One Shots Malec

Marcas

Aquí ambos son brujos

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Magnus y Alec llevaban saliendo un tiempo. Se conocieron en una fiesta que Magnus dio para celebrar su milenio, y a la cual Alec asistió porque su hermana Izzy, lo conocía del siglo anterior, y recibió la invitación. En cuanto el mayor lo vio se quedó embobado, y empezó a coquetearle, haciéndolo sonrojar; y después de un par de situaciones vergonzosas, empezaron a salir.

A Magnus le fascinaba el hecho de que Alexander se sonrojara por sus comentarios, aún cuando llevara 5 siglos en este mundo. Cuando Izzy se dio cuenta, le contó que Alec se culpaba de la muerte de su hermano Max, a pesar de que había sido un accidente.

Le explicó que a partir de eso se enfocó completamente en sus estudios, y en saber usar su magia en ramas como la defensa, curación y creación de portales, para cuando se volviera a presentar, estar preparado.

Tan enfocado estuvo en mejorar que no se permitió tener ninguna experiencia romántica: era virgen en todos los sentidos posibles.

Ahora, a los 6 meses de relación y después de mucha paciencia y asegurarle mil veces que no lo dejaría ni se burlaría, Alec por fin accedió a mostrarle su marca, aunque estaba muerto de miedo. Izzy le había contado a Magnus que era algo de las uñas, y que por eso Alec siempre usaba guantes de cuero, pero se había negado a darle detalles.

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Cuando Magnus llegó, Alec estaba haciendo fuegos artificiales con su magia
Magnus sabía de sobra que a Alec no le gustaba usar su magia para cosas innecesarias, pero esa era su forma de calmarse. Pero no vio lo concentrado que estaba, y cuando le habló, a Alec se le escapó una bola de magia que fue a parar a las cortinas, y estas comenzaron a arder.

A Magnus no le preocupó mucho ; sabía que era su culpa, y con un chasquido las apagó. Pero Alec era otra historia.

-Mags, lo siento mucho, perdón, perdón. No quería hacerlo, no era mi intención, yo... - Magnus, viendo lo nervioso que estaba, lo silencio con un beso que Alec siguió felizmente. Después se sentó a su lado.

-No te preocupes, amor. Prácticamente fue mi culpa. Sé que estás nervioso y debí ser más cuidadoso. Pero hay algo que sí debes saber - al ver su gesto de preocupación, Magnus rio - nada malo, amor.

-Alexander - dijo tomando una de sus manos enguantadas - somos brujos, amor, como estoy seguro que ya te diste cuenta - dijo sacándole una sonrisa - Así que está bien si no quieres hacer esto ahora. No me importa esperar un mes, un siglo, o hasta mi siguiente milenio, lo haremos hasta que te sientas cómodo con esto. Somos inmortales; tenemos todo el tiempo del mundo.

En la mirada de Alec apareció confianza, pero también determinación, y supo que ni Lilith le haría cambiar de opinión.

-Yo lo sé, Mags, y justo por eso es que me atrevo a hacer esto - dijo poniendo sus manos sobre las de Magnus - ¿Podrías... - dijo haciendo un gesto con su mano, refiriéndose a la magia de su novio.

-¿Tienes algún problema con tu magia?- preguntó Magnus, preocupado.

-No, sólo quisiera que lo hicieras tú. A menos que no quieras, claro, yo...- Magnus acarició el dorso de su mano, sintiéndose ligeramente culpable por estar feliz de por fin poder ver las manos de su novio, sabiendo lo nervioso que estaba.

Alec nunca se había quitado los guantes, incluso cuando dormían los traía puestos, y para cambiarlos lo hacía con magia. Sólo se los quitaba para bañarse o lavarse las manos, algo que siempre hacía en privado. Y por más que Magnus muriera de ganas de verlo, él nunca había hecho nada para presionarlo, y Alec lo apreciaba enormemente.