Capítulo 26

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"Una terrible equivocación."

Los siguientes meses fueron más duros de lo que creía. La tensión con los chicos era cada vez más grande y ya no hablábamos. Intentábamos disimular que ya no éramos amigos en los entrenamientos, pero ninguno jugaba igual que antes. Brian dejó de venir a entrenar, creo que habló con el entrenador porque ya no preguntaba por él. Marc no me miraba, ni siquiera me pasaba el balón en el campo. Collins intentaba hablarme y yo lo evitaba, no quería saber nada de él. André intentó hacer de mediador en alguna ocasión, pero tuve que decirle educadamente que se fuera a la mierda. En resumen, mis amigos, ya no eran mis amigos.

Andrea se enteró de toda esta situación e intentó intervenir, pero en el momento que supe que tú y ella ya no erais amigas, pude hacerme a la idea de qué lado estaba.

Mamá preguntaba por los chicos de vez en cuando y tuve que mentirle, decirle que los seguía viendo y que todo estaba bien entre nosotros. Nunca pensé que le mentiría a mi madre, pero si lo hice, en más de una ocasión.

Las cosas contigo cada vez iban a mejor o eso creía. Después de la última vez que hablamos de los chicos, no volvimos a hablar de ellos. Una parte de mí se sentía aliviada al saber que confiaba en ti y tú en mí.

Los exámenes finales me habían salido bien, muy bien. La verdad es que mi media era incluso mejor de lo que había imaginado que sería este curso, pero en el fondo, no me alegraba tanto. Cuando supe que lo más probable es que obtuviera matrícula de honor, quise contárselo a los chicos, pero no pude. Quise decirle a Collins que lo había conseguido, que ahora tendría más posibilidades de entrar en NCAA-DI, pero él y yo ya no éramos amigos. Así que todo eso, que quería compartir con ellos, me lo callé. Tú no querías saber nada de NCAA-DI, decía que aquella Universidad no era la decisión correcta. Que estaba cometiendo una terrible equivocación. Así es como te referías a mi sueño, una terrible equivocación. Lo nuestro sí que fue una equivocación Sophie, no eso.

Lo intenté tan duro y llegué tan lejos, pero al final a ti nunca te importó.

Después de lo de los chicos, estabas más cariñosa de lo normal. No hacíamos nada nuevo que no hubiéramos hecho antes. Íbamos a la biblioteca, nos veíamos cuando ninguno de los dos estaba ocupado e intentábamos compartir el mayor tiempo posible juntos. Una parte de mi creía que me ibas a dejar cuando empezáramos la Universidad, estaba seguro de ello. Temía que en cualquier momento quisieras acabar con lo nuestro.

Ya habíamos acabado las clases y todos los exámenes. Quería celebrarlo invitándote a cenar, pero tú tenías otro tipo de celebración en mente. Una a la que yo no quería asistir, ¿lo recuerdas?

—Venga, tenemos que ir. Es la fiesta de celebración de fin de curso. —insististe.

—Sophie, iría si no se celebrara en casa de Marc, ya lo sabes. —respondí mientras trataba de buscar algo que ver en la televisión.

De pronto, te inclinaste sobre el sofá y me arrebataste el mando de la televisión. Fue molesto Sophie, demasiado. Lo hacías más de una vez.

—Eso da igual. Coincidís en todos los entrenamientos, puedes hacer un esfuerzo y acompañarme a esa fiesta.

—Sophie, no...

— ¡Dios! —me interrumpiste. —Nunca quieres hacer nada de lo que yo quiero hacer.

Eso me puso alerta. No solo estabas alterada, también noté cierto enfado en tu forma de hablar. Las cosas iban a ponerse feas, siempre lo hacían cuando te enfadabas conmigo, y como no sabía qué decir, decidí guardar silencio.

—Me voy. —anunciaste.

De pronto, te pusiste de pie y empezaste a recoger tus cosas.

—Lo siento. —dije, de repente. No sé porque me disculpaba, pero lo hice. — Venga, no te enfades. Iré a todas las fiestas que quieras ir, menos a esta. Te lo prometo. Además, estoy seguro de que te lo pasarás mejor sin mí.

Te miré de reojo y me sonreíste. Era evidente que no te había gustado mi respuesta, pero sabías que no cambiaría de opinión. Volviste a dejar las cosas donde estaban y te sentaste a mi lado en el sofá, mientras estabas con el móvil.

Sophie, estoy seguro que no lo recuerdas, pero a mí no me gustan las fiestas. Siempre intento evitarlas, los chicos lo sabían, por eso nunca insistían en que fuera. Solo iba si me sentía cómodo y este no era el caso. Te lo comenté en más de una ocasión, pero tú nunca me escuchabas.

Cuando llegó la noche, estuve un montón de horas mirando en el ordenador la solicitud de NCAA-DI. Como si por arte de magia fueran a darme la respuesta en ese momento. De repente, sonó mi móvil.

Sobresaltado, cerré la pantalla del ordenador y crucé el dormitorio de una zancada.

Pensé que eras tú Sophie, por eso lo cogí.

— ¿Si?

—Jacob, ¿no vas a venir?

Me faltó poco para colgar el teléfono cuando reconocí la voz de la persona que estaba al otro lado de la línea.

— ¿Marc? —Inquirí, frunciendo el ceño. — ¿Por qué me estás llamando?

— ¿Vas a venir a la fiesta? —preguntó, ignorando el desdén en mi voz.

—No.

—Deberías venir, Sophie está aquí.

—Ya sé que Sophie está ahí, me dijo que iría. —repuse. Mi tono de voz sonó mucho más seco de lo que pretendía, pero me daba igual.

—Supongo que también te diría con quien iba a venir.

Fruncí el ceño, no entendía qué es lo que quería decir. Me dijiste que ibas a ir con unas amigas, unas del instituto que yo no conocía.

— ¿A qué te refieres?

—Ven y averígualo. Más bien, ven y míralo con tus propios ojos. —contestó.

Después de aquello, finalizó la llamada.

Estuve a punto de no hacerle caso, pero llevaba mucho tiempo sin hablar con Marc. Y algo me decía que si debía ir aquella fiesta. No sé porque le hice caso, aun hoy no sé qué fue lo que me empujó a ir.

Todo lo que no te llevasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora