Alec estaba en el Instituto entrenando.
Había estado entrenando con sus hermanos, hasta que la zanahoria y el vampiro cazador llegaron por ellos.
Isabelle y Jace le habían dado una mirada preocupada, pero cuando Alec les dio una sonrisa y un asentamiento, suspiraron aliviados, y dejaron sus armas en su lugar, para pasar tiempo con sus parejas, dejando a Alec en la sala de entrenamiento.
Solo.
Alec sacudió la cabeza. No debía pensar en eso. Debía enfocarse en las cosas buenas que tenía, que a esas alturas ya eran muchas.
Por ejemplo, el hecho de que por algún milagro ahora tenía tiempo para entrenar, cazar, pasar tiempo con sus hermanos, y hacer las cosas diarias, como comer y bañarse.
¿Y el tiempo para él?
El único día que llegaba a dormir las 8 horas era el domingo, después de haber ido a cazar hasta altas horas el día anterior.
Casi no tenía tiempo para leer o hacer algo que le gustara, pero eso no importaba.
Lo importante era que por fin las cosas en su vida estaban acomodandose, y estaba haciendo algo con su vida.
Ya no era un inútil.
¿Pero entonces por qué se sentía tan mal?
Sintió sus ojos humedecerse y se enfocó en el saco delante de él. No quería llorar.
No debía llorar cuando tenía todo.
Intentó canalizar sus sentimientos en los golpes que le daría al saco de box, y pareció funcionar.
Pero cuando su celular sonó, indicando que su tiempo de entrenamiento había terminado, se dio cuenta que seguía triste y molesto, así que lo ignoró y siguió golpeando el saco.
No debía llorar. No había motivos para ello.
Siguió golpeando el saco con la esperanza de que se llevara su frustración, su cansancio y su irá,by tan concentrado estaba que no notó que ya no estaba sólo.
Magnus había llegado hacía unos minutos al Instituto, y al ver a sus cuñados salir de la sala de entrenamiento, les preguntó que si donde estaba Alec.
Ellos pusieron expresión de alivio, y le contaron que estaban con el, pero que Clary y Silvio habían llegado por ellos.
Sabían que estaban en su tiempo de hermanos, y aunque Alec, siendo el buen hermano mayor que era, había cedido, no se sentían bien de dejarlo solo.
Magnus les dijo que no se preocuparan, ya que él había ido a buscarlo. Sus cuñados, después de agradecerle, se fueron, dejándolo en la libertad de buscar a su novio.
Cuando entró a la sala de entrenamiento, vio la manera en la que Alec golpeaba el saco, y como los músculos le temblaban, y se dio cuenta de que estaba cansado.
Pero no sólo físicamente.
Magnus sabía que Alec no quería ser una deshonra para su familia, y ya que no podía dejar de ser gay, se exigía demás, para probar que no era un inútil.
Y Magnus había ido a buscarlo para hacer que descansara.
Pero también sabía que Alec no reconocería lo que hacía, así que debía esperar a que se quebrara, estar ahí para él, y después convencerlo de que debía descansar.
Y aparentemente ese momento había llegado.
Magnus observó los golpes del nefilim volverse más y más lentos, hasta que solo se quedó quieto contra el saco de box, abrazándolo como si pudiera evitar que se derrumbara.
Miró atentamente en busca de temblores en su espalda. Alec había aprendido a suprimir sus emociones hasta no poder más, y cuando se quebraba, lloraba en silencio para no molestar.
Era algo que rompía el corazón de Magnus cada vez que pensaba en ello, pero no podía hacer nada. Las pocas veces que Alec llegaba a hacer algún tipo de ruido, era una especie de chillido que duraba sólo un par de segundos, y tan bajito que era casi inaudible.
Y cuando por fin vio sus hombros sacudirse levemente, supo que era su momento de actuar.
Se acercó a él despacio, justo a tiempo para atraparlo cuando se deslizaba hacía el piso, e hizo notoria su presencia al rodear al nefilim con sus brazos.
- M-Magnus...- dijo, secándose las lágrimas.
- Está bien, cariño, puedes llorar. Estoy aquí para ti - al oír esas palabras el nefilim se derrumbó, desahogándose en los brazos de Magnus.Magnus dejó que todas las emociones que abrumaban al nefilim se manifestaran en esas lágrimas silenciosas, haciendo evidente su apoyo con dulces caricias en su espalda y cabellos, y estuvo con él hasta que se calmó y habló.
- M-Magnus, perdóname. Y-yo no sé lo que pasó, yo... Sólo... No lo pude controlar... Yo... Ni siquiera sé que sentí... Por el Ángel, seguramente sueno ridículo...- dijo, y desvió su mirada al suelo, donde sus piernas se cruzaban.
- Hey, hey, hey. Ángel, mírame - dijo, y alzó su barbilla con un dedo - Está bien, no te preocupes, no pasó nada.
-¡¿Cómo va a estar bien, Magnus?! ¡Mírame!¡No tengo motivos para estar mal!¡Es ridículo!- al terminar de hablar, se dio cuenta del tono que uso - Magnus, lo siento, yo...
- Estás abrumado, cariño. Te exiges demasiado, y eso te genera que veas como si el mundo se te viniera encima. Pero no es así. Y si tienes a alguien con quién compartir la carga, bueno... Se hace más ligera.
- Aparte, estás cansado. Ven, vamos a casa- Magnus intentó crear un portal, pero Alec no lo dejó.
- No, Magnus. Estoy bien, gracias.
-Vamos, cariño. Una hora de sueño no hará ningún daño.
- No puedo.
-¿Por qué?
- Tengo que hacer unos reportes para la Clave que se entregan mañana a primera hora, entrenar, cazar, tomar un baño... Tú sabes, las cosas diarias...-Y las haces mejor con energías renovadas - dijo Magnus, que sin que Alec supiera le había infundido un poco de magia somnífera en las caricias que le daba mientras hablaba. No demasiada, pero si el empujoncito que el cuerpo de Alec necesitaba para hacer el resto del trabajo.
-Pero...- dijo Alec, antes de caer dormido en los brazos de Magnus.
-Descansa, Alexander.El brujo se apresuró a crear un portal, y cuando estuvo listo acomodó mejor a su durmiente novio, y atravesó con él en dirección a su habitación.
Una vez ahí, con un chasquido Alec estuvo limpio y con ropa cómoda, y con otro chasquido él estuvo listo para acompañarlo, ya que había intentado soltarse sin ningún resultado.
Una vez que estuvieron en la cama, el brujo programó la alarma para sonar en una hora. Alec lo mataría si era más.
Después dejó un beso en el cabello negro, y acurucándose, se durmió pacíficamente, sabiendo que cuando Alec estuviera en crisis, él podría ser su lugar seguro.
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Tengo varias cosas que decir de este capítulo, y no sé con que empezar.
Son más de laa 2 de la mañana, y ya no sé lo que escribo.
Este, igual que el anterior, es un capítulo dedicado a mí.
Siento que por más que hago varias cosas, no valgo lo suficiente, y eso me genera bajones.
Gracias por leer 🖤
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One Shots Malec
FanfictionAlgunas ideas de Malec. La mayoría no están conectados entre sí. Los personajes son de Cassanda Clare, pero la historia es enteramente mía. *Se prohibe su copia y adaptación*