Perfectamente imperfecta I.

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Charly comienza a mover los ojos bajo sus párpados, empezando a entrar en la cociencia poco a poco. Puede sentir como el calor del sol acariciar su rostro, y el sonido de la ciudad despertando afuera de su departamento.

Charly, amaga para estirar sus brazos hacia arriba, pero un peso en su pecho le impide hacer esa maniobra. El abre los ojos, para comprobar cual era el obstáculo.

Pero más que obstáculo, se encuentra una bendición. Ahí se encontraba ella, hermosa y completamente dormida, apoyada sobre su pecho, abrazada a su cuerpo, el sol bañando su rostro limpio de maquillajes, viéndose casi una niña. Se veía tan en paz, si rencores, ni pasados tortuosos que la agobiaran, solamente ella con su hermosa esencia, su eterna Yeimy.

El sonríe medio adormilado aún, pero bastante despierto para enviar un agradecimiento silencioso a todo lo divino, a Dios por permitirle esta segunda oportunidad, de poder tenerla entre sus brazos.

Con su mirada de embobado, comienza a recorrer su rostro, memorizando cada parte de el, sin querer omitir ningún detalle, cada lunar, peca, que exista en su piel, quiere memorizarla en sus retinas para siempre. Sus ojos comienzan a bajar por su cuello y ahí medio tapado por su cabello que cae sobre su hombro, puede divisar un color rojo fuerte, frunciendo el seño preocupado, corre con su mano libre el mechón que cae en esa parte del cuello, a ver qué es, si es que está lastimada, ¿o que?... pero inmediatamente se ríe por lo que ve.
Ahí se puede observar el comienzo de un buen chupón, que obviamente había sido causado por el la noche anterior. Un sentimiento de orgullo lo inunda, la verdad que le encantaba ver marcas de su pasión en su su piel, se sentía privilegiado de poder besar su cuerpo, y dejar sus marcas. Sigue sonriendo y felicitándose en silencio, mientras mueve la cabeza de un lado a otro, pensando que cuando Yeimy vea ese chupon, lo va matar.

De golpe una necesidad fisiológica lo interumpe. Si, así es necesitaba hacer pis. Estaba en el dilema de no querer moverse para no despertarla, pero su cuerpo también estaba haciendo un reclamo sobre el, que no podía seguir ignorando. No quería despertarla, pero necesitaba levantarse. Con mucho cuidado, moviendose muy lentamente, retiro su brazo debajo del cuerpo de Yeimy. Ella hace un gruñido de insatisfacción, por el movimiento, pero no se despierta. Charly logra sentarse en el sillón, pasando sus pies a la alfombra y levantándose despacio, muy despacio tratando de hacer el mínimo ruido posible, no sin antes darse la vuelta para comprobar que siguiera durmiendo y volver a taparla, acaricandole la cabeza.

Después que el ya había desagotado su necesidad, se baño y cambio rápidamente. Con su jean negro roto en las rodillas, y su camisa blanca floreada. Regreso al living dónde su reina seguía durmiendo en el sillon, parecía un cuadro pintado por el más exquisito pintor, tapada solamente con su manta, mostrando parches de su piel iluminados por el sol. El se paró a unos metros de donde ella estaba acostada, con sus brazos cruzados y sonriendo nada más, quedando ahi observandola. Hasta que de golpe la idea de hacerle un buen desayuno a su princesa, para que recupere las energías perdidas y tambien para mimarla, se materializó en su mente. Inmediatamente se dirigió hacia la cocina, poniendo manos a la obra.

Se decidió por hacerle, unas arepitas con huevito revuelto. Eso lo sabía hacer a la perfección con un rico cafecito, negro sin azucar como a ella le gusta, lo sabia por que lo ha escuchado varias veces pedirlo de ella, de todos los encuentros que han tenido en los cafés, mientras hacian la alianza con Manin. Se dirigió a la cafetera, agregando café nuevo y prendiendola. Tomo dos huevos, los partió, y los comenzo a batir, mientras comenzó a cantar bajito. Una felicidad particular lo invadia esta mañana, que le daba ganas de cantar, bailar, saltar, de vivir, se sentía vivo. Hacia tiempo que no se sentia asi, y queria disfrutarlo, asi que con una amplia sonrisa cantaba.

"Quemame con el fuego de tu amor, me enloquece tu cuerpo, tu calor", con una mano sostiene el bols y con la otra bate, mientras que va cantando, moviendo sus caderas al ritmo de la cancion. El comienza a reírse aun mas si es posible, al escucharse cantar. En su mente se preguntaba, ¿tan loco lo vuelve está mujer ?, la repuesta pronto llego, lo vuelve tan loco y desbaratado que no se fijo que la cafetera estaba desbordando, en el afán de ir a apagarla, apoya el bols en el borde de la mesada de la cocina, causando que hago un estruendo terrible al caer al suelo, además de que queda todo salpicado de huevo y para colmo al sacar la cafetera para que dejara de desbordar, le cae un poco de café en la mano, quemandolo y gritando.

"Tenías que ser tu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora