Acto 12

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Shidou miraba el reloj, ya casi eran las seis de la mañana por lo que debía alistarse antes de ir a la escuela tal y como se lo prometió a Karen. En todo este tiempo recibió algunas postales de Mío y Shinji quienes disfrutaban de una buena vida en alguna playa escondida de la Nueva República Mexicana. La felicidad de ambos era también su felicidad.

Se levantó de la cama con cuidado de no levantar a Nia quien se había colado la noche anterior. Compartieron una charla antes de dormir, dándose cuenta de lo mucho que extrañaba esas tonterías que solo podían salir de ella. Verla dormida de manera tranquila lo hacía feliz y para agradecer que se quedara con él esa noche le otorgó un suave beso en la frente que de inmediato dibujó una sonrisa en su rostro.

—Ya casi es hora de ir a la escuela y de verlas nuevamente—susurró a lo bajo mientras observaba las oscuras calles de la ciudad—. Acabaré contigo.

La imagen sonriente de ese chico apareció en su mente y un sentimiento de rencor se apoderó de su corazón por una fracción de segundo.

Iba a acabar con él de una forma dolorosa, pero no lo aniquilaría. Sería muy benevolente de su parte matarlo, además de que eso no va con él. Usaría cada ángel en su interior para hacerlo rogar por su vida y por todo el daño que les hizo a los espíritus. Le mostraría que el mundo podía ser un lugar lleno de oscuridad aún cuando el sol estuviera en su punto más alto.

Todas estas emociones y pensamientos corrompidos por la ira eran lo que ese sujeto terminó por crear. Había destapado una olla llena de dolor que buscaba a su próxima víctima.
—Vas a sufrir.

—Buenos días a todos—saludó Shidou notando entonces que solo estaba Artemisa en la mesa lista para desayunar—. ¿Y las demás?

—Karen y Ellen irán a ver al señor Woodman, mientras que Mana acompañará a Nia a su despecho para continuar con su trabajo y no estar sola—respondió Artemisa en un tono suave y tierno—. Por cierto, me toca ir contigo a la escuela.

—Oh, bueno—respondió Shidou antes de seguir cocinando—. ¡¿Cómo que irás a la escuela?!

El grito que lanzó Shidou terminó por despertar a la pobre chica.

—B-Bueno... Resulta que Reine-san me ha dicho que yo también debo asistir a clases ya que parezco toda una chica de preparatoria, por lo que pasaría desapercibida—Artemisa intentó explicarlo de la mejor manera posible para que sus palabras no se malinterpretaran—. S-Solo que yo... Me da pena ir sola.

—¿Eh?

—¡No quiero ir a mi primer día de clases sola! —exclamó ella mientras tomaba un plato para cubrir su rostro rojo por la vergüenza.

Shidou no pudo evitar soltar una pequeña risa ante la actitud tan viva que la chica mostraba. Ella era todo un lío si se lo proponía, pero eso no quitaba que fuera una de las hechiceras más poderosas del mundo. Al verla se preguntaba si era feliz estando con ellos, pues desde que llegó, no ha abandonado el departamento.

—Iré a tu lado, de todos modos ya vives aquí y puede que muchos alumnos se den cuenta de eso.

—Vaya lío...

—Sí, vaya lío...

Un silencio incómodo se formó entre ambos. No solían platicar mucho y apenas cruzaban algunas palabras. De repente a Shidou se le ocurrió una idea para intentar mejorar la relación que tenía con ella.

Usando sus habilidades culinarias, terminó por preparar uno de los mejores platillos que podía hacer con los ingredientes en mano. Los ojos de Artemisa se maravillaron tras ver lo que estaba preparando el chico.

De un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora