Con todo y lo bien que parece que me está yendo, no me siento feliz.
Hace tiempo que no tengo certeza de casi nada.
Escribo.
Aunque escribir no me alcanza para llenar los huecos.
Aunque las letras no me tapan todos los vacíos.
A veces creo que cantar tampoco.
Creo que lo que necesito es actuar.
Pero de alguna manera me siento atado a alguien.
Y lo peor es que la amo.
Tengo una oración personal que recito de vez en cuando a un dios incierto.
Repito:
Amado señor,
guardian de mi voz,
alivia mi mente,
y mi corazón.
Calla mis recuerdos,
silencia el rencor,
porque no recuerdo
vivir sin dolor.