"Enfermedad"

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La fiebre no disminuía, ningún médico del pueblo era capaz de ayudarlo con los delirios generados a las altas temperaturas de su cuerpo. No había sangría ni sanguijuelas que pudiesen llevarse la enfermedad y solo le habían dicho que hiciera las paces con el creador para que en el momento dado fuese directamente hacia el cielo.

Sousuke ya se había resignado a su destino, había asumido que pronto moriría consumido por la fiebre y tos que le acechaba y que no había nada más que hacer. Aun así, se negaba a morir solo en aquella pequeña y oscura habitación que ni siquiera contaba con una ventana, si iba a morir, sería como y donde él quisiera. Hizo esfuerzo con lo último que le quedaba de sus fuerzas, se bañó el cuerpo sudoroso, vistió de la mejor manera posible y tomó prestado un caballo de la casa del lado.

Cabalgó hacia las afueras del pueblo, lo más rápido que pudo para no despertar sospechas y que nadie le viera entrar al bosque durante aquella noche, tampoco quería dar lástima. Quería llegar a un claro en específico, lo recordaba de sus días de niñez y juventud, pero como algo lejano y que solo se presentaba cuando él estaba perdido, nunca cuando lo buscaba. Tal vez ahora tendría suerte y podría yacer allí.

Los movimientos del caballo lo fueron agotando, sudaba mucho más que antes y respiraba con dificultad, apenas cerró los ojos por un momento y sintió como la consciencia se desvanecía y su cuerpo caía sin fuerzas al mullido suelo de en mitad del bosque. No había alcanzado a llegar al lugar, pero al menos moriría sintiendo la brisa otoñal.

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Tenía la garganta seca y mucha sed. Su cuerpo también dolía y estaba seguro a que se debía a la caída del caballo, pero supuso que había muerto en ese momento, solo que no era así al parecer. ¿Estaba agonizando solo en mitad de la nada? Parecía que tampoco era de esa forma.

Trató de concentrarse en su alrededor, no sentía la brisa del bosque en su piel pero tampoco la sensación de encierro de su cuarto. Debajo de él tampoco sentía la humedad del suelo del bosque, sino que algo más suave y mullido. Acogedor. Esa fue la palabra con la que pudo identificar todo aquello.

Algo frío en su frente le sorprendió y lo hizo jadear.

―Lo siento ―escuchó una suave voz que se disculpa con él. ¿Estaba soñando?

Trató de abrir los ojos pero una mano le acarició los cabellos para despejar su rostro que mostraba aún signos de sufrimiento.

―No te esfuerces, duerme un poco más. Yo te cuidaré.

¿Hace cuánto que alguien no cuidaba de él? ¿Debía bajar la guardia y dejar que el desconocido hiciese lo que quisiera con él? ¿Por qué se preocupaba si ya había decidido morir? Aquellas preguntas no tenían sentido en su condición y una buena parte de él supe que debía simplemente confiar en la melodiosa voz

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Despertó debido a una tenue luz en su rostro, se sentía refrescado y sin fiebre ¿había muerto? No, todavía había algunas partes de su cuerpo que le dolían así que definitivamente seguía vivo. Abrió los ojos parpadeando y lo primero que vio fue el techo de lo que suponía que era una cabaña, ladeó su cabeza y confirmó el hecho de que estaba dentro de una.

Un hombre alto y fornido apareció por el umbral de la puerta y sus ojos se iluminaron al verlo despierto. Llevaba en una bandeja un cuenco con agua y un paño, además de un tazón con un extraño líquido verde.

―Despertaste, ¿cómo te sientes? ―se acercó a él y Sousuke se preguntó nuevamente si es que no había muerto y aquél ser era un ángel.

―Bien. De hecho muy bien ―Sousuke trató de incorporarse y fue ayudado por el desconocido.

―Me alegro ―aquella sonrisa era genuina―. Te encontré tirado en la espesura del bosque mientras recolectaba algunas plantas que salen solo cuando la luna se encuentra en su apogeo. Temí lo peor.

―¿Plantas a la luz de la luna?

―Umm... sí. Soy curandero, aunque la gente del pueblo cree que soy un brujo.

El desconocido se abrazó a sí mismo y Sousuke pudo comprender cuánto había de haber sufrido por aquello, incluso pudo sentir como temía de que él mismo le atacara. Además conocía sobre los rumores de las cosas que en otras partes les hacían a quienes creían que practicaban brujería, cosas horribles. Inspiró hondo y posó su mano en la rodilla del curandero que se había sentado frente suyo.

―Muchas gracias. Los médicos del pueblo se habían rendido conmigo, pero tu me salvaste. Te debo mi vida.

Los ojos verdes volvieron a iluminarse y Sousuke pudo ver un leve sonrojo en las mejillas del otro chico, y le sonrió.

―Me llamo Makoto.

Along the history. Flufftober 2021 [SouMako]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora