🎪 Chapter IX: Falsedad

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La gente se preparaba para la función.

– ¿Saben dónde está mi adorno del pelo? –preguntó Wendy.

Seabstian se acercó rápidamente a ella, con el adorno.

– Aquí –sonrió.

– ¡Oye! ¡Faltan cuchillos! ¿Dónde están los de reserva? –gritó Dagger.

– ¡Aquí! –dijo Ciel, corriendo hacia él cargando una caja de madera.

– ¡Chicos! –llamó Joker.– Ya casi es hora, apresúrense.

– Sí.

Todos salieron corriendo de aquella tienda, ya listos.

Ciel dejó una caja sobre otra más grande, suspiró agotado y se sentó en un banquillo, respirando agitado.

– ¿Agotado, tonto aristócrata? –rió.

Él levantó la cabeza, viendo a aquella rubia.

– No te sobreesfuerces, tonto aristócrata.

– Ah. Claro...

Tn giró y comenzó a caminar, saliendo de aquella carpa; el perro la siguió.

Ciel la observó irse y volteó la mirada hacia adelante.

«¿Podremos investigar las tiendas antes de que me desmaye del cansancio?», pensó.

Levantó la cabeza cuando alguien pasó por delante de él.

– Este... ¿Qué tengo que hacer ahora?

Observó el lugar, notando que ya no había nadie allí, sólo Sebastian, Will y otra persona más. Se levantó.

– ¡Sebastian! –se acercó a él.– El pecoso ya no está aquí –susurró. Aquel se agachó hacia él.– Aprovechemos para investigar las tiendas ahora –miró hacia la salida.– Acabaremos en 10 minutos.

– Yes, my Lord –sonrió, llevando una mano a su pecho.

Ambos salieron de aquella tienda y comenzaron a correr, cuando alguien los detuvo.

– ¡Black!

Se detuvieron con sorpresa y giraron, viendo a Joker y Peter acercarse corriendo, con el primero cargando a Wendy en su espalda.

– ¡Es terrible! ¡Wendy se torció el tobillo! –se detuvo al estar delante de ellos.– El espectáculo ya empezó, así que, Black, ¿Puedes salir en su lugar?

Ciel frunció el ceño, su plan había sido frustrado.

– Pero aún no estoy preparado para sustituir a nadie.

– Tú ya puedes participar en el espectáculo, Black. Contamos contigo –comenzó a caminar. Giró la cabeza, mirándolo.– ¡Queda poco para tu turno, así que apresúrate!

– Qué remedio.

– Bocchan –lo miró.–, es una pena, pero tendrá que ser en otra oportunidad. ¿Bocchan?

– No sabemos cuándo tendremos otra oportunidad –dijo, con una mano en su mentón.– Es posible que este sea el único momento en el que él no está –miró el cronograma del espectáculo de esa noche.– Contrario a ti, que participas en el espectáculo, yo tengo tiempo. Nuestro problema serás las serpientes venenosas –giró, mirándolo.– Bien. ¡Sígueme, Sebastian!

– Entendido.

Ambos fueron hacia las zonas de las carpas privadas. Sebastian juntó a todas las serpientes de la tienda de Snake en una jaula gigante, haciéndole un nudo en medio.

Suicide Circus 🎪 Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora