Magnus, al ser un brujo antiguo que había viajado mucho, tenía clientes de muchas partes del mundo, lo que significaba estar viajando constantemente y, por consecuencia, no estar mucho tiempo en su loft.
Eso nunca le había importado demasiado, más que por el gasto de energía. Pero a veces se quedaba a dormir en el país en cuestión, para volver al día siguiente, y así aprovechaba para visitar y conocer más lugares.
Hasta que Alec llegó a su vida.
Ese hermoso e inocente cazador, con hermosos ojos azules, cabello increíblemente negro, y muy poco tiempo para salir con él.
Y Magnus se encontró repentinamente molesto con algún cliente que le pidiera una cita, e impidiera que viera a su hermoso cazador.
Había veces en las que no se veían semanas completas. Las noches que Magnus podía, Alec estaba de cacería, y las noches que Alec podía, Magnus estaba durmiendo en Rusia, o en Irlanda.
Magnus le había dado una llave para su loft, y la libertad de hacer y usar lo que quisiera. Aunque le frustraba no poder estar con él, el saber que le brindaba un espacio seguro para ser él mismo lo consolaba.
Por lo general, Magnus le avisaba a Alec cuando llegaba, y el cazador siempre estaba ahí para recibirlo con alguna delicia, porque a diferencia de su hermana, él sí sabía cocinar.
Pero una vez que Magnus decidió darle una sorpresa, al abrir la puerta, no lo encontró. Asumió que estaría en el instituto, pero un ruido en la cocina le dijo que no era así.
Y el sorprendido fue él cuando encontró a Alec cubierto de harina de pies a cabeza, junto con los muebles y el piso. Magnus pensó que jamás tuvo los ojos tan abiertos.
-¡Magnus! No pensé que vendrías hoy. Pero ya que estás aquí...¿No tendrás una escoba?- Magnus, todavía mudo de la sorpresa, con un chasquido de dedos limpió todo el desastre.
-¿Qué fue lo que pasó aquí, Alexander?¿Acaso un demonio te atacó con harina?- Alec se sonrojó.
-No, es sólo que... Surtí la despensa. Espero que no te moleste.
-No lo hace, pero dime ¿Qué tiene que ver eso aquí?
-Es que... a la hora de acomodarla... no alcancé, y se me vació encima.
-¿Qué no viene cerrada?
-S-supongo que esta no...- susurró.
-Tendré que ir a reclamar- Alec palideció.
-No, Magnus. Estoy bien, en serio. Sólo fue un poco de harina. Ahorita me iba a bañar e iba a limpiar, pero ya lo hiciste tú. Por cierto, gracias.
-¿Un poco de harina dices? Alexander, cuando entré pensé que te habías hecho narcotraficante. Pero está bien. ¿Tienes algo que hacer, o te unes a mi en el sofá?
Alec rápidamente accedió al sofá, y todavía pensando, Magnus le siguió.
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Después del extraño incidente, Magnus se había fijado que Alec siempre lo recibía bañado. Alec nunca había sido del tipo de preocuparse por su aspecto, pero asumió que simplemente quería estar limpio para él.
Al pasar de los meses, olvidó el acontecimiento, sobre todo con su las guerras en las que tuvo que participar.
Cuando volvió con Alec, le preguntó si le molestaba que anduviera de un lado a otro, y para su sorpresa, Alec le dijo que no. Magnus escaneó su rostro en busca de posibles mentiras, pero Alec tenía su cara de sinceridad total.
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One Shots Malec
FanfictionAlgunas ideas de Malec. La mayoría no están conectados entre sí. Los personajes son de Cassanda Clare, pero la historia es enteramente mía. *Se prohibe su copia y adaptación*