III

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La primera vez que Jungkook escuchó aquella palabra fue a los nueve.

Había tropezado mientras jugaba con otros niños del pueblo, raspó su rodilla, era una herida lo suficientemente grande como hacerle llorar. No pensó que por hacer un acto meramente humano como llorar se burlarían de el.

"Eres un marica, los verdaderos hombres no lloran por nada"

Decían cruelmente aquellos niños, aunque Jeon no sabía el significado de la palabra le pareció que era tan mala como decir "estúpido" o incluso peor. Sus sospechas se hicieron más fuertes la tarde en que preguntó a su madre el significado de aquella palabra y ella le dió una cachetada.

Vivió con la duda por varios años, hasta que cumplió catorce y comprendió mejor su realidad.

Un maestro del pueblo, el señor durham, tomó la decisión de tener una charla con jungkook en la que hablaba sobre las maravillas de la procreación humana, lo que era correcto y lo que no. En esa charla jeon finalmente entendió aquella palabra que le pasaba por la mente todos los días desde los nueve.

"El hombre y la mujer han sido creados por Dios como complemento del otro, ambos procrearán, la mujer llevará a un bebé en su vientre y formarán una familia, es así como podremos sobrevivir mil años más, por desgracia, hay personas defectuosas "maricas" personas que se enamoran de gente de su mismo sexo, tu no debes ser como ellos jovencito, debes ser un verdadero hombre"

¿Qué era ser un hombre? Tan solo tenía catorce en aquel entonces, aunque no lo quisiese, aquella platica lo marcó para siempre. Lo llenó de un miedo inexplicable.

Jeon sabía bien que había algo mal con el, lo supo desde pequeño, nunca le atrajo una niña, ni una chica una vez comenzó a desarrollarse, le parecían aburridas, de vez en cuando alguna llamaba su atención pero de alguna forma u otra se convencía de que no era lo suficientemente buena.

Jungkook era guapo, era popular entre las chicas del pueblo, varias declaraban su amor hacia el y cada una de ella fue rechazada.

En cambio, jungkook sentía cierta fascinación por los de su sexo, lo sabía mas no lo aceptaba, siempre que se daba cuenta de la cantidad de veces que miraba o pensaba en un hombre cortaba aquellos pensamientos para luego llenarse de culpa; se sentía sucio ¿cómo podría siquiera mirar a un hombre? Le daba temor ser muy obvio sobre sus preferencias, vivía con el miedo de que le descubrirían y terminaría en la cárcel. Sin embargo... últimamente pensaba mucho en el ciego, era consciente de eso y le gustaba.

Le gustaba no sentirse culpable por pensar en un hombre.

. . .

— Señor ¿qué haría si le gustaran los hombres?— dijo Amélie.

— Lo aceptaría— respondió el anciano— Buscaría a alguien de quien enamorarme... ¿Porqué hablamos de homosexualidad?

— Curiosidad señor, tan solo eso— siguieron la lectura hasta la hora de partida.

Amélie aquella tarde partió con un sentimiento agridulce, ella sabía lo que hacía, por qué preguntaba tales cosas y porqué leía aquel libro de cuarenta años de antiguedad.

Tenía muy claro las consecuencias que tendrían sus acciones.

. . .

— ¿realmente lees shaeakspeare? Vamos, estamos en un lindo bote ni yo mismo leo tanto— inisistió kim.

Taehyung decidió tomar un bote y sumergirse en el lago, sentir el sol de la tarde acariciando su piel, disfrutaba de experiencias que podría hacer solo si se encontraba con sus hermanas, no le permitían hacer mucho por sí mismo, desde que llegó jungkook cambió, pues sabían que lo cuidaba.

— Tan solo un minuto— habló el pobre, quien estaba hipnotizado con la lectura de shakespeare.

— Romeo y Julieta es una novela muy absurda ¿morir por amor?

— Es romántico.

— No, es inmaduro.

— ¿Qué harías tu si te enamoraras y no te permitieran estar con aquella persona?— cuestionaba el pelinegro.

— No lo sé, pero definitivamente no me mataría.

— A mi no me importaría morir por amor— sostenía el que iba sentado en la punta del bote.

— Quien diría que eres un romántico— se burlaba kim de su compañero.

Pasearon unos minutos más, jungkook tomó el trabajo de describirle a Taehyung cada cosa que veía, el ciego imaginaba, no sabía si los colores o formas eran iguales, pero le fascinaba la imagen que creaba su cabeza. Estaba acostado en aquel bote blanco, el sol pegando en su cara y el sonriendo mientras oía a jungkook tratando de describirle alfo tan simple como el color del agua o los árbooes que les rodeaban.

. . .

La hora de la cena no fue distinta a las  demás, el señor kim se dedicaba a hablar de los negocios en las minas, su esposa lo escuchaba mientras expresaba uno que otro comentario, las hermanas susurraban entre ellas mismas, y Taehyung luchaba para encontrar los cubiertos correctos.

Cuando llegaba la cena, lo único que kim deseaba era tener al pelinegro de dulce voz a su lado, así podría ayudarle con las comidas, por desgracia, no podían comer en la misma mesa.

— Me retiro— anunció Taehyung tras apenas haber tocado su comida.

Tomó una copa de vino, y se dirigió hacia la cocina, ahí estaba Jungkook, revolviendo los restos de los guisantes por todo el plato, Taehyung tocó su hombro accidentalmente mientras lo buscaba, el joven reaccionó unos segundos después.

— Me has asustado ¿Por qué estás acá?

— Terminé de comer ¿quieres vino?

— No, gracias pero no se me permite tomar ¿recuerdas?

— Lo recuerdo.

— ¿Por qué estás acá?— volvió a preguntar jeon curiosamente

— Estaba aburrido, si estuvieras allá sería entretenido.

— ¿hallarías alguna forma de reirte de mi?

— No, pero me entretengo al estar a tu lado— ambos sonrieron.

Jeon no supo que responder ante aquel comentario, había alegrado su noche. Llevaba varios minutos revolviendo guisantes mientras lamentaba su miserable vida.

— Seamos amigos— Propuso el de ojos redondos y brillosos.

— ¿No somos amigos ya?

— Nunca lo dijiste...

— Tienes razón— el de rizos estiró su mano, Jeon siguió la acción y juntó ambas en un apretón.

"Amigos" dijeron ambos al mismo tiempo. Y así fue como su amistad inició, en el comedor de los empleados durante una noche de otoño.

Burning Love [KTH+JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora