"Me gustas."
Estoy seguro de que no recuerdas esta conversación, ni este día, pero para mí fue un día muy importante. El que más.
—Hoy tenemos un partido. —te dije.
— ¿Si?
— ¿Vendrás?
—Sabes que me aburre el fútbol.
—Pues que suerte que no eres tú quien juega. —espetó Marc.
Su comentario hizo que lo mirase mal. No entendía porque se metía en conversaciones en las que no tenía nada que ver.
—Entonces, ¿no? —insistí.
—Jacob. —pronunciaste con sequedad.
En silencio, supliqué para que cambiaras de opinión y como si pudieras leerme la mente, dijiste:
—No puedo ir porque tengo que estudiar, ya lo sabes.
—De tanto estudiar mínimo entrarás en Harvard. —murmuró Marc, lo que hizo que le diera una colleja.— ¿Qué? Uno ya no puede decir nada.
No quería presionarte, pero tenía una sorpresa. Tal vez, si no venías al partido, podía dártela después.
— ¿Podemos vernos después del partido?
—Si.
—Genial.
De manera inevitable, sonreí.
Parecías estar a punto de decir algo, cuando miraste el reloj y te diste cuenta de la hora que era. Frunciste el ceño. Enseguida supe qué ibas a decirme.
—Me voy. —me informaste y ye pusiste de pie. —Nos vemos después.
Asentí.
Últimamente pasabas poco tiempo con nosotros, porque tenías que resolver algunos problemas familiares, pero ahora sé que era mentira. No había ningún asunto familiar que resolver.
***
Toqué el timbre de tu casa y la puerta se abrió unos segundos más tarde. Vi como tenías los ojos llorosos, como si hubieras estado llorando durante horas y aunque tenías una sonrisa en tu rostro, supe que fingías.
— ¿Estás bien?
—Es la alergia.
Otra mentira más Sophie.
Ya perdí la cuenta de todas las veces que me mentiste.
Antes que pudiera decir algo, me preguntaste:
— ¿Qué tal el partido?
—Hemos ganado.
Ante esto, sonreíste.
— ¿Alguna vez perdéis?
—Sí, casi siempre perdemos el primer partido de la temporada.
Me reí al recordar lo mucho que sufrimos cuando volvemos del verano. Muchos de nosotros nos relajamos esos tres meses y después nos cuesta volver al ritmo de los entrenamientos y partidos.
— ¿Has metido algún gol?
—Uno y te lo he dedicado.
— ¿De verdad? —preguntaste.
—De veritas.
De pronto, soltaste una carcajada.
— ¿Shrek?
—Es una obra maestra.
Te echaste a reír y sacudiste la cabeza, sé que en ese momento pensaste que era raro. Yo me vi como un genio, te hice reír Sophie, lo hice, pero estoy seguro de que no lo recuerdas.
—Tengo una cosa para ti.
— ¿Qué es? —preguntaste con cierto interés.
—Cierra los ojos.
Me miraste con desconfianza, pero al final me hiciste caso y los cerraste. Saqué de mi bolsillo lo que querías darte y lo puse en tus manos.
— ¿Un sobre? —preguntaste, con las cejas alzadas.
Asentí.
Sophie, no era un sobre cualquiera, era el sobre, pero tú nunca fuiste capaz de verlo.
—Ábrelo.
Me hiciste caso y lo abriste. Dentro había un folio doblado, entonces, lo desplegaste y empezaste a leer.
"Querida Sophie, siempre había entendido que morirse de amor no era más que una licencia poética, hasta que te conocí.
Entonces, todas esas películas y libros de romance cobraron sentido. Comprendí porque Mr. Darcy amaba ardientemente a Elizabeth Bennet o porque a Augustus Waters se le aceleraba el corazón cada vez que veía a Hazel Grace.
En otras palabras, creo que me gustas. Estoy seguro de que me gustas, pero me gustaría saber si tú sientes lo mismo que yo.
Con amor, Jacob Leve."
Sin embargo, tu reacción fue mucho más pobre de lo que esperaba. Te limitaste a sonreír de lado, dejaste caer los hombros y te miraste las zapatillas.
En cuanto viste mi expresión de miedo, te apresuraste a hablar.
—Siempre quise que me escribieran una carta de amor.
— ¿Estás bien? —pregunté, preocupado. Tus palabras sonaban vacías. —No tienes por qué decir que sí. Si no sientes lo mismo que yo...
Sophie no me dejaste continuar porque te inclinaste para besarme. Me estabas besando. Sucedió de repente. Cuando nuestros labios se tocaron, el corazón me saltó de alegría y la adrenalina recorrió mi cuerpo. Puse las manos sobre tus mejillas para atraerte más hacia mí. Fue nuestro primer beso. Un beso increíble, suave e impactante. De esos que recuerdas toda tu vida, ese que yo voy a recordar toda mi vida. En cambio para ti, estoy seguro que fue insignificante.
Recuerdo que en ese instante me sentí aliviado porque, en el fondo, algo dentro de mí decía que me rechazarías. Pero no lo hiciste, y, entonces, comprendí que mis miedos eran absurdos. Pero no lo eran, maldita sea, no lo eran y tú lo sabías.
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Todo lo que no te llevaste
Romance"Te devuelvo todo lo que me dejaste. Las fotos, las cartas y todo lo que me diste. Te devuelvo el dolor, la culpa y los miedos. Te lo devuelvo todo. Perdón por no saber qué hacer con ello." Sophie, hay cosas que no sabes. Hay una parte de nuestra h...