"Tormento".

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Los sonidos a su alrededor tan solo eran ecos qué retumbaban en la lejanía haciendole perder la noción de espacio y tiempo en dónde se encontraba, era como si su cuerpo y cerebro no respondieran. Tan solo un ente sin reacción o emoción alguna.

Sus ojos ardían y quemaban de las lágrimas qué habían sido liberadas, mientras su mirada se clavaba sin pestañear en la pared frente a ella.
La única prueba de qué aún seguía con vida era su pecho qué subía y bajaba lentamente. Hasta ese movimiento era herculeo para el dolor qué su alma portaba.

Todo lo qué podía sentir era un dolor paralizante estrujando su corazón como una mano negra.
Todo lo qué había era una basta y amarga tristeza donde antes había amor y sonrisas. Ahora su corazón se sentía pesada con un doloroso vacío qué absorbía todo a su paso.

Su cuerpo se sentía estático, duro,  moverse requería de una fuerza qué ella misma no tenía desde el momento en qué la trajeron a la clínica y la sentaron en aquella silla de plástico dura.
Su respiración era lenta y entumecida, requiriendo toda la concentración para recordar la mecánica de la inhalación y la exhalación para oxigenar su sangre, cosa que el cuerpo hacía automáticamente, sino ya se hubiera muerto asfixiada hacía rato si de ella dependía respirar.

Las sombras de las enfermeras y médicos pasaban frente a ella en borrones, como fantasmas pululando a su alrededor y la sala de espera del hospital su infierno.

Sus manos manchadas de sangre seca  temblaban ligeramente escondidas entre sus rodillas vestidas de sus jeans manchados de polvo y manchas rojas oscuras ya secas.
Su rostro marcado y manchado por lágrimas qué caían silenciosamente dejando senderos entre el medio de la tierra de sus mejillas.
Su garganta quemaba y ardía, pero nada se comparaba con el dolor en su corazón.

Sus huesos se sentía pesados, sin fuerzas, se sentía vacía y agotada, no estaba segura de poder moverse de donde estaba, tan poco lo quería. ¿Para que? ¿ir a dónde?.

Su cabeza repetía una y otra vez la secuencia de Charly en esa ambulancia sin vida, sin un atisbo de vida, como exhalaba su último aliento, como lentamente se escapaba de ella.

¿Cómo se seguía? ¿Cómo se seguía en un mundo sin el? sin su compañero.
Sin despertarse con sus orbes azules llenos de vida adorandola por la mañana o su sonrisa brillante y arrogante que solamente le era dedicada a ella.
¿Como se hacía?.

Llorando más fuerte, su nombre cayo de sus labios en apenas un susurro, como si de una súplica se tratara. Bajo las mirada a sus manos temblorosas observando los hilos de sangre seca en ellas, la sangre de el. De golpe como si despertara de una terrible pesadilla un grito desgarrador salió de su garganta resonando en aquel lúgubre pasillo del hospital.

Su cuerpo comenzó a convulsionar por el torrente de lágrimas qué comenzaron a desbordar de su cuerpo sintiendo como el dolor se clavaba como un cuchillo en su pecho y la ahogaba. No podía soportar más, quería despertar de este terrible sueño y sentir sus brazos a su alrededor consolandola.
La voz de su hijo a lo lejos la llamaba como faro en medio de la oscuridad.

- ¿Mama?.

Yeimy levanto lentamente su cuello entumecido para ver cómo Erick venía corriendo por el pasillo. Su cuerpo por primera vez comenzó a reaccionar dándole una bocanada de alivio a su maltrecho corazón. Su voz salió rasposa y entrecortada.

- Hijo, me... lo ma..taron Erick, me lo mata..ron.

Erick corrió hasta sentarse al lado de su madre tomándola en sus brazos apretandola contra su pecho cuando Yeimy se abalanzó sobre el tomando con  desesperación su buzo entre sus dedos mientras lloraba desesperadamente abriendo la boca para respirar al sentir qué el aire no entraba a sus pulmones.

"Tenías que ser tu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora