—Sigue lloviendo.
—Sí... Sigue lloviendo.
Había pasado un mes desde que Itsuka Shidou abandonó su hogar y a los espíritus. Decidió dejarlas vivir una vida al lado del hombre al que decidieron amar apartándose de ellas. Su corazón estaba roto, pero su fortaleza para sobrellevar toda la situación despertaba un sentimiento de admiración por parte de varias personas que lo acompañaban en este proceso.
Vivía en un departamento modesto, pero lleno de lujos proporcionado por el señor Woodman debido a los poderes presentes en su interior que debían ser vigilados. Sabía que Karen Nora Mathers lo acompañaba por órdenes de su jefe, pero con el paso del tiempo dieron forma a su relación al punto de terminar siendo grandes amigos.
—Shidou...
—¿Sí?
—¿Has sabido algo de mi hermana? —preguntó Karen con un rostro calmado, pero el resto de su cuerpo indicaba todo lo contrario—. Reine-san dice que no han tenido rastro de ella desde hace tiempo, incluso he notado que Ike sale más a menudo sin su presencia.
—¿Estás preocupada? —cuestionó él.
La menor de los Mathers decidió no responder limitándose únicamente a ver la lluvia caer.
Las horas pasaron y el clima parecía calmarse un poco permitiendo así que el joven Itsuka se moviera con un paraguas a través de las húmedas calles de la ciudad. Debía comprar algunos víveres lo que incluía alimentos para cuatro personas. Era un gasto elevado, pero debía aceptar el dinero que las tres chicas le daban. Todos vivían juntos, todos cooperaban.
Al llegar al supermercado notó la presencia de algunas compañeras de Origami de AST. Sabía bien que ellas tenían contacto por lo que buscó evadirlas en todo momento para no tener una charla incómoda sobre lo que había sucedido. Navegando a través de los pasillos encontró algunas botanas que llevaría a las tres mujeres que poco a poco se integraban en su nuevo ambiente familiar.
No quería creerlo, pero de verdad se sentía como antes al estar con ellas. Incluso sentía que su hermana por primera vez en mucho tiempo se sentía llena de vida. Este era el lado positivo de todo este mal, uno que debía agradecer al permitirle ver una luz al final de un túnel oscuro.
—Chico...
Los ojos de Shidou se abrieron con fuerza al escuchar esa voz. Giró su cabeza y se encontró a Nia a escasos pasos de él mientras cargaba un canasto con varios artículos médicos.
—Nia-san—susurró él con una voz gruesa y fría.
La mirada que Nia observó ya no era de un chico tierno que las salvaría si lo necesitaban. Ese chico tonto que llegó a amar hace tiempo que había perecido en su corazón dando paso a este nuevo Shidou.
—Es bueno verte... —ella intentaba hablar, pero las palabras parecían quedarse dentro de su boca—. ¿Todo está bien? —que pregunta más tonta había realizado, era obvia la respuesta desde el momento que dijo su nombre.
—Sí... Todo ha sido mucho mejor desde ese día.
—E-Entiendo... Yo...
—Lamento no poder quedarme a conversar, tengo más cosas que hacer. Con permiso.
Shidou pasó a lado de Nia quien se quedó parada en su sitio por casi un minuto. Las palabras que el chico le dijo habían sido hirientes incluso si no trataban de serlo. No había nada de amor en su mirada, solo desprecio y un sentimiento de traición que ellas cometieron al amar a otro hombre que en su vida daría la vida por ellas.
Quería llorar, pero no podía hacerlo ahora. Debía ir con las chicas antes de que la lluvia se tornara más peligrosa.
Tras pagar todos los artículos que había tomado, Shidou salió del supermercado un poco molesto por tener que encontrarse con Nia. Tal vez AST hubiera sido mejor que tener una conversación con una de las chicas que amaste y que al final optaron por el amor de otro sujeto. No pasaba nada, al final ya era libre de actuar como quería sin tener que seguir unas tontas órdenes.Abrió su paraguas y se desplazó nuevamente con rumbo a su departamento. Su mente era un caos. Habían muchas cosas que necesitaba pensar antes de poder compartirlas con Mana y compañía. No quería preocuparlas, ya era mucho lo que hacían por él al quedarse a su lado en toda esta situación.
Caminó nuevamente a través de las mojadas y solitarias calles de la ciudad en un día lluvioso. Su mente estaba pensando en que podía preparar para mejorar el ánimo de Karen tras no saber nada de su hermana en mucho tiempo. Hasta ese momento no había pensado mucho en Ellen, pero ahora estaba preocupado por no verla en los lugares que solía frecuentar.
¿Acaso se había ido?
No, lo más seguro es que ella se encuentre...
—¡Itsuka Shidou!
Y una voz conocida nuevamente lo llamó ese día.
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De un corazón roto
Fiksi PenggemarShidou se resigna a luchar por los corazones de los espíritus dejando que otro ocupe su lugar, pero dentro de él, su corazón no puede olvidarlas. No todo es lo que parece y aquel sujeto que juró amarlas oculta más cosas detrás de lo que él puede ver...