🎪 Chapter XVIII: Más allá de la colina

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Tn estaba delante de la ventana, recargada en su marco, observando la noche. Un cuervo ingresó al cuarto por aquella ventana, se detuvo tras ella y tomó su forma humana.

– Señorita –sacudió la cabeza, haciendo volar gotas de agua de su cabello.– Ya tiene a Phantomhive, ¿Qué sigue?

– Rio... ¿Dónde estabas?

– El maldito de Sebastian me sacó afuera. A veces odio esa forma de perro.

– Cálmate, todo acabará pronto...Y podrás devorar mi alma –sonrió, mirándolo de reojo.

– Apetitoso –sonrió.– ¿Qué hará ahora?

– Kelvin está muerto, es uno menos. Y ahora, como la prometida de Phantomhive, me será más fácil acercarme a esos malditos aristócratas.

Tn tomó la fotografía sobre la mesa a un lado y sacó una navaja de su bolsillo, la cual abrió para tachar el rostro de uno de los hombres que salía en aquella.

– Me seguirás hasta el final, ¿Verdad...Arioch?

El demonio tras ella sonrió de lado, mientras sus ojos brillaban en un color rojo brillante.

– Yes, my Lady.

[Madrugada]

Tn despertó de un salto, pegando un grito y cayendo de la cama. En pocos segundos la puerta de su cuarto se abrió, dando paso a Arioch quien se le acercó rápidamente.

– ¡Señorita!

– ¡Aléjate! –le dio una bofetada.

Ciel entró corriendo, se acercó hacia ella y se arrodilló a su lado.

– ¡Conde, no! –advirtió.

– Tn –llamó, tomando una de sus manos.

– ¡No me toques! –gritó, dándole una bofetada.

– ¡Tn! –la tomó por los hombros.

– ¡¡Suéltame!!

– ¡Tn, soy yo! ¡Soy Ciel! ¡Mírame!

– ...

Ella abrió los ojos, con su respiración agitada y pequeñas lágrimas asomadas en sus cuencas; al ver al ojiazul, soltó un sollozo y lo abrazó con fuerza. Él correspondió, soltando un suspiro.

– Está bien, todo está bien. Ya pasó –acarició su cabello y besó su cabeza.– ¿Qué soñaste?

– ...Era él...Él me... –sollozó.– Olvídalo.

– Está bien, no necesitas decir nada más. Ven, vuelve a la cama.

– ...Ciel... –se aferró a él.– ¿Puedes dormir...conmigo...?

El chico se sonrojó.

– A-Ahm.

– P-Por favor –lo miró.

– ...E-Está bien. Dormiré contigo.

– Gracias...

Ambos se levantaron y subieron a la cama. Tn abrazó al chico y se acurrucó en su pecho, aferrándose a su camisa como si no quisiese que el monstruo bajo la cama la separase de él. Ciel acarició su cabello y miró a su mayordomo.

– Sebastian, prepárale un té.

– Entendido.

– Arioch, tráele algo dulce.

– Sí.

Arioch y Sebastian hicieron una pequeña reverencia y se retiraron a la cocina. El joven miró a su prometida y secó sus lágrimas.

Suicide Circus 🎪 Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora