Along the history. Flufftober 2021 [SouMako]

Confesión borracha

Shibuya, actualidad.

―Debes estar muy acostumbrado a venir a este tipo de lugares, ¿no?

La voz de Makoto trataba de sonar desinteresada, pero Sousuke ya comenzaba a conocerlo bastante bien como para saber que estaba escondiendo algo más que simple curiosidad detrás de su pregunta.

―No realmente, conocí esta zona de cuando viví en Tokio antes.―contestó Yamazaki mientras tocaba el botón de atención a la mesa para que viniera el mesero.

―Pero, eras menor de edad.

―Sí, pero no lo aparentaba ―Sou se encogió de hombros ante según él, lo obvio.

―Eso... eso no está bien.

El mesero se acercó y tomó la orden, cervezas y unas gyozas. El alcohol llegó casi de inmediato y ambos jóvenes chocaron sus vasos y brindaron.

―¿Lo ves? Nadie nos preguntó nuestra para traernos esto ―señaló Sousuke su cerveza.

―Sí, pero ahora somos estudiantes universitarios y falta poco para que cumplamos 21.

―Detalles ―Sousuke se encogió de hombros y cambió el tema de conversación.

No era la primera vez que iban a un restorán o izakaya para beber algo y conversar. Al principio las conversaciones se trataban de la rutina de entrenamiento, de las clases que tenían y de amigos en común; pero a medida que más tiempo pasaban juntos, más familiares y cercanas se hacían las charlas. Pudieron discutir de sus sueños, metas, objetivos y querer, de lo mucho que extrañaban su pueblo natal y de las grandes diferencias con Tokio.

Habían comenzado a hacer una especie de tour por los distintos distritos de Tokio, aquél mes el destino señalado era Shibuya, la ciudad en donde hay fiesta por donde sea que vayas, a cualquier hora del día o de la noche y que es representada por Fling Posse. Las luces neón iluminaban cada calle y la música resonaba por los parlantes de las mismas, el alcohol se encontraba disponible en cualquier lugar y era común ver a gente dormir en alguna parte, esperando a que el primer tren saliera de la estación.

Los turistas se sacaban fotos en la estatua de Hachiko, en el gran cruce múltiple peatonal, en el Starbucks con las mejores vistas a los letreros comerciales, iban a comprar productos de Disney o de la tienda pokemón o simplemente a disfrutar de la divertida zona. Y no solo turistas, sino que aquél distrito era capaz de atraer e hipnotizar a cualquiera que lo pisase.

La tarde dio paso a la noche, las jarras de cervezas iban y venían dentro del local y Yamazaki junto con Tachibana iban pidiendo más y más, sin importar nada. Su charla amena y el alcohol dieron paso a que siguieran abriendo más y más su interior hacia el otro.

―¿Te divertías mucho? ―Makoto le preguntó a su acompañante mientras apoyaba su rostro en la mano, su codo desde una cerveza atrás ya estaba apoyado allí, dándole soporte.

Si algo había aprendido Sousuke en todo este tiempo, era que Makoto a pesar de su complexión, tenía poca resistencia al alcohol.

―¿Divertirme? ―la pregunta no tenía sentido bajo el contexto de la conversación.

―Sí, cuando venías para acá con tus otros amigos. De seguro que las chicas te acosaban mucho, por lo guapo que eres.

¿Guapo? Sousuke sintió de golpe un repentino calor, pero de seguro que era debido a las grandes dosis de alcohol que había estado tomando y no por vergüenza, claro.

―Makoto, creo que ya estás un poco borracho. ¿Te parece que nos vayamos y caminemos un poco? El aire de seguro que te ayudará.

El castaño hizo un puchero pero asintió, sentía su cuerpo mucho más pesado que de costumbre y no sentía ningún filtro en su boca. Sousuke se aseguró de pagar todo luego de hacer que Makoto le prometiera que lo invitaría a comer la próxima ocasión, salieron del lugar y emprendieron rumbo hacia un parque, no tan cercano pero podían llegar caminando. A medida de que se alejaban del centro de Shibuya, la gente iba desapareciendo poco a poco hasta que se encontraron los dos solos. El silencio entre ellos no era incómodo y disfrutaba del leve frío de la noche que les ayudaba también a aclarar un poco sus mentes.

De pronto Makoto tropezó y Sousuke trató de ayudarle, pero ambos seguían con sus reflejos ralentizados por el alcohol y terminaron por caer al piso. Ante la embarazosa situación y sin que nadie los mirara comenzaron a reír.

―¿Estás bien? ―Sousuke fue el primero en hablar.

―Sí, ¿y tú?

Las miradas se encontraron, sus rostros demasiado cerca y el juicio mermado.

―Me gustas.

Las palabras resonaron por las vacías calles, ni siquiera autos pasaron en ese momento y solo hubo un testigo de esa declaración.

Sousuke tragó saliva y contestó.

―Tu también me gustas, Makoto.

Estaba dicho. Lo que las acciones durante meses fueron construyendo por fin se habían materializado en palabras. Sus rostros se acercaron, sería su primer beso; pero Makoto apartó a Sousuke de un empujón y vomitó.

Mientras el azabache acariciaba la espalda de Tachibana, le aseguró.

―Mañana cuando hayamos despertado, te lo volveré a decir, Mako.