Tan imperfecto, perfecto

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Erick se encontraba sentado en uno de esos tan incómodos asientos de plásticos en la sala de espera ya tan familiar para el.
Trataba de recordar cuántas veces había presenciado este lugar, cuántas veces se había sentado en esta silla horrible e incomoda. Podría decir más de las que les gustaría contar.

Su rodilla rebotaba hacia arriba y abajo en signo de ansiedad al aún no haber recibido ninguna noticia por parte de algún médico sobre el estado de su madre.
Habían pasado ya varias horas desde que la vio ingresar en la camilla a traves de esas puertas dobles y no saber mas nada y eso lo ponía más histérico de lo que ya estaba. Miles de ideas de lo que podría estar pasando cruzaron por su mente haciendo que su estádo emocional comenzará a desquebrajarse.
Lo único que podía recordar era a unos de los doctores decirle a los demás enfermeros de que tenían que hacerle algunas tomografías para descartar cualquier lesión que pudiera haber. Luego de eso el silencio y la incertidumbre absoluta.

No entendía nada, no sabía por qué su familia siempre corría con la misma suerte. Cómo de alguna manera algunos de sus seres queridos terminaban pasando por las puertas dobles del hospital.
Sentía como su estabilidad emocional estaba por quebrarse como un cristal, abandonandolo, sus cienes palpitaban y no le daban tregua alguna.

Su cabeza estaba agachada mirando sus manos entrecruzadas sobres sus rodillas, hasta que sintió como alguien apretaba su hombro. Ese toque le trajo una tranquilidad que no podía describir, una nueva sensación de paz lo abrumó espantando por un segundo aquella amarga oscuridad que quería engullirlo. Levanto su mirada para encontrarse con aquellos preciosos y nobles ojos color almendra. Su voz melodiosa y dulce retumbó en aquella sala casi vacía.

- ¿Q'hubo mi flaco?.

Por un instante solamente quería perderse en esa mirada y no encontrarse nunca más. Quería abandonar el dolor y la desazón que su alma sentía en aquel momento.

- Hey, no se. No se, la llevaron hacer análisis pero nadie salió a decir nada.

- Hey, hey. Tranquilo ¿si?. Yo estoy acá mi mono.

- Gracias Irma. Gracias por todo yo ..

Irma no lo dejo terminar al ver que de nuevo comenzaba a desmoronarse frente a ella como una pila de naipes.
Lo tomo del cuello y lo atrajo a su pecho para dejar que se desahogara en ella, para tomar su tristeza aunque sea un rato.
Podía sentir la congoja en Erick, como sus manos en su espalda la apretaron más a él, agarrandola como si de un salvavidas se tratara.
Irma paso sus dedos en su cabello corto, apretando mas su cabeza contra su pecho mientras apoyaba su cabeza contra la de el, cerrando los ojos y compartiendo su dolor, su angustia. Le partía el corazón ver a la persona que ama sufrir tanto.
Poco duro aquella ensoñación cuando el grito agudo de la persona menos esperada perforó sus tímpanos.

- No lo puedo creer.

Erick imediatamente al escuchar la voz de Sandee levanto la cabeza del pecho de Irma y se incorporo alejándose de ella, para pararse frente a su novia. Dejando a Irma con un sentimiento de culpa y vacío.

- Sandee, ¿que estás haciendo acá?.

- Que, ¿que hago acá?. Pues venir a consolar a mi NOVIO.

- No es lugar para hacer una escena.

- ¿Yo escena?. Escena está mosquita muerta que se aprovecha de la situación para tirarte encima tuyo.

Señalo a la mujer que estaba detrás de Erick. Irma al sentirse señalada una ira la apoderó produciendo que no midiera sus palabras.

- Oiga a esta atrevida.

Ya encaminaba sus pasos hacia la pelicastaña para enfrentarla, cuando el brazo y la mirada de Erick la detuvo en seco.

"Tenías que ser tu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora