Capítulo 34

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"NCAA-DI."

—Jacob, no sabía que teníamos cita.

—No la tenemos, pero, ¿tendría un momento?

La doctora Manreet me miró preocupada y asintió. Me hizo pasar a la sala y me senté en el sillón de siempre.

— ¿Cómo estás?

—Bien. —murmuré. — ¿Usted?

Al escucharme se le escapó una sonrisa.

—Estoy bien, gracias por preguntar.

—Me gusta este sitio. —confesé. —Tal vez debería poner algún cuadro, pero me gusta. Hace que me sienta como en casa, los bolígrafos son los mismos que tiene mi padre. Creo que los compra en una papelería en concreto, la que está en la esquina al final de la calle.

—Sí, los compro ahí. —sonrió. —Jacob, ¿por qué has venido hoy aquí?

Bajé la vista a mis manos.

—Marc y Andrea van a estudiar ADE, Brian entró en Derecho y André obtuvo una plaza en el Conservatorio.

—Eso es increíble.

—Lo es.

— ¿Quieres que hablemos de ello?

—Si...bueno...no sé...creo que sí...—cerré un momento los ojos y respiré profundo. —Hoy por la mañana me llegó la carta de NCAA-DI. No he podido abrirla, lo iba a hacer con Collins. Él iba a leer la mía y yo iba a leer la suya. Si ninguno de los dos entraba, prometimos que no pasaría nada, pero si uno de nosotros lo hacía y el otro no, tampoco pasaría nada. Éramos lo suficientemente maduros como para saber que queríamos lo mejor el uno para el otro, aunque eso implicara que uno de nosotros se quedara fuera.

Miré al techo y suspiré.

—No soy capaz de abrir ese maldito sobre, no si no está él. —confesé.

—Jacob, no tienes por qué tomar una decisión ahora mismo. Puedes abrir...

—Lo sé. —le interrumpí, porque sabía lo que iba a decir. —Pero, ¿qué pasa si no entro?

—Nada, no pasará nada, porque nunca es tarde para empezar algo nuevo, lo malo es cuando ya no quieres empezar nada. No sabrás si te han admitido o no, hasta que abras esa carta y una vez la hayas leído, podrás decidir qué quieres hacer. No tienes por qué abrirla ahora mismo, pero si debes recordar que yo no puedo decirte que es lo que tienes que hacer. Tú ya sabes que es lo que quieres y si las cosas no salen como deseas, siempre puedes empezar de nuevo.

Ahora tenías las cosas un poco más claras. Tal vez, una parte de mí siempre sea un poco insegura, pero sí puedo. Siempre he podido. Todo el mundo me lo ha dicho. Collins, Marc, André, Brian, Andrea, mis padres, la doctora Manreet, etc. Todo el mundo me decía que sí que podía, todos menos yo. Ahora, que me lo han recordado, me digo a mi mismo que sí que puedo. Reconozco que me siento más tranquilo. Más libre. Hacía tiempo que cargaba con este miedo y, poco a poco, mi silencio me había consumido.

Contarlo ha hecho que me sienta más ligero.

—Doctora.

— ¿Si?

—Si me llegaran a admitir, tendría que irme. ¿Hay alguna manera de seguir con las citas?

Me dedicó una sonrisa.

—Por supuesto.

***

Cuando sonó el timbre de casa, aparté mi vista del sobre y me dirigí a la puerta. Sin embargo, mi expresión cambió enseguida.

Todo lo que no te llevasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora