Suicide Circus 🎪 Ciel Phantomhive

🎪 Chapter XI: Enfermo

Ciel comenzó a retorcerse, haciendo muecas de dolor, parecía tener una pesadilla. Tn se sobresaltó al verlo, se inclinó hacia él y comenzó a acariciar su cabello.

– Tranquilo, Ciel...Estoy aquí –tomó una de sus manos.– Arioch y yo te protegeremos mientras Sebastian no está –le susurró.

El joven comenzó a calmarse, parece que la había oído.

El Doctor acomodaba algunos frascos mientras tanto, cuando Doll entró a la tienda, cargando un recipiente con grandes trozos de hielo.

– Doctor –se acercó a él.–, ¿Cómo está Smile?

– Está durmiendo –giró la cabeza hacia donde estaba él.– Parece que tenía una pesadilla, pero Mimi pudo calmarlo.

La castaña miró hacia allí también, viendo al ojiazul dormir con un paño sobre su frente, y a la pequeña rubia sentada junto a la cama, tomando una de sus manos; a un lado de ella estaba aquel perro negro, sentado y con las orejas paradas, como si estuviera alerta.

[Madrugada]

Ciel despertó de pronto, tras un largo sueño.

– ¿Sebastian? –llamó.

Al observar delante, vio a aquel perro negro que siempre acompañaba a la rubia cirquera, sentado en el suelo y dándole la espalda, como si estuviese protegiéndolo.

– ¿Arioch...?

Sintió una respiración suave a sus espaldas, por lo que giró, viendo a Tn dormir a su lado plácidamente.

– Cierto... –colocó una mano sobre su parche.– Le ordené encontrar al hombre del anillo sello –bajó la mano.– ¿Por qué ahora?

– ¿Ciel...? –llamó una voz adormilada.

Él volvió a girar, encontrándose con aquellos brillantes ojos ámbar.

– Lo siento, te desperté.

– No importa. ¿Cómo te sientes?

– Cansado.

– Normal –tocó su frente.– Aún tienes algo de fiebre –bajó su mano.– Duerme un poco más, al menos hasta la mañana.

– Sí, debería...

– ...Ciel...

– ¿Hm?

– Debes irte.

– ¿Ah?

– La serpiente con la que te encontraste le dijo a Snake que te vio, y él le avisó a Joker. Sospechan de que tú y Sebastian sean infiltrados, Peter quiere encargarse de ustedes. Debes irte antes de que...me den la orden.

– ¿Orden? ¿A ti?

– ...Todos hemos matado a alguien.

– No me contaste eso.

– Lo sé –bajó la mirada.– No quería que veas mis manos manchadas de sangre. Pero...podemos hablarlo en otro momento –lo miró.– Debes dormir.

– ¿...Puedo preguntar algo?

– Adelante.

– Arioch es...

– El demonio de la venganza.

– Entiendo. ¿Y tu contrato?

Tn bajó un poco la sábana que la cubría, tomó el cuello de su vestido y tiró un poco de él, dejando ver bajo su clavícula un pentagrama morado.