" Golpe al corazón "

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El sol del medio día centellaba sin pudor sobre los oscuros lentes de sol de Yeimy quien se  encontraba apoyada sobre el costado de su imponente camioneta negra, observando bajo sus gafas aquel inmenso portón negro frente a ella, debatiéndose internamente de si tocar el portero o irse lo mas lejos posible de aquella puerta. Nunca se sintió una mujer débil o miedosa, la vida se había ocupado de hacerla madurar abruptamente, haciéndole pasar por alto varias etapas que toda persona normal vive a su determinado tiempo. Lamentablemente Dios, el destino o quien quiera llamarlo se había ensañado con ella prohibiéndole el privilegio de elegir cuando sentir o elegir, en su diccionario esas palabras no existían.

 El sentir era debilidad y la debilidad en el agujero donde estuvo la mayoría de su vida te convertía en una presa fácil de cazar. Por eso el miedo o cualquier sentimiento tenia que pasar a segundo plano. Mientras mas te convertías en una caparazón vacío de emociones, mas probabilidades tenias de vivir.

 Pero ahora parada frente aquel portón sus peores miedos venían a visitarla.  

¿Tenia miedo a Silvia? O ¿lo que significaba la presencia de ella en su vida? ¿miedo a que le pudiera arrebatar la felicidad que tanto le costo conseguir? o ¿miedo a que todo lo que vivió con Charly se convierta en un espejismo al cruzar esa puerta?.  

Una sonrisa amarga apareció en su rostro al pensar que parecía una mujer despechada a punto de armar un pleito con la amante de su pareja. Hasta tragicómico le pareció aquel pensamiento. 

 ¿Cuándo la gran Yeimy Montoya había caído tan bajo en sus inseguridades, a tal grado de tener que mover sus contactos en la DEA para conseguir la dirección de aquella mujer?. 

La idea de darse vuelta, entrar al coche y tomar el mismo camino que hizo para venir y salvar la poca dignidad que le quedaba, seguía latente en su cabeza. Pero el impulso de saber la verdad le gano cuando se dio cuenta que su mano estaba tocando el portero eléctrico de aquel lugar. 

Los minutos pasaban y nadie respondía a su llamado, no sabia si Silvia la estaba ignorando y esperando a que se vaya, ya que pudo notar que el portero tenia cámara. No se necesitaba ser un genio para saber que ella sabia de quien visitaba su puerta. 

Quizás sea mejor así pensaba Yeimy, sino la atendía jamás le rompería el corazón y podría seguir fingiendo que nunca vio aquel beso entre ella y Charly. Pero su terquedad volvió a ganar la partida haciéndole apretar de nuevo el portero. Esta vez apretando el botón mas tiempo del necesario, dándole un claro mensaje a su receptor.

Cuando estaba por darse por vencida y volver con su derrota a cuestas por donde vino, el sonido del portón eléctrico abriéndose la hizo voltear para encontrar frente a ella de brazos cruzados y expresión seria a la principal fuente de sus inquietudes.

Silvia miraba fijamente a la mujer que había robado el corazón del único hombre por el cual estaba decidida a dejarlo todo. La rabia y el asco la llenaba de una manera que no podía controlar. Quería dañarla, pero no físicamente, sino sentimentalmente, hacerle sentir el dolor y vacío que su alma siente al no poder tener la persona que ama. Quiere hacerla sentir miserable, que el insomnio la apodere todas las noches imaginando como otra mujer es la dueña del hombre de su vida. Apretando los dientes, tan solo salió una respuesta seca, escueta marcando su descontento ante su visita.

- ¿Usted que hace acá? ¿Qué quiere?.

Tomando una respiración profunda, saco sus gafas para poder verla directamente a los ojos.

- Necesito que hablemos.

- Nosotras no tenemos nada de que hablar. Así que se puede largar y dejarme en paz.

"Tenías que ser tu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora