El Pabellón De Los Psiquiátricos

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Los días pasaron, aprendí a tocar la guitarra, me comí 70 lápices, viajé cinco veces al mismo lugar y cinco veces me fui a bañar con aceite y un espárrago cada vez más áspero.

Canté bajo el agua, grité bajo el agua, pensé bajo el agua, pero no nadé bajo el agua.

Le puse al arcoíris un nuevo color con tu nombre, y vi todos los días el cielo pintado de ese color.

Hice una fiesta sin personas y la llamé la fiesta personal a donde sólo fuimos mi persona y yo.

No fue fácil decirle las cosas al tiempo, el siempre vive hablando, una sola vez lo he visto callarse y fue cuando tu me besaste, luego yo te besé y casi le da un paro cardíaco.

He estado soñando con tus senos grandes, y tus ojos al volar, empezando desde cero siempre que cumplía un 14.
Hay niña, imposible no querer recordar.

Pero bueno, los días pasaron y empecé a escribir por las noches, a mojar la mirada por las tardes, a prometerle victorias a la mañana.

Los días pasaron y tuve que entender que entender no es fácil.

Le metí dos goles a la existencia, y le quité las ruedas a la bicicleta, aunque los goles me los anularon y la bicicleta sigue siendo ajena.

Jugué al parques sin dados y al ajedrez sin reina mientras tú te escondite en esa montaña fría.

Me corté las uñas y me salió un callo en la muñeca por pegarle a la guitarra mientras la toco como si fuera una caja peruana.

Compré 12 corazones para que me alcancen para cada mes del año que viene aunque el año que viene no creo conseguir los otros.

Respiré por las manos, me tomé una cerveza, me acosté temprano, me tomé otra cerveza, conseguí un nuevo amigo que tomaba cerveza, entendí que la cerveza es el río de los náufragos.

Me encontré en una esquina, me salí de la iglesia, me llevé la palabra y mis camisas mangas largas.

Caminé por otras calles, me callé muchos caminos, arrastré los pensamientos y los sentires más prohibidos, no he podido dar la mano por no recibir lo mismo, no he podido ser el mismo que ayer te brindó una mano.

Y así, amor, así los días pasaron...
Me salí de aquella ciudad y pagué con lágrimas todas mis deudas.

Desperté llorando por el dolor y paralizado por el miedo.

Me casé con tu recuerdo y tú no asististe a la boda. Pero me siento bien...

A pesar de las heridas y las perdidas sigo caminando, sigo escribiendo y eso para mí es sangre.

Le corté una oreja al cielo para que me escuche todas las noches, le compré una excusa a la mente para que te siga pensando, me bañé en un pueblo que no conocía, dormí con el suspiro de un león para dejar de ser yo.Pero me siento bien...

El cielo sigue siendo púrpura, aunque la gente lo vea azul, los girasoles siguen siendo tu flor, aunque te regalé fueron margaritas, la playa siempre será nuestra playa, y el mundo se va a tatuar mis palabras.

Y bueno...
Cállate corazón, ¿no ves que ya es tarde?Tus besos no son de nadie, y las lágrimas a esta hora valen oro.

Si me vas a besar, bésame, si me vas al curar, cúrame. Pero no juegues con la posibilidad porque ya me sabes a tortura.

De todos los posibles caminos para un poeta, me encuentro caminando en el pabellón de los psiquiátricos.

MelancolíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora