XXVIII

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Taehyung permanecía al lado de la puerta sin dar un solo paso pues sabía que la conversación que estarían a punto de tener, sería muy probablemente aquella que se pasó evitando por tanto tiempo.

Jane en cambio, se acercó hasta el que permanecía con una expresión de terror, caminó a su lado y tomó su mano llevándole hasta el sillón tintando de carmín donde permanecía la lana y las agujas de tejer, entonces un silencio llenó el cuarto, haciéndoles hablar hasta que decidieron era necesario.

La chica empujó sus uñas contra la palma de su suave mano, pues sabía que tan pronto como hablara todo sería irreversible.

—Ya sé lo que estás haciendo—musitó— el porqué te vas cada miércoles y viernes al pueblo y regresas hasta el atardecer. Dejándome sola, en esta casa donde no soy más que una extraña.

—Pero tienes a mi madre y a mis hermanas, no eres una extraña.

—Pero no tengo a mi esposo junto a mi.

—Son solo dos días los que me voy, es algo que tengo que hacer—explicó con calma.

—¿Es tan necesario buscarlo?—dijo Jane, haciéndoles quedar en silencio nuevamente.

—¿A quién?

—No soy estúpida Taehyung, vas todas las semanas a la misma dirección, sales con una cara sonriente y vuelves tan triste, que incluso yo misma siento tu tristeza—comenzó a jugar con sus manos— Me causaba curiosidad saber en qué cosas andabas, hasta que recordé que había alguien proveniente de esos lados... la misma persona de la que me hablaste toda una noche, cuando nos conocimos—la muchacha dio un fuerte suspiro y posó sus delicadas y ahora temblorosas manos sobre las mejillas del ajeno—tu hermana me dijo lo dijo, tal vez sintió pesar de verme llorando desconsoladamente mientras me preguntaba que había hecho mal ¿acaso no estaba siendo una buena esposa? ¿Por qué siempre te alejabas de mi? Incluso llegué a pensar que te daban asco mis caricias, y cuando tu hermana me dijo a quien buscabas comprendí todo, llegué muy tarde a tu vida.

—Debí decirte la verdad desde un principio... no te habría hecho sentir de tal forma—tomó las manos de la fémina, apartando aquellas de sus mejillas..

—Ya no me importa más la verdad—la de largos cabellos comenzó a besar con delicadeza la mejilla del hombre, haciéndose lado hasta llegar a sus labios, aquellos besos no correspondidos—solo quiero que me ames, mucho más de lo que lo amas a él ¿podrás hacerlo?

—No me siento capaz—susurró.

—Vamos cariño, tan solo déjame curarte—susurró aquella que mantenía sus labios cerca de Kim, la mujer le besó durante los siguientes segundos más tan pronto como subió sus piernas al regazo del contrario, aquel la empujó con cierta agresividad.

—Yo realmente no puedo hacerlo Jane—dijo tras levantarse de golpe—Yo no creo ser capaz.

—Es porque te acostaste con él anoche
¿no es así?—expresó tristemente.

—Eso no tiene nada de que ver...

—¡Claro que sí! ¡Te casaste conmigo! ¿Por qué no puedes amarme?—reclamó con lágrimas comenzando a formarse en sus ojos.

—¡Por que no eres él!—declaró— él es la mitad de mi ser, de mi alma, lo reconozco ciegamente, tan solo por la manera en que camina, habla, incluso como respira y su peculiar olor, lo amo tanto que no me siento capaz de alguna vez amar a alguien más... sería capaz pasar cien años de agonía tan solo por estar a su lado.

Las lágrimas de la chica se escurrían por las rosadas mejillas con rapidez, sollozó sin ser capaz de apartar la mirada del hombre frente a ella.

—Lamento que este matrimonio no resultó como esperabas—lamentó Kim.

—Yo te amo—musitó la chica—tal vez tu no me ames pero sé que en algún punto lo harás, no me importa cuántos años hayas pasado a su lado, pasarás más junto a mí, no podemos separarnos, sería mi fin en la sociedad, entonces, llegará algún punto en que seré digna de tu afecto y amor, tal vez no con la misma intensidad, pero me amarás.

. . .

Luego de salir de las minas, Jungkook y Jimin habían decidido reunirse junto a Yoongi para charlar como lo acostumbrado, los tres hombres compartían un agradable momento en la casa de Jeon donde esperaban a que la nieve parara. Mientras esperaban, Jimin observó al castaño que comenzaba a quedarse dormido.

—No creas que por tener a Yoongi te librarás de decirme aquello con lo que tanto insististe hoy—dijo Park tras tragar el café, haciendo que Jeon despertara.

—¿Tiene algo por decirnos?—cuestionó el que vestía finas telas y se sentaba delicadamente con las piernas cruzadas.

—Sí, no es algo realmente impactante, pero estoy pensando en mudarme.

—¡¿Mudarte?!—el rubio abrió los ojos en grande.

—Sí. He vivido en este lugar durante toda mi vida, partiéndome el lomo un día tras otro, trabajando y soportando malos tratos, bueno, a excepción de cuando trabajaba en ya saben donde, entonces un día dije a mi mismo ¿no debería vivir en paz al menos una vez? Me di cuenta, que siempre he vivido para otros no para mi, nunca he logrado concluir con algún sueño de tantos que alguna vez tuve.

—¿A donde irás?—cuestionó el hombre de elegante aspecto.

—Gran Bretaña.

—¿Tienes el dinero necesario?

—Sí, he ahorrado lo suficiente para tener una casa modesta, pienso en vivir en el campo.

—En ese caso, no veo por qué detenerte—dijo el rubio con un poco de tristeza, pues su buen amigo le dejaría—Sólo déjame preguntarte algo... ¿Esto lo haces por ti?¿o por él?

El castaño alcanzó a formar una "o" con sus labios cuando le atacó la tos, y mientras sus pulmones descargaban del aire, pensó:<<¿estoy haciéndolo por mi, o por él?>>  la respuesta no tardó en llegar, y es que lo hacía por sí mismo, más sin la idea de huir nuevamente de Kim, jamás podría haberse arriesgado a dejar esa vida monótona y aburrida que llevaba en la ciudad.

Cuando le pasó aquel ataque de tos, limpió las lágrimas que recorrieron sus mejillas, cualquiera pensaría que aquellas fueron a causa del ahogamiento, más verdaderamente fueron sus pensamientos los  que hicieron brotar aquellas.

—Suenas bastante mal—dijo Min con un rastro de preocupación, el castaño asintió, más no dio respuesta a lo que dijo el rico.

Una vez que dobló la tela del pañuelo, se dignó a contestar la pregunta que aún rondaba su cabeza—Lo hago por ambos—musitó—Ahora sabe donde encontrarme y no es que me moleste pero mis celos no me permiten soportar la idea de que hay alguien más esperándole en casa, alguien que ni siquiera sabe la verdad.

—Entonces es por él

—en parte.

—Después de todo, no puedo hacer algo para detenerte, así que consigue aquella casa si realmente la anhelas.

—Pero no te olvides de nosotros—advirtió el ricachón.

—puedo asegurarles que no, escribiré cada vez que pueda—formó una amable sonrisa.

Realmente, Jeon no esperó mucho para irse de la ciudad, dos semanas después, tan pronto como la tormenta pasó y la nieve comenzó a volverse menor; se fue sin más que sus ahorros y sus ropas hasta aquel lugar que le era desconocido, pero con el que alguna vez soñó tener a la corta edad de catorce cuando su madre aún vivía. A pesar de las circunstancias, estaba feliz, pues podría cumplir alguno de sus tantos sueños.

Cuando llegó al lugar que ahora sería su casa, permaneció un momento en las afueras, admirando la pequeñez que a él le resultaba uno de los mayores logros de su vida. En las afueras se posaban dos árboles de gran tamaño, aquellos se entrelazaban el uno con el otro desde lo que parecían ser parte de las raíces, volteó y al observar el paisaje tintado de blanco, sonrió. Era el lugar perfecto para comenzar un huerto como el que siempre quiso.

No le importó si el valor de mudarse se dio debido a aquella corta charla matutina junto a Kim, pues de no haberle preguntando por su matrimonio, ahora mismo estaría soportando el cansancio de la minería, con una tos que le dificultaba respirar, en cambio ahora estaba orgulloso de sí mismo y de lo cercano que era a lo que alguna vez soñó, si bien era un lugar más pequeño a lo que aspiraba, no podía quejarse, pues finalmente tenía su casa blanca en el campo donde podría practicar agricultura; tan solo necesitaba dos elementos más para que su sueño fuese exactamente a cómo lo pensó, un lago lleno de patos y a Kim Taehyung.

Y pudo tener lo último, de tan solo haber esperado dos días más.

Dos días después de que Jungkook se mudara a Gran Bretaña, Kim le visitó con ilusión, pues ansiaba contarle que  finalmente había hablado sobre aquel tema tan importante con su esposa, y si bien aquella no estaba feliz, al menos él finalmente podría decirle a Jungkook que la chica sabía sobre su historia. Más no fue así, cuando llegó al lugar que era la casa de Jungkook y nadie le recibió, supuso que era a causa de los horarios de trabajo, entonces decidió esperar, más cuando pasó la hora de regresar a casa comenzó a preocuparse, diez minutos, veinte, treinta y una hora ¿Por qué su lindo chico aún no volvía? ¿Tendría asuntos más importantes por atender? Su mente se iluminó por un segundo cuando supuso que Jungkook estaría junto a Park o en aquel lugar al que asistieron semanas atrás.

Con confianza se dirigió hasta el lugar donde el rubio habitaba, tocó la puerta y alzó la vista al notar que le recibió el pelinegro.

—¿Se encuentra Jimin?—cuestionó el pelinegro al que vestía finas telas, al igual que él.

—Sí ¿deseas hablar con él?

—Sí, pero si interrumpo algo deberé irme.

—No interrumpes nada, iba de salida—dijo Min amistosamente— le avisaré que estás acá, pasa mientras tanto o te congelarás—el hombre abrió la puerta dejando a Kim adentrarse en la casa, tomó asiento en la silla de madera y espero pacientemente hasta que el hombre que vestía pantalones café y una camisa blanca llegó a su lado.

—Discúlpame por hacerte esperar, ¿sobre qué quieres hablemos?

Taehyung dudó si en hacerle la pregunta cuya respuesta ahora sería más que obvia, Jeon no estaba ahí.

—¿Sabes donde está Jungkook? Fui a visitarle pero nadie salió, entonces pensé estaría contigo pero por lo que veo, no.

La sonrisa que mantenía el rubio se esfumó tan pronto como Kim mencionó el nombre de su amigo, suspiró y bajó la cabeza no sabiendo si debería decirle o no, ¿habría Jungkook querido que él lo supiera? es bastante probable.

—Jungkook ya no vive acá—comunicó sin ser capaz de dirigirle la mirada al hombre.

—¡¿Cómo que ya no vive acá?!

—Él se mudó.

—Se mudó...—susurró con incredulidad—¿Sabes donde puedo encontrarle?

El rubio negó varias veces—No sé en donde está viviendo, lo único que sé es que ha de estar en alguna parte de Gran Bretaña.

—Lo entiendo, muchas gracias por decirme esto—dijo con cierto desánimo y caminó hacia la puerta.

Una vez estuvo en el auto se hundió en sus propios pensamientos, tal parecía que el mundo no quería verle feliz por más de un día ¿Estuvo condenado a la tristeza desde su nacimiento?

—Jefe—llamó el chofer, captando la atención del hombre—¿Se encuentra bien?

—Estoy perfectamente, por favor vámonos ya.

Aquel que observaba con preocupación a su mayor acató la orden recibida y sin más, comenzó a conducir, más a pesar de que su concentración se dirigía al camino, no pudo evitar notar el bajo ánimo del chico en la parte de atrás, parecía tan hundido en sus pensamientos que apenas y pestañeaba.


<<¿Cómo pudo irse sin decirme?>> era la pregunta que se repetía una y otra vez en la mente del de rizos, ¿Cómo pudo su amor irse sin avisarle? ¿es que ya no lo quería más?¿o eran nuevamente los celos los que le hicieron cometer una locura? Tal vez era la primera opción, o al segunda aunque bien podrían ser ambas combinadas, más realmente ahora solo quería la respuesta a esa tormentosa duda, quería saber si debería seguir luchando por el amor del castaño o simplemente debería rendirse y aceptar el destino escrito para él, donde un matrimonio, hijos y un trabajo agotador eran lo único en lo que podía pensar.

Entonces decidió algo, buscaría a Jeon nuevamente, costara o no, tardara o no, le encontraría y una vez lo tuviese junto a él, aclararía la duda, sobre si ser él mismo y escribir su destino o si aceptar el que alguien más marcó en él.

Burning Love [KTH+JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora