🎪 Chapter VII: El flautista

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El policía caminaba por la acera, cargando en su mano una lámpara para apuntar su camino entre la neblina que cubría la ciudad.

– ¡Señor! –llamó una voz infantil.

Él se detuvo y giró, viendo a una niña acercarse, sonriendo y con una canasta colgando de su brazo izquierdo.

– Cómpreme una flor –enseñó las flores que tenía en su mano.– Señor.

– Últimamente hay muchos secuestros de niños –informó, acercándose ella y agachándose delante.– Vuelve pronto a casa.

Los ojos de la pequeña se cristalizaron.

– Pero si no las vendo todas, mamá... –bajó la cabeza y sollozó.

El oficial la miró con pena, observó su canasta viendo que estaba ya vacía y luego dirigió la vista al pequeño ramo que ella cargaba. Suspiró, decidiendo comprarle las flores para que pueda irse a casa.

La niña corrió, sonriente; se detuvo, giró para mirarlo de nuevo y movió su mano en el aire, saludándolo.

– ¡Muchas gracias! 

– ¡Vuelve rápido a casa! –pidió, saludándola con la mano con la que sujetaba las flores.

La pequeña giró y comenzó a correr de nuevo. El joven hombre sonrió.

– ¿Otra vez? –preguntó otro hombre, acercándose a él. 

– Si pienso en que Emily tiene más o menos esa edad... –observó las flores.

– Qué sobreprotector eres.


La niña corría por los callejones, con una enorme sonrisa.

– Qué alegría –miró las monedas en su mano.– Seguro que mamá se alegrará –volvió la vista hacia adelante.–, y tendremos suficiente para la medicina de Jimmy.

Se detuvo de pronto al ver un cartel en una pared, se notaba que había sido pegado recientemente pues estaba intacto. En él se anunciaba el Circo Arca de Noé, y en su pintura se mostraban a los artistas principales y varios animales.

– El circo... –sonrió y miró las monedas.– Si me esfuerzo más, ¿Podré ir con Jimmy?

Abrió los ojos con algo de sorpresa al oír el sonido de una flauta, que tocaba una melodía bonita. Giró hacia el callejón oscuro a sus espaldas, y una pequeña brisa vino de él. Se encogió de hombros algo asustada, tragó saliva y comenzó a caminar, entrando a él.

Joker dejó de tocar y sonrió.

– Señorita, ¿Te gusta el circo?

Saltó tras ella, haciéndola sobresaltar; hizo una reverencia, apoyando una rodilla en el suelo y llevando una mano a su pecho.

– Si no tienes prisa, pasa a mirarlo –giró la flauta en su mano, la cubrió e hizo aparecer un ramo de flores.

La pequeña sonrió con las mejillas sonrojadas y asintió.

– ¡Sí!

– ¡Empieza el espectáculo! –saltó, arrojando el ramo.

Aquel explotó, haciendo llover sus pétalos rosados.

Doll giró su sombrilla, la apoyó en su hombro y sonrió a la niña, para comenzar a saltar de un tejado a otro, danzando y alejándose.

Wendy y Peter aparecieron colgando de sus trapecios, sonriendo.

Suicide Circus 🎪 Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora