Rojo profundo.

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Contenido para adultos.
Mayores de 18 años.
Leer bajo su responsabilidad.
Disfruten ☺️.






En el silencio de ese cuarto de baño la voz ronca de Charly corto el aire.

- ¿Así que, nuevo novio? La verdad que no lo veo tu estilo. ¿O que?.

Charly comenzó hacer gestos con las manos y encogiéndose de hombros, mientras sus ojos estaban anclados a la piel tersa de la espalda de Yeimy. Que era vista gracias al escote en su espalda. Lentamente fue acercándose, probando las aguas.

Yeimy se incorporo de golpe del lavamanos y se dió la vuelta apoyando su trasero en el borde de este y sus manos a los costados, mirándolo, apoyando su peso, con sus palmas, en el frío mármol negro. La risa socarrona en encontró en el rostro de Charly, hizo que su cuerpo ardiera de rabia, provocando que escupiera las palabras.

- ¿Que mierda estás haciendo acá?.

- Ay, Perdón. ¿tenés miedo que nos vea el carechimba ese? Perdón, ¿tu novio? ... O para, para, ¿serás que SOS vos la celosa?.

- Celo...¿que? No invente cosas quiere. Vaya y siga haciéndose el seductor, que le sale muy bien.

- Ay princesa, pues no te pongas así, si sabés qué soy todo tuyo, nada más.

- ¡Oigan al ridículo este! ¿sabe que? no me interesa. Vos y yo no somos nada, NADA. Así que, adiós.

- ¿A si? ¿No somos nada?.

-¡Eh Ave María!.  Yo no soy nada suyo, ni usted mío. ni nada, así que abrase. Vallase Y déjeme en paz.

Charly comenzó a acercarse despacito a ella, de nuevo. Había detenido sus pasos cuando comenzaron a hablar, para prestar suma atención en ella. Pero Charly podía ver a través de la armadura que Yeimy se quería autoimponer, sabía que estaba haciéndose la dura, la interesante para alejarlo. La conocía demasiado bien, tanto qué sabía cómo desquebrajar esa armadura. Sus pasos eran lentos, pero seguros, sabía lo que hacía. Yeimy clavaba las uñas en el duro mármol, detrás de ella, rogando en silencio que no se acercará más. Por más fuerte que podría mostrarse por fuera, por dentro era un manojo de nervios y bronca acumulada. No sabía cómo podría reaccionar al tenerlo cerca, si borrarle de una trompada esa sonrisa estúpida que tenía en este preciso momento o salir corriendo de ahí mismo, huir de el.  Perdida en sus pensamientos, no se dió cuenta de ver qué se encontraba ya Charly frente a ella. Ella clavó sus ojos en los de el, esperando. Como si un ciervo se hubiera quedado congelado, frente a los faros de un coche. No podía moverse. Charly, sin esperar permiso, avanzó, era su oportunidad. Acercó lentamente su rostro al de ella y en un susurro, cerca de su boca le hablo.

- ¿asi que no sos mía?.

Charly nunca le gustó mostrarse posesivo, no lo necesitaba. Sabía que las mujeres eran de el, que ellas morían por el. Pero con Yeimy, surge un instinto primitivo, animal. La quiere, la necesita solo para el, suya y de nadie más. Necesita escucharlo de sus suaves y rojos labios, que es de el. Que el es el dueño de sus suspiros, de sus pensamientos, de sus fantasías. Como ella es las de el.

Yeimy viendo las intenciones de Charly, apoyo firmemente su mano en el pecho de el, alejandolo de ella. Pero su fuerza de determinación, estaba siendo evaporada al sentirlo tan cerca, al sentir su pecho firme y caliente bajo la palma de su mano, sentir su perfume, que secretamente le encanta. Yeimy sabe, lo sabe muy bien, con tan solo tenerlo así de cerca, su cordura sale volando por la ventana. Sus artimañas la debilitan y esos ojos color cielo que la traspasan, la tocan hasta lo más profundo de su ser. Esa mirada, que trasmite tantas palabras aún no dichas, no puede luchar, no quiere luchar. No entiende por qué para el mundo esto está mal, cuando se siente tan bien para ella.

"Tenías que ser tu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora