La mujer que permanecía con el viejo libro en manos dejó salir un suspiro al notar la presencia de quien tanto esperaba, observó al anciano acercándose junto a una enfermera y le esperó hasta que llegó a la banca en donde era usual encontrar al hombre, pues ¿Cómo no encontrarlo? Todos los días estaba ahí, a la misma hora, en el mismo lugar y con el mismo objetivo, observar a los adorables patos correr y graznar, Amelie realmente no comprendía ala perfección el porque el señor amaba tanto a aquellos pequeños animales, sin embargo le llenaba de alegría y nostalgia la forma en que aquel se dedicaba a observarlos.
—Pensé que no vendría hoy, como he llegado antes que usted...—expresó la muchacha de largos cabellos con una bella sonrisa de extremo a extremo.
—Tuvimos que hacer unos chequeos señorita—irrumpió la enfermera mientras ayudaba al canoso a sentarse, sin embargo aquel la regaño debido a que se alegaba era lo suficientemente capaz como ara sentarse por cuenta propia— a noche a penas y pudo dormir se la pasó diciendo cosas llenas de incoherencias, repetía nombres y lamentaba cosas, creemos que sufrió un episodio de demencia—informó.
—¡Que no estoy loco!—exclamó el de cabellos blancos.—Todo el mundo me toma por un loco, tan solo soy un anciano que lamenta errores del pasado y ¿Qué es lo que me hacen? Me encierran, de no ser por la señorita que viene a visitarme todos los días ya no estaría acá.
—No diga esas cosas, ellos están acá para cuidarle ¿Qué le parece si continuamos con la lectura? Ayer tuve que irme rápidamente a atender algunos asuntos y nos quedamos en una parte intrigante—Amélie se acercó hasta el anciano y dejó el libro en manos de aquel.
—¿Qué pasa si no me gusta lo que sigue?—comentó.
—Entonces podemos devolvernos dos páginas y volver hasta donde la historia parecía gustarle.
—Ellos...—dijo el hombre—¿Crees que hayan existido? ¿O serán mera ficción?
—Realmente no lo podemos comprobar eso, si estuviese impreso y no manuscrito entonces sabríamos que es ficción... prefiero pensar que es una historia no contada al mundo, si fueron ficticios... ¡pues que mala persona quien los hizo sufrir! Y si fueron reales... ¡Oh, qué malo es el mundo!
—El mundo puede ser cruel, pero no tan cruel como abandonar a mis pequeños patos por un día, una semana, un año... o una eternidad. No podría hacerles eso.
—¡No diga tonterías!—repitió— Esos patos jamás estarán solos señor.
—Soy viejo, dejemos las ilusiones a un lado, estoy viejo y enfermo, todos saben lo que eso significa.
—¿Pasar las tardes observando patos?
El anciano rio.
—Sí, eso es lo que significa la vejez, si yo tengo mis patos algún otro viejo de por ahí observa caballos, pájaros o qué se yo.
Amélie fue quien rio esta vez, dejó salir una leve carcajada y tomó el libro que permanecía en las temblorosas manos contrarias— buscó aquella página en la que pararon el día anterior y observó que eran más aquellas que ya había leído que las que faltaban por leer.
—Bien, comencemos—comentó la mujer.
. . .
Durante los últimos días la casa Kim pasó a ser un desastre total, la cantidad de movimiento que había en la gran casa resultaba en cierta forma agobiante para Taehyung, quien toda su vida estuvo acostumbrado a saber en dónde quedaba cada objeto, cada mueble, cada jarrón y cada pequeño detalle, incluso si se tratase de una vela o de un simple reloj.
A pesar del tiempo transcurrido Taehyung seguía negándose a aceptar la realidad que estaría afrontando en cuestión de días, cuando subiera a aquel barco y abandonara su hogar, y con hogar no solo se refería a casa, sino a Jungkook.
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Burning Love [KTH+JJK]
FanfictionUn hogar de retiro, un paciente de alzheimer y un libro. En la inglaterra victoriana, Kim Taehyung, un joven de buena familia, dotado de todas las perfecciones posibles, pero ciego, se enamora de Jungkook, un joven pobre y menospreciado por el mundo...