Acto 13

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—¡Te lo prohíbo! ¡No irás a DEM!

Las chicas finalmente habían escuchado la idea de Itsuka Shidou. Ninguna estaba segura que fuera una buena idea, después de todo, su presidente se había encargado de amputarle las manos a Ellen.

Entre todas las chicas, la más molesta fue Karen quien había buscado evitar cualquier acercamiento con DEM en todo este tiempo. Gritó todo lo que pensaba de forma honesta y sin censura, demostrando la crudeza de sus palabras las cuales tenían como finalidad evitar que el joven Itsuka fuera a la boca del lobo.

—¡Sabes perfectamente que Wescott ya no tiene autocontrol! ¡Podría matarte si lo desea!

—Eso no va a suceder.

—¿Y cómo lo sabes? ¿Acaso crees que todo el mundo será bueno porque una persona es más mala que otra? —los ojos de Karen empezaron a humedecerse mientras más gritaba—. Él no te dejará en paz hasta que te vea muerto y pueda cumplir su plan... ¿Acaso no lo entiendes?

—Karen...

—Te lo suplico, busca otra idea.

Shidou sabía perfectamente que lidiar con Wescot era como esperar que el Diablo cumpliera su palabra. No podía esperar otra cosa que la traición, pero era él poseía la inversión del <Rasiel> y era la única forma de saber porqué ese sujeto podía sellar a los espíritus.

—Es la única forma de saber los pasos de ese sujeto y-

Un sonido seco silenció el ambiente.

Era la primera vez en mucho tiempo que Shidou recibía un golpe. Frente a él se encontraba Karen con un rostro herido y con lágrimas que bajaban por sus mejillas hasta caer al piso. Había sido ella quien le dio aquel golpe que cortó sus palabras.

Antes de poder decirle algo, Karen huyó de la habitación dejando a todas las demás chicas preocupadas. Su hermana mayor incluso se mostraba triste debido a que esto era un reflejo del resentimiento que le tenía a DEM. Shidou no se quedó con los brazos cruzados como siempre, esta ocasión fue por ella sin pensar mucho en el futuro.

Los sonidos de los tacones golpeando contra el metal eran inconfundibles. No tardó mucho en encontrarla cerca de la sala destinada a mantener a los espíritus monitoreados. Ella estaba llorando y buscaba pasar desapercibida por las cámaras que estaba en la habitación.

—Karen...

—¿Por qué me sigues? —cuestionó ella mientras le regalaba una mirada llena de dolor—. ¿Acaso no sabes cuándo una mujer desea estar sola?

—No... No lo sé y sé que tú tampoco deseas estar sola.

Shidou se acercó a ella de forma lenta y calmada. Finalmente había colapsado después de tanto estrés acumulado y no podía culparla por eso. Karen ya había estado mucho tiempo con él y era hora de devolverle el favor.

Sin dudar un momento, la tomó en un abrazo dónde sostuvo la parte trasera de su cabeza con una mano mientras la otra la tomaba de la cintura.

—No quería preocuparte, ya hiciste muchas cosas por mí y lo que menos deseo es verte llorar—confesó él.

—¡Yo no quiero que te pase nada! —gritó ella rompiendo nuevamente en llanto—. ¡Mira lo que pasa a tu alrededor! ¡Mira lo que sucede! —el dolor de su corazón finalmente no soportó más la carga que tenía y dejó libre lo que en verdad sentía.
—¡No quiero que tú ni mi hermana salgan lastimados! ¡Ya no quiero que eso pase!

Ya había perdido mucho por DEM, perder la peculiar familia que ahora tenía era algo no soportaría.

Sin embargo él no estaba dispuesto a dar marcha atrás. Detestaba cuando su tonta cabeza empezaba con una idea como esta, pero era la mejor opción si deseaban detener el maltrato que sufrían los espíritus. Conocía perfectamente a Karen después de todos estos meses, muy pocas veces mostró sus emociones y ahora veía ese lado tan sensible de ella.

De un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora