🎪 Chapter XVII: Ruinas de una mentira

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Ciel observaba por la ventana, recargando su cabeza en una de sus manos. Tn, por su parte, se había quedado dormida, con su cabeza sobre el regazo del chico; y Arioch había salido del vagón, para ir a la cocina del mismo a buscar algún postre para la joven, pues siempre que despertaba lo hacía con ganas de comer algo dulce.

Sebastian tomó la naranja que había comprado y habló:

– ¿Puedo preguntarle algo?

El joven lo miró.

– ¿Qué?

– ¿Por qué vamos al orfanato donde se criaron? –preguntó, enseñando una pequeña cuchilla para pelar la fruta.

Él abrió los ojos con algo desorpresa.

– Se quedaron sin patrón, y no podrán seguir administrando el lugar. Supongo que el Conde Burton no se negará a hacer una donación, así que puedo presentárselo.

– ¿Siente lástima por ellos?

– El trabajo de los Phantomhive también incluye encargarse de estas cosas. No hace falta que la gente sufra por cosas que suceden en los bajos fondos.

El pelinegro terminó de pelar aquella fruta a la mitad, clavó un poco la navaja en medio para separar los gajos y la extendió a su amo.

– Entonces, ¿Por qué no ayudó a aquellos niños?

– Hace tiempo vi a muchos niños como esos –se quitó un guante y tomó un gajo.– Cuando acaban así, ya no vuelven en sí. Por eso...

– ¿Cree que la muerte los hará más felices? –sonrió.– Qué arrogante.

Ciel sonrió.

– ¿Hay algún humano que no lo sea? –metió el gajo de naranja en su boca.

– Si lo hay, nunca me lo encontraré.

– ¿Cuánta fuerza crees que necesita una persona débil, un niño, para superar una situación como esa? –tomó otro gajo, lo metió en su boca y lamió su dedo pulgar.– En aquel momento, pude llamarte justo antes de romperme completamente. Por eso pude conseguir la fuerza para levantarme. Allí sólo había un demonio, tú. Y ese demonio era mío –recargó su cabeza en su mano de nuevo, al terminar la naranja.– Es cierto, soy arrogante, pero...no tanto como para dejar de pensar que puedo salvar a alguien.

– Ya veo. Por eso perdonó a la señorita Tn y la trajo con usted. Para salvarla.

Ciel dirigió la vista hacia la joven que dormía con la cabeza sobre su regazo. Ella parecía estar muy tranquila, su acompasada respiración lo afirmaba.

– Si hubiese quedado en el circo, ahora estaría muerta –volvió la vista a la ventana.– Además, sus habilidades parecen ser muy buenas.

[Más tarde]

El tren se detuvo al llegar a la estación de aquel pueblo.

Tn y Ciel bajaron de él, con Sebastian y Arioch tras ellos, cargando las maletas.

– ¿Qué hacemos aquí? –preguntó ella, mirando al chico.

– Quiero ver el orfanato donde creciste –la miró.– Con la muerte de Kelvin, se han quedado sin un patrón. Conozco a alguien que puede hacer caridad.

– ...Han pasado años –volvió la vista hacia adelante.– Después de que formamos el circo, no volví a este pueblo. Joker decía que el Barón se encargaba de cuidar a los niños del orfanato...Aunque, sabiendo el tipo de sujeto que era, siempre me dio escalofríos pensar en cómo los cuidaría.

Suicide Circus 🎪 Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora