Dandelion

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Kakek¿me cuentas una historia?
Claro que sí, cucu.
Te voy a contar la historia de dos dioses que se amaron...

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En el Mundo Antiguo sólo existían los dioses. Uno de ellos, el dios de la Belleza, siempre se la pasaba en los campos de diente de león. Tanto tiempo pasaba ahí que los dioses le apodaron Dandelion, y de ahí viene el nombre de esa flor en inglés.

Su nombre real era Alexander, y tenía el cabello negro como el ala de un cuervo, y el azul del cielo en los ojos.

-¡Cómo nonno!
-Sì, como él.

Cuando algún dios quería hablar con él, sólo iba a los campos y lo encontraba. Entre dioses acostumbraban hacer bromas sobre cómo él debía ser el dios de la fertilidad. Todos los dioses sabían que ese era su hogar.

Todos menos uno.

Su nombre era Magnus, y era el dios del se...

-Del deseo
-Bien, del deseo

A él lo apodaban el Gran Brujo, porque para vergüenza divina, muchos dioses habían caído a sus pies. Todo mundo sabía de su gran...

-Encanto
-Alexander¿no deberías estar dormido?

Un día que Magnus buscaba donde descansar, le preguntó a Clarissa, la diosa del amor, donde podía encontrar un lugar para descansar. Ella era una buena amiga y seguro sabría darle un buen consejo.

Ella, sabiendo que lo que Magnus realmente necesitaba era un descanso del corazón, le mandó consultar con Isabelle, la diosa de la sabiduría, donde podría encontrar Dandelion.

Magnus, ignorante de las intenciones de su amiga, siguió su consejo, dándose cuenta por las indicaciones que llegaría al campo de dientes de león. Desde hacía mucho tiempo él experimentaba una enorme e inexplicable atracción hacia ese lugar. Siempre lo había aplazado, pero tal vez ya era tiempo. Tal vez ahí encontrara algo importante.

Cuando llegó, busco refugio bajo el único árbol del lugar, encontrándose algo parecido a una cama matrimonial. Pensando en que tal vez Cat, la diosa de la naturaleza, lo hizo, se recostó sobre ella. Ya luego le pediría disculpas.

Poco sabía Magnus que pronto tendría compañía.

Dandelion había llegado muy cansado de cazar, por lo que no se fijó en que había otra persona en su cama. Sólo sintió algo caliente abrazarlo, y se dejó llevar por Morfeo.

Cuando despertó, hizo consciencia de que estaba entre los brazos de un dios. Subió su mirada y se quedó congelado.

Ante él estaba el dios más bello que había visto (siendo el dios de la bellezza, el sabía de esas cosas). Su piel era morena y asemejaba un rico chocolate, sus pestañas largas, pero lo que más le llamó la atención fueron sus ojos. Al verlos, supo quien era y se sonrojó a más no poder.

Porque esos hermosos ojos de gato verdes dorados no podían ser de otro dios que no fuera Magnus.

Y ahora el dios del deseo lo tenía entre sus brazos, y no parecía querer dejarlo ir.

Sin poder evitarlo, Alexander se acercó al otro y le besó, sin saber que ese beso sería su perdición...

-¿Le fue mal?¿Se murió?-dijeron ambos niños, muertos de curiosidad.
-No, pequeños...

Dandelion pensaba que era su perdición porque él, como el resto de los dioses, sabía la historia de Magnus y pensó que sólo sería uno más en una larga fila.

One Shots MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora