Retrocediendo casilleros

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Yeimy se encontraba terminando de firmar unos documentos en su oficina.
El que la veía daba las impresión de estar totalmente absorta en lo que estaba haciendo, pero no era así. En su cabeza se repetían una y otra vez las imágenes de ella y Charly la noche anterior en su departamento.
Trataba de despedir esos recuerdos de su mente, pero no podía evitarlo, era imposible, se instalaban ahí y cada vez mas iban acrecentando, tanto que no sabía lo que estaba leyendo o lo que estaba firmando, solo podía recordar la manera en como la había tocado, besado hasta robarle el aliento, erizandole toda la piel de una manera jamás pensada.

Nunca había sentido tanto placer con un hombre en su vida, ni tanta piel, como varias veces lo había escuchado.
Pensaba que la gente que decía eso, eran unos cursis, cosas sacadas de telenovelas o libros. Pero no, gracias a Charly esa opinión termino en la basura, por qué lo que existe con Charly es piel, química o vaya a saber que es, pero es algo profundo, fuera de cualquier relación que haya tenido. Bueno no es que hayan sido muchas.
A veces se pone a pensar que a los 37 años de su vida, hayan pasado dos hombres nada más. No es que tampoco ella fuera una mujer de estar con cualquiera, pero a veces siente que se a perdido de varias cosas de la vida. Le hubiera gustado tener la opción de poder conocer más personas y quién dice también divertirse un rato. Tampoco que ella se cree una santa de devoción y esos pensamientos a veces la ponen melancólica.
En el pensar que los únicos hombres que estuvo ya los conocía de pelada.

Con Juancho siempre fue jugar a la casita, tenían obviamente sexo pero era lo normal, lo simple, rutinario. Había momentos en lo que ella necesitaba cambiar las cosas, necesitaba condimentar la relación, se hacía pesado. Recuerda una vez que quería probar cosas nuevas en la cama con el, como por el ejemplo el sexo oral, pero el imediatamente la rechazó, la alejo diciéndole que no era mujer para hacer esas cosas.

Pero en cambió con Charly es lo prohibido, lo lujurioso, lo oscuro. El saca a flor de piel la mujer atrevida, sensual escondida en ella, nunca se vio como una fem fatal en lo sexual, tampoco es que haya tenido tiempo para descubrirlo. Hasta a veces se sorprende de la libertad que siente cuando están juntos, como el no pone ninguna barrera, al contrario le da el embion para ir a 100.
Se desconcertaba por momentos pensado ¿Que clase de mujer era? o mejor dicho ¿Que clase de mujer quería ser?. ¿La que estaba con Juancho, fingiendo la casita feliz? o ¿la verdadera Yeimy, su verdadera esencia, ella en todo su esplendor junto a Charly?.
No, ella ya no se veía más haciendo el papel de buena mujer al lado de Juancho, no encaja, ella sabe que es pura candela, es una mujer fogosa al igual que lo es Charly. El la descubrió, como si de la piedra más preciosa se tratara, una mujer vestida de fuego que salió de su prisión y quién la llave tiene es Charly.
De golpe comenzó a formar Miles de escenarios en su cabeza, de las cosas que le gustaría probar con el. Sonriendo pícaramente no sabía que podía a llegar a tener una cabeza tan depravada.
Yeimy comenzó a reír y mover la cabeza de un lado al otro, despidiendo esos pensamientos hasta que el vibrar del teléfono arriba del escritorio la saco de su trance. Sin fijarse quién era atendió.

- Hablé.

- Princesaa, ¿así me hablas después de lo rico que la pasamos la otra noche?.

- Oigan a este bobo, ¿dónde estás? ¿Que es todo ese ruido?.

- Mmm.. ¡adivina!.

- Nose, escucho ruido de calle.

- Princesa, puede ser.

- ¿En Gray shark?.

- Frio, frío pues.

- ¿encerio? ¿podés ser tan idiota?

- Oigan a mi tía. Adivina ome.

Yeimy refunfuña por lo bajó y sigue hablando.

- En tu casa.

"Tenías que ser tu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora