XXVI

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El hombre mantenía su mano sobre su frente mientras terminaba de leer la carta que se le había presentado, aquella carta que contenía alguna que otras falla para su comprensión, pero que después de todo, cumplía con su función principal. El hombre tocó su bigote y dejó el papel sobre la madera del escritorio, tomó la pluma que reposaba en la tinta y antes de alzarla miró al joven frente a él.

—¿Está seguro de hacer esto?—dijo con su marcado acento.

—Sí, no tengo más trabajo que hacer en esta casa.

—De hecho, la fuente cerca de las rosas necesita mantenimiento—bromeó el mayor.

El joven rio.

—Me temo que no hablo de esa clase de trabajo señor Kim, ya no se me solicita más para hacer el trabajo por el que alguna vez me contrató.

—¿Por eso se va?

—Me temo que de no hacerlo, estaría haciéndolo perder dinero.

—¿Es esa su única razón? Porque el dinero no es un problema para mí, puede trabajar en esta cada cuántos años deseé.

—Lo único que puedo decirle, es que creo que es lo mejor, para ambos.

—Ya veo—el hombre volvió su vista hacia el papel— ya que su postura parece seguir siendo la misma, me veré en la obligación de firmar— dicho esto el hombre colocó la pluma sobre el papel y comenzó a escribir pacientemente en el pequeño espacio en blanco, cuando terminó de firmar dio un largo suspiro—Supongo ya no trabaja más acá.

—Me iré ahora mismo si usted desea, no quiero incomodarles—dijo lleno de nerviosismo, pues ahora era un intruso.

—Oh no, mira que está anocheciendo, será mejor que esperes hasta el amanecer.

Jungkook asintió, ambos se dieron un apretón de manos y Jeon se retiró  hacia su habitación donde pacientemente esperaría hasta el amanecer, se asomó por la ventana, el cielo comenzaba a teñirse de rojo, un color tan intenso como el dolor de su corazón.  Pues a pesar de estar consciente de la decisión que tomó, su corazón dolía cuando colocaba sus cosas en el saco, tal vez era el sentimiento de ver como sus objetos comenzaban a disminuir, en cómo el cuarto parecía más grande cada vez y entonces, cuando estuvo a nada de colapsar, llamaron a la puerta. Jungkook supuso que sería el señor Kim, más cuando vió a Taehyung entrar con un sobre, sintió su cuerpo paralizarse.

Ambos permanecieron atónitos ante la presencia del otro.

—Mi padre me ha enviado—aclaró Kim rompiendo con el silencio— me dijo que le diera esto a la persona que renunció—observó el sobre sintiendo un nudo formarse en su garganta—creo que me he equivocado de cuarto...

—No, estás en el correcto.

—No, es imposible que hayas renunciado tan repentinamente, seguramente me he equivocado—sonrió, intentaba engañarse a sí mismo, pero el saco y la ropa regada en la cama de Jeon no eran de mucha ayuda, permaneció en silencio, observando aquella imagen y notando que Jungkook no se había movido ni un centímetro desde que se hizo presente—¿Por qué intentas desaparecer de mi?—cuestionó débilmente— repentinamente terminas con todo, y ahora me dejas.

—No es eso... es solo que la idea de escondernos por años, mientras te veo con alguien más... me molesta, y no me siento capaz de soportarlo más.

—¿Entonces es por celos? Por que si es así, déjame decirte que nunca podría amarla.

—Ese es el problema, no es correcto, ni justo. Solo sufriríamos, los tres.

—Por eso te vas ¿para que pueda quererla?

Burning Love [KTH+JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora