Capítulo 18

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"La fiesta."

—Schopenhauer explica que el hombre decide poner fin a su vida cuando considera que las crueldades de ésta son superiores al temor que le causa la muerte...

Dejé de escuchar lo que decía el profesor de Filosofía y miré a mi mejor amigo. A tan solo unos metros de nosotros, Collins y Andrea se reían, aunque yo solo estaba pendiente de uno de ellos. Se me hacía extraño no estar sentado al lado de él. Cuando empecé a salir contigo nos cambiamos los sitios de clase, a nadie pareció importarle, pero era extraño compartir mesa con otra persona.

—Jacob. —susurraste.

— ¿Si?

— ¿Haces algo hoy por la noche?

— ¿Dormir? —bromeé, pero no te reíste, así que añadí. —No tengo planes, ¿por qué?

—Hay una fiesta a la que quiero ir.

La fiesta Sophie, aquella maldita fiesta, ¿la recuerdas?

— ¿Quieres que vaya contigo?

Asentiste y después me sonreíste.

No pude evitar sorprenderme. Sophie, sabías que no me gustaban las fiestas, no me sentía cómodo en ellas. Sabías que no era lo mío, pero te dio igual. Te dio igual porque sabías que yo te diría que sí, como siempre.

—Mañana tengo entrenamiento.

—Solo iremos un rato. Por favor.

Me reí.

—Vale, iremos a esa fiesta.

***

Estábamos lejos de casa, más bien estábamos muy lejos. Ni siquiera sabía dónde estábamos, pero sabía que no había estado aquí antes. Debía admitir que era absurdo ir a una fiesta en la que no conocía a nadie, sobre todo porque yo no bebía y tampoco bailaba. Así que lo más probable es que estuviera en una esquina, mientras tú disfrutabas de la noche. Aunque eso daba igual, porque por tu sonrisa, sabía que te hacía ilusión venir. Creo que estuve mucho tiempo mirándote, porque me preguntaste:

— ¿Qué pasa?

—Eres guapísima. —declaré.

—Sabía que este vestido me favorecía, ¿te gusta?

Te miré de reojo, sonreí y te agarré de la mano

—Sí, pero me gusta más quién lo lleva.

—Eres muy cursi. —Te empezaste a reír y entonces añadiste. —No te muevas de aquí, voy a por unas cervezas.

Me quedé extrañado. Te fuiste antes de que pudiera decirte que yo no bebo cerveza, no me gusta. Además, mañana tenía que madrugar.

Permanecí unos minutos de pie preguntándome "¿Qué hacía aquí?". Yo no salgo de fiesta o por lo menos no voy a fiestas donde solo conozco a una persona. Consideré sentarme en el sofá que había en aquella casa, pero estaba ocupado por dos personas que se estaban besando. No me sentía a gusto, la música estaba muy alta y no tenía a nadie con quien hablar. La gente que pasaba iba tan borracha que me empujaban sin querer, a alguno incluso se le cayó algo de bebida en mis zapatos.

Pasado veinte minutos, empecé a preocuparme. Dijiste que habías ido a por cervezas, pero no creía que se tardara tanto. Empecé a mirar a mí alrededor por si te veía, y nada. Así que me moví y fui a buscarte. No estabas en la cocina, tampoco en el salón y en los baños solo había gente potando. El olor a vómito me hizo sentir náuseas. Salí a la entrada, tal vez estarías allí. Necesitaba aire, este lugar olía fatal. Una mezcla entre sudor y alcohol, que no podía soportar.

Todo lo que no te llevasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora