Los truenos retumbaban en el cielo nocturno de Nueva York, y aumentaban la preocupación de cierto individuo que se encontraba en un loft en Brooklyn.
Antes de la tormenta,estaba viendo una película con su novio, hasta que había recibido una llamada de sus hermanos para ir a cazar. De eso habían pasado 2 horas.
Magnus ya se había puesto un impermeable rosa con brillos y unas botas moradas para la lluvia, y había tomado el impermeable -negro, por supuesto-de Alexander para salir a buscarlo cuando el timbre del loft sonó.
Fue corriendo a la puerta, mientras chasqueaba los dedos para quitarse el impermeable y las botas, y al abrirla vio a 3 empapados cazadores, pero su mirada se centró en el más alto, al que los otros llevaban jalando.
-Dijo que no quería molestarte, pero sabemos que te necesita.
-Gracias, Isabelle. Yo me encargo. Seguramente galletita y Stefano están preocupados por ustedes- dicho esto abrió un portal. Sus cuñados entendieron y lo cruzaron, no sin que Jace le dijera-Cuídalo bien, Brillitos.
-Por supuesto, teñido.
Ese par de frases se había convertido en su manera de despedirse.En cuanto el portal se cerró, Magnus volteó a ver al nefilim que seguía parado en la puerta, pero ahora se apoyaba del marco.
-Pasa, Alexander.
-No es necesario, Magnus. Un par de runas y todo...
-Nada de eso. Ahora pasa sino quieres que te cargue.-No te atreverías- dijo y al instante se arrepintió. Los ojos de Magnus se cerraron en una fina rendija y preguntó con malicia.
-¿Eso fue un reto, Alexander?- el cazador tragó duro- Sabes que yo amo los retos casi tanto como te amo a ti- dicho esto, en un movimiento rápido lo cargó al estilo nupcial y entró con él al loft, chasqueando los dedos para cerrar la puerta.
-¡Magnus!¡Bájame! Por favor... - Magnus no estaba muy seguro, pero creyó oír la voz de su nefilim cada vez más débil.
-Te lo advertí, Alexander- Con otro par de chasquidos, la puerta del baño se abrió, y la tina se llenó de agua caliente.
Viendo las intenciones de Magnus, Alec se alarmó y le dijo:
-Gracias Magnus. Pero creo que ya puedo sólo.
-Nada de eso, hoy me toca consentirte- iba a chasquear los dedos nuevamente, pero la mano de Alec en su muñeca lo detuvo.
-¿Puedes hacerlo... desde... afuera?
-Claro, pero no quiero perderme la vista de tu maravilloso ser.
-Por favor, Mags.
-Está bien- todavía algo extrañado, Magnus salió.Mientras Alec se duchaba, Magnus preparaba una bebida caliente, sabiendo cuánto odiaba Alec que robara, y seguía pensando en el extraño comportamiento del nefilim.
Aunque era tímido, nunca lo había detenido de usar su magia. ¿Qué era diferente esa vez?
Su respuesta llegó con un golpe sordo. Preocupado, fue hacia el baño, tocó y se acercó en espera de alguna señal.
-Garbancito- No hubo respuesta- ¿Todo bien?- Nada- Alexander, si no respondes voy a tirar esa puerta- Silencio- Aquí vamos- Abrió la puerta y se quedó congelado por un segundo.
Alec yacía inconsciente en el piso, y un reguero de sangre envenenada corría libremente desde su abdomen. Si Magnus no lo conociera, habría pensado que alguien entró a asesinarlo.
La ira y la preocupación lo invadieron a partes iguales mientras lo cargaba a la cama. ¡Estaba herido y se lo ocultó! Pero por el momento se concentró en curarlo. Ya habría tiempo para reclamos, cuando estuviera consciente.
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Cuando Alec despertó, lo primero que percibió fue la penetrante mirada de Magnus sobre él, y parecía genuinamente aliviado. Pero esa expresión cambió rápidamente a una de molestia, y cuando el brujo dejó caer su glamour, Alec lo supo: Magnus estaba furioso.
-¿Qué pasó?- pregunto tratando de aligerar el ambiente.
-Tú dime, Alec- el tono del brujo era calmado, pero Alec sabía que se estaba conteniendo -¿Cuándo me pensabas decir que estabas herido? ¿Mañana?¿En un mes?¡¿El día que estuvieras agonizando enfrente de mí y ya no se pudiera hacer nada?! ¡Dime!
Las lágrimas corrían libres por el rostro de ambos hombres. A Magnus le dolía que Alec todavía no confiara en él, mientras que Alec se sentía culpable de haber preocupado al amor de su vida.
Se había convencido de que no decirle de su herida era lo correcto, pensando que se habría cerrado con la Iratze. Y todo le había salido mal; la herida no se había cerrado, se había desmayado y al final Magnus se había dado cuenta y estaba dolido por eso.
Lo peor era que no aprendía; ya le había pasado varias veces, y aunque terminaba con los mismos resultados, seguía con la esperanza de que la siguiente vez sería diferente. ¿Qué estaba mal con él?
-No confías en mí- susurró Magnus, y esa frase le llegó hasta el alma.
-Claro que sí, Magnus.
-¿Entonces por qué nunca me dices cuando vienes herido?
-No te quiero preocupar...
- Eso es inevitable- al ver la mueca que hizo, continuó- pero me preocupo más cuando me ocultas cosas. Siento que me dejas fuera de tu vida.
-Yo...No lo había considerado de ese modo.
-Por supuesto que no. Jamás lo consideraste de ningún modo- Alec sonrió, recordando una conversación parecida un tiempo atrás.
-¿Me amas?
-Nefilim estúpido- ambos hombres rieron y se besaron, dando por terminada la conversación.
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One Shots Malec
Fiksi PenggemarAlgunas ideas de Malec. La mayoría no están conectados entre sí. Los personajes son de Cassanda Clare, pero la historia es enteramente mía. *Se prohibe su copia y adaptación*