Decisiones finales.

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A media que iban Pasando los días, cada vez más se iba afianzando más la relación entre los dos. Obviamente cada uno estaba ocupado con sus actividades siguiendo su ritmo de vida. Charly en Gray shark y Yeimy en Sourrand. Juancho ya se había enteró enterado de toda la verdad, por boca de Yeimy. Cuando esa noche ella decidió jugarsela  con Charly sabía que tenía que resolver varios asuntos pendientes. Entre el principal era decirle toda la verdad a Juancho. Por supuesto Juancho no lo tomo bien y solamente se la pasa discutiendo con Yeimy, refregandole en la todo el tiempo, como lo traicionó.
Ella estaba en plan de encontrar un nuevo depto, para irse con Erick aunque a su hijo tampoco le hubiera caído en gracia de que estuvo con Charly, al contrario hacia varios días que no se hablaban y si se veían eran algunos minutos que se cruzaban en Sourrand. Ella podía verlo a Erick todo el tiempo detrás de Juancho, acompañandolo y apoyándolo cuando el le grita o la rebaja echándole en cara que es una loca y traicionera por volver con Charly. A Yeimy al principio le dolía en el alma ese trato de ellos dos con ella, pero luego de unos días comprendió que si era el precio a pagar por su felicidad, lo pagaría. No podía negar que cada vez que se veían con Charly, mariposas surgían en su estómago. No podía negar que se pasaba todo el día para verlo. Ellos se veían día por medio en el departamento de el. El el único lugar donde nadie los juzgaria o molestaría. Era su lugar en el mundo, su lugar donde podían soltar sus sentimientos si arrepentimientos. Donde pasaban veladas inolvidables e Iban fortaleciendo cada vez más su vínculo. Se quedaban hasta altas horas de la madrugada haciendo el amor, hablando, riendo, compartiendo inolvidables momentos juntos.

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Eran las 3 de la tarde, de un hermoso día soleado. La brisa tibia se podía percibir, cuando soplaba. Yeimy terminaba de estacionar su Porche, color negro frente al consultorio de la doctora Olga. Hoy más que nunca la había llamada, para concertar una consulta con ella.  Necesitaba hablar lo más urgente posible. Acababa de tener una de las peleas más grande con Juancho y necesitaba desahogarse, necesitaba de sus palabras, por qué sentía que estaba por flaquear.

Ella como siempre toda deslumbrante, vestida con un pantalón color azul Francia de tela, con una raya plateada a cada costado de la pierna, combinado con unos zapatos de vestir plateados. Arriba llevaba un top color crema y el blaizer negro completando el look. Simplemente hermosa.
Cerro el coche, accionó la alarma y cruzo la calle, sus tacones golpeaban contra en suelo de pavimento, creando un compas aminetuado. Subió al cordón, el cual daba a una casa amplia rodeada de un enorme patio delantero. El cual se interno, hundiendo sus tacos en la tierra y dando la vuelta a la casa para dirigirse por el costado de esta al jardín trasero, ella ya conocía muy bien los lugares en donde podía encontrarla. Si no era en la mesa del jardín trasero, la encontraria en la galería cubierta que da al patio.

Olga ese encontraba esperándola en el jardín, sentada en un amplio sillón floreado de un cuerpo. Acompañado de una mesa ratona de vidrio, dónde descansaba una tetera de porcelana fina color blanca y dos tazas haciendo juego, con sus respectivos platitos y cucharas.  Al otro lado de la mesita, se sentaba otro sillón igual, invitandola a sentarse. Olga desde que había recibido la llamada de Yeimy, había preparado todo para recibirla. Además con el tono en que había pedido por favor verla, ella sabía que necesitaría una buena dosis de te relajante. 

Olga al verla cruzando el enorme jardín verde la invitó con la mano a que tomara asiento, mientras la recibía con palabras calmantes.

- Yeimy, que bueno verte de nuevo.
Toma asiento por favor.

Yeimy acato enseguida la orden de Olga, sin reproche alguno y se sentó, apoyando encima de la mesita, la cartera que llevaba. Yeimy en cuanto se sentó en el sillón, se dejó hundir en el, apoyando sus brazos en los apoyabrazos y lanzando un suspiro profundo, dirigiendo su mirada hacia el frente, sin aún ver a Olga. Olga silenciosamente la estudiaba, observando que mantenía el seño fruncido y sus manos se apretaban a los reposabrazos de este. Cualquiera que la viera era la viva imagen de la tensión. Olga rapidamente rompió el hielo utilizando sus tácticas.

"Tenías que ser tu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora