Cuddles

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Alec tenía un secreto muy vergonzoso.

O al menos para él.

Se acurrucaba al dormir.

¿Cómo lo sabía, si nunca durmió con nadie ?

Fácil.

En realidad si había dormido con alguien.

La noche anterior a hacerse parabatai de Jace, decidieron dormir juntos, ya que así reforzarían su vínculo.

Y Alec, quien estaba muy nervioso, despertó mucho más temprano que Jace, sólo para darse cuenta de que estaba acurrucado a su lado. Horrorizado, se levantó rápidamente, y se fue a esconder en el baño para ocultar su nerviosismo.

Y cuando Jace le preguntó, lo único que se le ocurrió fue decirle que estaba muy nervioso, y que había vomitado.

Afortunadamente para él, esa era la última vez que podría mentirle descaradamente sin que Jace se enterara.

Conforme pasó el tiempo, Alec lo enterró, pero después de ese día consiguió una cama individual para que así, cuando sus hermanos quisieran dormir con él, poder poner la excusa del espacio.

Todo iba bien...

Hasta que llegó Magnus.

Ese brujo loco que puso todo su mundo de cabeza, y de alguna manera logró entrar a su corazón, adueñándose de él.

Magnus, por algún extraño milagro que no sabía a quién agradecer, se había fijado en él, le había ayudado, había aceptado su torpe invitación a una cita, había puesto los límites de los que Alec se había olvidado en el calor del momento, y aún sabiendo que Alec estaba en el clóset, había aceptado tener una relación clandestina.

Él, el Gran Brujo, había entendido y aceptado las negativas de un simple muchacho a tener sexo o a salir del clóset, y aún así seguía ahí para él.

Y Alec, que sentía que no lo merecía, trataba de compensarlo lo más posible, en todo lo que podía, excepto...

-Duerme conmigo.

La primera vez que Magnus lo sugirió, Alec tartamudeó una disculpa antes de salir corriendo, y no volvió en una semana, dejando a Magnus muy confundido.

¿Qué había hecho?

Después llegó a la conclusión de que había apresurado las cosas.

Para él podría ser normal dormir con alguien, sobre todo después de un mes de relación; pero claramente el joven no opinaba lo mismo.

Así que esperó 15 días más, y un día que Alec estaba más cansado, se lo propuso de nuevo.

-Alexander, juro que sólo dormiremos -Magnus en serio quería tenerlo ahí.
-Està bien... Pero duermo en el sofá- Ese Alexander tan difícil.

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La siguiente vez que sucedió, fue un poco... diferente.

Alec había llegado herido de una cacería, y se había desmayado en sus brazos.

Como la herida era tan grave, cuando terminó de cerrarla estaba agotado, así que solo chasqueó los dedos para desmaquillarse y cambiarse, y después de pensarlo un poco, se acostó junto a él, sin tocarlo.

Y se sorprendió gratamente cuando sintió al cazador acurrucarse contra él y soltar un suspiro satisfecho.

Lo levantó un poco para ver si lo había despertado, pero en realidad era el caso contrario: Alexander parecía haber accedido a un nivel de sueño no más profundo y reparador.

Así que se volvió a acomodar, y después de besar su cabello, también él durmió profundamente.

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Alec despertó unas horas después, sintiendo algo cálido que lo rodeaba por la cintura. Su mente nublada por el sueño no sabía identificar la fuente de calor; todo lo que podía pensar era en lo bien que se sentía, así que se acomodó mejor y volvió a permitir que Morfeo lo tomara en sus brazos.

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Cuando Magnus despertó, Alec todavía estaba entre sus brazos, pero lo estaba observando. Sin embargo, cuando se vio descubierto se sonrojó.

-Buenos días, Alexander. ¿Dormiste bien?- preguntó sinceramente, pero Alec malinterpretó su sonrisa.
-Lo siento mucho, Magnus. Prometo que no volverá a suceder - dijo tratando de levantarse. Perdón por molestarte...
-¿Qué? No, Alexander. Claro que no me molestas. Sólo me sorprendió un poco.
-¿Hablas en serio?
-Por supuesto. De hecho, créeme cuando te digo que me encantaría que lo siguieras haciendo.

Alec no volvió a decir nada en todo el día y Magnus no lo presionó, pero al llegar la noche fue al cuarto que compartían, espero a Magnus, y cuando esté se acostó, sin decir nada se acurrucó a su lado, poniéndose de 15 tonos de rojo diferentes. Magnus rio, besó al ojiazul en la cabeza y después lo abrazó, y así ambos se durmieron felices.

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Gracias por leer 🖤

One Shots MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora