Touch

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Alec era un cazador de sombras entrenado desde niño para ser fuerte tanto física como mentalmente, no dejarse dominar por las emociones y pensar con la cabeza fría. Siempre había sido el mejor en eso, y desde que descubrió su homosexualidad había trabajado aún más en eso.

Y era por eso que ese momento estaba avergonzado de un descubrimiento que acababa de hacer, y por primera vez en su vida no sabía cómo manejar la situación.

Le encantaba recibir contacto físico. Caricias, abrazos y besos.

Aún peor, le gustaba acurrucarse ¡Acurrucarse! Como si tuviera 5 malditos años.

¿Lo bueno? Sólo era con Magnus.

¿Lo malo?¡Sólo era con Magnus! ¿Qué le estaba haciendo ese brujo?

En un principio, Alec se planteó la posibilidad de que Magnus le hubiera puesto un hechizo. Eso era más fácil que admitir que sólo le gustaba porque era natural. Ya suficiente tenía con ser gay.

Convencido de que era eso, dejó de buscar al brujo. No iba a visitarlo, no hablaba con él ni hablaba de él. Bloqueó su número, para no recibir llamadas y mensajes.

Las cosas mejoraron. Ya no sentía esa necesidad de cariño, podía salir a cazar sin distracciones, y volvía a tener control total sobre sus emociones.

Según él, todo iba mejor.

Pero sus hermanos no pensaban lo mismo.

Según su apreciación, en su vida habían visto dos Alec. Así como los mundanos tenían el A.C. para dividir el tiempo antes y después de Cristo, ellos usaban A.B., que significaba Antes de Bane.

Alec A.B. era serio hasta el punto de ser amargado, no se dejaba tocar, estaba escondido en el clóset, y siempre parecía estar planeando cada segundo de su vida.

En cambio, Alec D.B. era más relajado, disfrutaba de la vida y a veces hacía cosas espontáneamente. Todavía no se dejaba tocar mucho, pero al menos en vez de verte como si te fuera a arrancar la cabeza, sólo parecía sorprendido de que alguien quisiera acercarse a él.

Y desde hacía unos 15 días habían empezado a ver de nuevo el Alec A.B.

Primero sólo eran momentos, y lo dejaron pasar; después fue más constante y pensaron que se había peleado con Magnus, pero que después se arreglarían.

Pero ese día, cuando Jace le puso una mano en el hombro y Alec lo lanzó al otro lado de la sala de entrenamiento, supieron que tenían que hacer algo.

En cuanto se aseguró que Jace estaba bien, se volvió para confrontar a Alec.

-¡Alec! ¿Qué sucedió?
-Tú lo viste, Izzy.
-¡Jace no hizo nada y tú lo atacaste!
-¡Me tocó!
-¡En el hombro!
-¡Da igual!¡Me voy!
-¿No te vas a disculpar?
-¡Yo no hice nada!
-¡Maldita sea Alec! ¡¿Qué está mal contigo?!- con esa pregunta, Alec se tensó como una cuerda-Alec, lo siento... Yo...
-Déjame en paz Isabelle- dijo y salió dando un portazo. Izzy sólo vio la escena con tristeza.

-Izzy- llamó una voz ronca, y volteó para ver a Jace, que seguía descansando en el piso.
-¿Qué pasa?¿Estás enojado con él?- Jace negó y bajó un poco el cuello de su playera, de manera que se viera la runa parabatai.
-Eso es imposible. Recuerda que yo siento lo que él siente.
-¿Y qué sientes ahora?- Jace frunció el ceño en concentración.

-Me quiere hacer creer que está molesto, pero en realidad está...- frunció el ceño en confusión- ¿Asustado?
-¿Qué?- dijo Izzy en shock.
-Lo único que siento es miedo, tristeza y añoranza...- a Izzy se le ocurrió una idea.

One Shots MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora