Compartir cama

42 6 3
                                    

Faltaba poco para el alba, él debía de levantarse e ir alistándose para estar presentable en cuanto su Majestad lo hiciese. Era el leal caballero de su Rey y siempre debía estar atento a sus necesidades. Abrió los ojos y tragó saliva, la verdad era que estaba prendado de su Majestad.

―Ni se te ocurra levantarte, faltan un par de horas para tener que hacerlo.

El rey Makoto habló a su lado.

Para gran vergüenza de Sousuke, habían no solo tenido relaciones íntimas, sino que también dormido y compartido cama. Si alguien fuera de esas cuatro paredes se enterara, él sería hombre muerto. Aunque más le importaba lo que pasaría con la honra de su Majestad, no podía causarle problemas.

―Su Majestad, deje que me retire antes de que los sirvientes comiencen a hablar.

―Déjalos que hablen.

Makoto se giró y lo miró. Despertar con aquella profunda mirada sobre sí provocaba que cierta parte de la anatomía de Sousuke también despertara.

No se arrepentía de haberse entregado a aquél hombre frente a él, ni nada de lo que había sucedido después, su mayor pánico había sido el profanar la cama y tener la osadía de despertar a su lado. No lo merecía.

―Su Majestad, por favor perdone mi falta al osar compartir el mismo lecho en donde usted reposa. Os prometo que jamás volverá a ocurrir.

―¿Uh? ―Makoto se apoyó en el codo mientras veía como Yamazaki comenzaba a levantarse para irse―. ¿Crees que me ha molestado? ―lo tomó del brazo antes de que saliera por completo de entre las sábanas. ―Era normal que cayeras profundamente dormido luego de todo lo que hicimos, todavía me pregunto si tu cuerpo se encuentra bien. Por otra parte, dormir entre sus brazos me permitió descansar como nunca antes lo he hecho.

―Yo... ―Sousuke se había quedado sin palabras ante aquella declaración, la verdad era que él también había disfrutado de todo aquello y de despertar con Makoto durmiendo sobre su brazo.

―Ahora ven a retozar un poco más conmigo. Es una orden de tu Rey ―dijo lo último jalándolo del brazo y dejando en claro que no aceptaría un no por respuesta.

Ambos cuerpos se hicieron un amasijo de extremidades, cada centímetro tocaba parte del otro, pero era un gesto tan íntimo que no se podía malinterpretar con connotaciones sexuales.

―Supongo que tendré que mandar a hacer una cama más grande.

Along the history. Flufftober 2021 [SouMako]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora