras una ardua sesión de entrenamiento.

—Shin, no debes ir por ahí rompiendo el corazón de las chicas—expresó Reine con un tono ligeramente molesto mientras apretaba su peluche contra sus senos.

—Reine-san tiene toda la razón—ahora tocaba el sermón de Karen—, después de todo me pasaron un vídeo en dónde coquetas con mi hermana y se puede ver que ella no está muy feliz al ser soltada por ti—había una gran amenaza detrás de sus palabras.

—Hermano mayor, eso es bajo—dijo Mana con cierta pena mientras daba unos pasos hacia atrás—. Pobre Ellen-san, solo jugaste con su corazón.

—¡No lo hice! —gritó Shidou casi desesperado antes de tomar a Artemisa entre sus brazos provocándole a la joven un ataque de pánico—. ¿Tú sí me crees? ¿Verdad que yo...? —y ahora ella se desmayó con él debido a que sus rostros estaban tan cerca que parecía que la iba a besar.

—Que lamentable—repitieron las tres chicas mientras él lloraba de forma cómica ante su suerte.

Ya una vez se calmó todo, finalmente pudieron conversar. Karen ya estaba al tanto de la presencia de Mío, el espíritu de origen. No estaba aterrada por encontrarla, después de todo quien estaba con ellos era un clon cuya alma y esencia residía en el joven Itsuka. Si estaba preocupada, pero esa preocupación provenía del hombre que estaba siempre en su mente.

—Tendrás que hablar con el señor Woodman al respecto—expresó Reine quien sentía un poco de lástima por el hombre que les otorgó todo esto—. Elliot debe saber la verdad, es su derecho después de todo.

Karen no dijo nada, limitándose únicamente a asentir.

Después de esto tocaron el tema de los espíritus. Tenían motivos para sospechar que recibían maltratos, pero nada de eso podía ser confirmado por los miembros de la Fraxinus debido a una reconfiguración que hizo Kotori al momento que se fue.

Artemisa, quien hasta ese momento desconocía la situación, no pudo evitar sentir un deseo de muerte ante ese joven que destruyó la vida de Shidou. En lo que a ella respecta, alguien como él no debía sufrir de esa forma y ahora que lo pensaba, su estancia en DEM la llevó por un camino que nunca debió recorrer.

Tras analizar todos los datos que tenían en mano formularon el plan que ejecutarían para salvar a los espíritus de un futuro oscuro. Debían ser cautelosos, el no saber de Wescot era señal de que algo estaba planeando y esta vez no lo dejarían herir a más personas.

De un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora