"Hemos ganado."
2-0
Es lo que indicaba el marcador. Íbamos ganando y solo quedaban tres minutos. Sé que casi todos del equipo ya estaban celebrando la victoria, pero yo aún no. Hasta que el tiempo no acabara, yo no estaría tranquilo. Nunca se sabe lo que puede pasar en tan solo tres minutos. Tres minutos Sophie, a ti te llevó mucho menos romperme el corazón. Menos de tres minutos...
Entonces, de un momento a otro, el árbitro indicó que el partido llegaba a su fin. Mis compañeros empezaron a gritar y saltar de alegría, yo intenté mantenerme lo más serio posible. No me gusta celebrar delante de otros. Me acerqué al capitán del equipo contrario y le estreché la mano.
—Buen partido. —le dije.
Si algo me había enseñado el fútbol, es que no era una competición. No jugábamos para demostrar que éramos mejores que el resto, jugábamos porque nos gustaba. Porque aunque pudiéramos practicar cualquier otro deporte, elegiríamos este sin pensarlo dos veces.
Busqué con la mirada al entrenador del equipo contrario y me dirigí hacia él. No sin antes ver como Paul, nuestro entrenador, me miraba con una sonrisa en la cara.
—Ha sido un placer jugar contra ustedes.
Aunque dudó un minuto, acabó estrechándome la mano.
—El placer ha sido nuestro. Jacob, ¿verdad?
Asentí.
—Me han hablado mucho de ti, eres muy bueno. De los mejores jugadores que he visto y eso que llevo entrenando casi toda la vida.
—Bueno, es lo que intento, señor.
Con esto, se ríe.
—Déjame decirte que lo has conseguido.
Me esforcé por sonreír. No me gusta cuando me alaban, me hace sentir un poco incómodo. Creo que en el fondo es porque sé que no me veo de la misma manera en que ellos me ven.
—Debo ir a los vestuarios, encantado de conocerle.
—Igualmente.
Cuando llegué al vestuario pude escuchar desde la puerta como mis compañeros estaban gritando como locos. Sin duda, habían empezado la celebración sin mí. Abrí la puerta con miedo a lo que me podía encontrar tras ella, la última vez empezaron a tirar confeti por las duchas. Entré y vi como empezaron a aplaudir.
—Recuerda que bese el suelo que pisas. —gritó Brian.
—A mi písame la cara cuando quieras, que sería todo un honor. —añadió otro compañero.
Sus comentarios me tomaron por sorpresa y me reí.
—No digáis tonterías.
— ¿Tonterías? Capi, has estado genial.
—No sé si eres consciente de que no hubiéramos ganado este partido sin ti. —dijo Marc.
Me reí mientras negaba con la cabeza.
—Eso no es verdad. No os equivoquéis, hemos ganado. Todos.
—Vuestro capitán tiene razón. —Me sobresalte cuando la voz del entrenador llegó a mis oídos. —Ha sido un gran partido muchachos. No olvidéis que sois un equipo, esto no es un juego individual. Jacob, ven un momento a mi despacho por favor.
Al escuchar eso último, me invadió el pánico. El entrenador, muy pocas veces quería hablar conmigo en privado. Solo lo había hecho dos veces, y una de ellas fue para decirme que iba a ser el capitán del equipo. Intenté negarme, pero me dijo que si alguien debía liderar en el campo era yo. Si no estaba de acuerdo con ello, tal vez no era tan bueno como él creía. Tuve que aceptar, a pesar que sabía que cualquier otro sería mejor capitán que yo.
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Todo lo que no te llevaste
Romance"Te devuelvo todo lo que me dejaste. Las fotos, las cartas y todo lo que me diste. Te devuelvo el dolor, la culpa y los miedos. Te lo devuelvo todo. Perdón por no saber qué hacer con ello." Sophie, hay cosas que no sabes. Hay una parte de nuestra h...