V

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El intento de una día de campo no había salido tan bien como los jóvenes planearon, había llovido aquella mañana. Jungkook estaba triste, la emoción que Taehyung demostraba por hacer algo tan simple como un picnic le hacía sentir como si miles de mariposas volaran en su estómago.

Jeon planeó aquel día perfectamente, incluso le pidió a Yerim que le ayudase, al principio la jovencita de quince años se burló de ambos hasta terminó accediendo. Ver a su hermano emocionado no era algo que ocurriera todos los días.

- ¿Porqué tenía que llover?- lamentaba el de ojos redondos.

- Está bien. Podemos hacerlo otro día- dijo dulcemente el de rizos, aunque no lo expresaba se sentía decepcionado. Su día de campo se había arruinado por la torrencial lluvia.

El de pantalones con parches se sentó al lado de Taehyung, posó su mano en la espalda del ciego e intentó acariciarla.

- ¿Qué haces?- reía Kim ante la acción de Jeon, le había hecho sentir nervioso, incluso sintió la piel de su cuello erizarse - ya que no podemos salir... hagamos el picnic acá.

Fue una buena idea después de todo, si bien no era lo mismo que estar debajo de un árbol, la comida mejoraba todo.

- Cuéntame sobre ti Jungkook.

Las palabras del chico le tomaron por sorpresa.

- ¿sobre mi?

- Sí, no sé mucho sobre ti. Si somos amigos al menos deberíamos saber algo sobre nosotros ¿cómo era tu vida antes de trabajar acá?

- No muy interesante, trabajaba en unas minas, era peligroso pero me alcanzaba para sobrevivir. ¿cómo era tu vida antes de mi?

- Se basaba en leer, los días eran demasiado monótonos.

- ¿monoto qué?- preguntó Jeon con el ceño fruncido en un tono de inocencia.

- Eran repetitivos- explicó el contrario tras llevar una fresa a su boca- ¿tienes amigos?

Después de esa pregunta no pararon de hablar, hablaron sobre sus amigos, sus familias, sus gustos e incluso sueños.

Taehyung confesó querer ir a la universidad, le había dicho a su papá pero se negó con la excusa de que un ciego no podía hacer cosas normales como recibir educación en otro lugar que no fuese casa, al principio discutieron, pues el joven realmente quería estudiar como Min o Park, mas finalmente terminó accediendo a no ir a la universidad luego de pensar bien las cosas, tal vez solo se engañó a si mismo sobre lo difícil que sería estudiar con tantas personas e ignoró el hecho de que podría ser una excusa más de su papá para ocultarlo de las personas.

Jeon confesó que su sueño era vivir en dos países, Italia o Grecia, si vivía en alguno compraría una casa con el dinero que ahorraba y tendría una granja, tal  como su mamá y él siempre quisieron, vivir en paz lejos de todos.

- ¿Has visto a tu mamá?- cuestionó el ciego interesado por la mujer que crio a su amigo.

Hubo silencio.

- Mi mamá está muerta- respondió el castaño- y no conozco a mi papá- su voz sonaba triste, casi rota.

- Lo siento... no debí haber abierto la boca- definitivamente había metido la pata.

- No importa, no sabías - sí que le importaba, ser el hijo de un hombre que pagó por tener sexo no era lindo. Su mamá nunca lo culpó, necesitaba el dinero, por eso cada noche salía dejando a un pequeño solo y triste, así fue durante quince años hasta que un día la mujer de ojos tristes y celestes no volvió. Pasaron días, hasta que Jungkook la encontró sin vida en la orilla de un lago. La partida de la única persona que alguna vez lo amó fue lo más duro en su vida.

- Jungkook...gracias por cuidar de mi- confesó el ciego, el ambiente se había convertido incómodo, el chico tomó un almohadón, lo colocó en suelo y recostó su cabeza sobre esta.

Jeon lo observó, sus ojos fueron lo que más llamaban su atención, eran cubiertos por una blanquecina capa que le resultaba atrayente, copió al que estaba en el suelo, tomó otro almohadón y lo colocó justo frente a Taehyung quedando cara a cara el uno con el otro. 

Fue un momento silencioso, extraño, lindo. Ambos se tenían a una corta distancia y no les importaba, Jeon apartó el cabello de la cara del ajeno, Kim no se negó, aunque las manos del pobre estuvieran heladas, tal parecía que ambos estaban admirándose, si, Jungkook admiraba a Taehyung físicamente, Taehyung lo admiraba de otra forma, lo admiraba de una forma mucho más sentimental, apreciaba mayormente el toque en su piel y respiraciones del chico.

El castaño acarició los rizos del pelinegro, aquel contestó cerrando los ojos, de su cabello se dirigió a su cara, era tan suave, tan perfecta, Kim recibía las caricias, caricias que le hacían sentir querido, pero a la vez como un pecador. Un hombre le acariciaba de tal manera que no parecía real y mucho menos correcto ¿por qué se dejaba? Aunque sabían que estaba mal no pensaban en apartarse el uno del otro, Taehyung estaba a punto de acariciar las mejillas de Jungkook cuando se oyeron voces, eran los padres de Taehyung, Jungkook saltó de miedo y volteó, tenía los nervios de punta, actuó sin pensar, se dio un golpe mental por lo que hizo y comenzó a limpiar todos los platos, en cuestión de segundos la puerta se abrió, y los señores de la casa se dejaron ver.

- ¿Está dormido?- cuestionó el señor de alta estatura.

- No, solo comió mucho, entonces su estómago comenzó a doler y le recomendé recostarse.

El de bigote asintió sin apartar la mirada de su hijo, la madre habló dirigiéndose a Jungkook.

- Levanta las cosas y ven con nosotros, debemos hacer unas compras importantes.

- sí, señora.

- Taehyung ven- ordenó el hombre antes de salir.

El que estaba en el suelo caminó hasta la puerta, antes de salir suspiró y acomodó sus rizos de tal manera que sus ojos no fueran visibles para nadie, abrió la puerta y sin decir una sola palabra sobre lo ocurrido dejó el salón.

Ahí estaba Jungkook, recogiendo los platos, avergonzado y feliz, de no ser por aquellos le habría seguido acariciando, pero no importaba, porque al menos pudo hacerlo. ¿Tendría la oportunidad de hacerlo otra vez? Quería colocar sus manos sobre la piel del otro y nunca separarse. 

Burning Love [KTH+JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora