Algunas ideas de Malec.
La mayoría no están conectados entre sí.
Los personajes son de Cassanda Clare, pero la historia es enteramente mía.
*Se prohibe su copia y adaptación*
Magnus había despertado después de haber tenido un muy buen sueño, donde Alec despertaba caliente, lo empezaba a besar, le bajaba el bóxer y...
Bueno, el punto era que ese sueño lo había hecho muy feliz.
Por eso, el despertar y encontrarse con su triste realidad había sido un golpe muy duro, porque ese día era su cumpleaños, y Alec no estaba con él.
Lo había terminado hace unos días, y esos días se había sentido tan largos que sentía que estaba cumpliendo 10 siglos en lugar de apenas pasar de los 400.
Presidente estaba ahí, y parecía juzgarlo por cada decisión que había tomado hasta ese momento.
-No me mires así, Presidente. Dime que tú no te habrías enojado si Iglesia hubiera ido con tu ex, y te hubiera tratado de quitar tus otras 6 vidas- ante la mención del otro gato, Presidente maulló tristemente, antes de maullarle de nuevo a su amo, en lo que parecía ser un reclamo.
-Sí, yo también lo extraño-Magnus invocó un cupcake, con una única vela, y pidió con todo su corazón tener a Alec con él al final del día.
Porque ¿Qué sentido tenía la inmortalidad, si no la iba a compartir con quien amaba?
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Ya en la noche, Magnus sostenía en su mano una copa, que ya había llenado varias veces, con la intención de alegrarse un poco.
Pero en realidad sólo le estaban sirviendo para acordarse más de Alec, y en un momento dado tomó la decisión de ir a buscarlo.
Pero justo cuando abrió la puerta para ir a buscarlo, lo encontró con un puño levantado para tocar, y en la otra un gato que Magnus conocía muy bien, por ser el responsable de arruinarles la fiesta cada vez que iba al Instituto.
-¡Alexander, que sorpresa! ¿Qué te trae por aquí?
-Esss tu cumpleañosss y te traje un regalooo- dijo, levantando al gruñón gato.
-¡Pero yo ya tengo un gato!- dijo, y señaló al felino rayado detrás de él, que corrió al ver a su nuevo invitado, al mismo tiempo que el gato más malhumorado saltó de los brazos del más joven de los hombres, para hacerle mimos con el rayado, ambos ronroneando felizmente.
-Bueno, yo pensé... Penséee que si le traía un regalo a tu gato, y lo hacía feliz, también tu sseríass felizzz. Y esse es el punto de losss regalosss, ¿no? Hacer feliz a la gente- Magnus asintió de acuerdo.
-¿Te hice felizzz, Maggs?- el brujo asintió, con toda sinceridad- Entonces creo que cumplí mi misión... Me voy, y sé felizzz...- cuando el nefilim estaba a punto de irse, Magnus lo tomó del brazo.
-Conozco una manera en la que podrías hacerme más feliz...- susurró a su oído, haciendo que se estremeciera.
-Pero estoy borracho, y tú también...- se quejó el nefilim.
-¿Y eso qué? ¿No dijiste que seríamos felices?
-Dije que tú seríasss felizzz...
-Y lo soy, pero sólo contigo- con esa frase y el beso que le siguió, lo terminó de convencer, y lo arrastró hacia su cuarto, donde cumplieron el sueño de Magnus.
Y al día siguiente Magnus despertó desnudo, con su nefilim igualmente desnudo durmiendo plácidamente sobre él, pensando en que las posibilidades de volver a estar juntos ahora eran más altas, agradeció a quienquiera que fuera que le hubiera dado esa oportunidad.
Porque Alexander Lightwood sería para siempre su mejor regalo.
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Este capítulo fue por el cumpleaños de nuestro dios Magnus Bane.
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