Último Acto II

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—¿Qué dirán cuando se enteren de que fuiste tú la que me presentó con ellas?

—No me importa en lo absoluto lo que ellas digan de mí, cometí un error al confiar en tí y merezco ser castigada por eso... ¡Pero no planeo dejar que el mundo se desmorone a mi alrededor nada más porque te tenía miedo!

Una ráfaga de viento acaricio el rostro de aquel Shidou que fue corrompido por un amor que se desbordó. Logró escuchar un susurró entendiendo que se trataba del poder de [DIVA]. Pudo confirmar que ella logró una evolución en su poder, algo que iba más allá del entendimiento humano y que era la prueba fidedigna de que los espíritus cambiarían el mundo a su antojo.

Una gran sonrisa adornó su rostro tras entender el potencia de la chica más débil de todas. Miró directo a los ojos de Miku solo para cerciorarse de que aquel miedo que había infundido en ella pereció una vez escapó de su control en aquel trágico día.

—Parece ser que te he subestimado todo este tiempo —comentó él a la vez que una tétrica risa salía de su boca—. Sabía que el sello no podía ser roto, esa tonta de Kurumi ni siquiera pudo evitarlo; debí saber que la chica que me llevó a ellas fue la que cortó aquel lazo que creé para tenerlas bajo mi control.

Un fuego oscuro pronto envolvió su mano. De aquella llama nació una espada japonesa semejante <NAHEMAH>.

—Creo que reconoces esta espada...

—Es la espada de Tohka-san—respondió Miku—. La conozco muy bien, pero también sé que ella es la única que puede sacar todo su potencial.

—Niña lista—masculló aquel Itsuka Shidou antes de abalanzarse en contra de la Idol quien apenas tuvo tiempo de usar su voz para hacerlo retroceder—. ¡Ja! ¡Había olvidado ese ataque tuyo!

Miku sabía de antemano que su habilidad era más un soporte para los espíritus que para un ataque frontal en contra del enemigo. De no ser por su intelecto, hace mucho tiempo esa espada le hubiera arrancado la cabeza.

Sus ojos no dejaban de ver al corrompido Itsuka. Su corazón ya no tenía dudas, ella amaría siempre a Shidou sin importar que y por ese motivo acabaría con el hombre que osó a usar su rostro para traer el caos a su mundo. Pronto sus ataques se hicieron más fuertes, la ira en su interior avivaba el fuego de su alma logrando así desencadenar su poder sin invertirse.

Usando su ángel, logró lanzar varias ondas sonoras que lograron hacer retroceder al chico de cabellos azules quien no pudo evitar hacer una rabieta por la forma en que se desenvolvía el combate.

—¡Maldita perra! —exclamó el corrompido Itsuka Shidou —. ¡He matado a decenas de tus versiones! ¡¿Qué carajos te hace tan especial?!

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Miku —. El amor que siento por mi Darling es genuino, yo juzgué mal tu corazón; te abrí las puertas a un mundo del cual eras ajeno y al que buscaste destruir sin pensar en aquellas personas que te amaron con devoción —con otra ráfaga de su poder logró enviar al chico varios metros detrás hasta impactar con un muro que ya estaba devastado—. Yo pensé que serías mi amigo, que me ayudarías para estar con Darling... ¿Quién diría que el hombre que busca acabar con este mundo no es otro que el chico al que tanto amo y al cual protegeré con mi vida?

—¡Ja! ¡¿Acaso crees poder detener el fin del mundo?! ¡Debes ser una estúpida! —se burló aquel Shidou mientras se quitaba el polvo de sus ropas—. En este mundo acabaron con Mayuri, acabaron con la única persona que amó a Itsuka Shidou de forma genuina... Al no estar ella aquí me hicieron un favor, eliminaron un obstáculo más en mis planes y por lo cual siempre les estaré agradecido.

De un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora